Edición 15

Entrar a la universidad es una cosa de costos

Print Friendly, PDF & Email

Alfonso Accinelli / Para EDUCACCIÓN

Con tanto esfuerzo ingresaste (…)
y ahora ya te reventaste.
Grupo Río (1986), La universidad [cosa de locos]

Faltando algunos meses para terminar el colegio, recibí la llamada de una universidad privada felicitándome por haber ingresado. Además, por mi buen desempeño académico, era acreedor a una beca parcial. Confundido, porque nunca había postulado a esa universidad, le agradecí por el interés informándole que su universidad no ofrecía la carrera que me interesaba.

Yo quería postular a una universidad nacional. Evidentemente, mi formación en el colegio no me había preparado para poder superar el examen de admisión. Así que me inscribí en el centro preuniversitario. Luego de un semestre, con un sinnúmero de horas de estudio y otras tantas resolviendo exámenes tipo, ingresé.

Terminando ese año, decidí cambiarme de carrera y de universidad e ingresé sin dificultades a una universidad particular. No tenía sentido mayor preparación luego de haberme entrenado por medio año en dar pruebas de admisión.

Así, en tan solo un año, había confirmado lo que parece ser sentido común: es fácil ingresar a una universidad particular y difícil ingresar a una universidad pública. ¿Pero por qué funciona así? A pesar de las diferencias, en los dos casos el dinero y en qué momento se obtiene juegan un rol muy importante.

Gratuidad de la enseñanza, casi

Para las universidades públicas, el dinero se obtiene antes de que los alumnos ingresen. Los incentivos se alinean para tener la mayor cantidad de postulantes posibles al menor costo, ya que la gratuidad de la enseñanza es un derecho, más no la gratuidad de la postulación.[1]

Además, los ingresos propios de una universidad pública, como son los provenientes de los exámenes de admisión y el centro preuniversitario, no tienen ningún a restricción en la Ley Universitaria. Por ello, pueden ser usados discrecionalmente para los fines que esta crea conveniente dentro de su marco legal.

Así tenemos que en un solo examen de admisión, la Universidad Mayor Nacional de San Marcos (UNMSM) recauda más de S/.10 millones[2]. Considerando lo bajo que son los costos de diseñar y aplicar un examen de opción múltiple, resulta un sistema muy rentable. Lo mismo sucede con el centro universitario, por el cual obtuvo S/.29.2 millones en el año 2014[3].

Cabría preguntarse por qué se tiene una barrera de entrada en la educación superior pública al cobrar más de media Remuneración Mínima Vital (RMV) para poder postular y casi el doble de una RMV para poder prepararse en el centro preuniversitario. ¿No deberían ser gratuitos o, en el peor de los casos, cobrar únicamente los costos administrativos?

Además, el sistema actual es tan contraproducente que no sólo ha generado un muy lucrativo mercado paralelo de centros preuniversitarios y academias, sino que el objetivo de un número cada vez mayor de colegios (preuniversitarios) es preparar a sus estudiantes para dar un examen que “tiende a promover aprendizajes fragmentarios y memorísticos”[4], atentando contra la integralidad de su desarrollo y pervirtiendo los fines de la Educación Básica. Once años de formación reducidos a tres horas con un lápiz 2B.

Regálale una beca

En cambio, las universidades particulares obtienen el grueso de sus ingresos de las pensiones. Los incentivos están en lograr la mayor cantidad de ingresantes posibles, teniendo tasas de ingreso superiores al 95% en muchas carreras y hasta del 100%, como es el caso de Administración en la Universidad San Pedro, la Universidad Peruana Los Andes o la Universidad de Huánuco[5]. Los exámenes de admisión son entonces meros formalismos.

Pero para lograr más ingresantes, deben de posicionarse en el mercado. Por eso las universidades privadas invierten tanto en publicidad, actividades de promoción e incentivos para ingresantes como las becas parciales o canales preferentes de postulación. En Chile, un estudio encontró que las universidades de menor calidad gastaban más en publicidad, llegando hasta el 20% de su presupuesto anual[6]. ¿No parece acaso el diagnóstico de las prácticas de nuestras universidades privadas?

Siendo la educación superior un negocio tan rentable, no debería sorprender a nadie que el crecimiento de las universidades privadas haya sido exponencial, alcanzando actualmente la cifra de 91[7], muy superior a las 44 que existían en el año 2000[8]. El número se encuentra en alza sostenida desde el año 1996, cuando se aprueba el Decreto Legislativo N°882, Ley de Promoción de la Inversión en la Educación, que permite que las universidades funcionen con fines de lucro.

El baile de los que sobran

Un estudiante no está en capacidad de poder medir adecuadamente si tiene las competencias y conocimientos mínimos para superar exitosamente su vida académica porque está en una posición asimétrica respecto a la universidad. Más bien, esta última debería tener algún nivel de responsabilidad en el destino de sus ingresantes, de forma que estos no inviertan grandes cantidades de tiempo y dinero inútilmente.

Un buen inicio en esta senda sería tener indicadores de porcentaje de graduados por carrera, para que los postulantes puedan conocer cuáles son las probabilidades que su esfuerzo termine satisfactoriamente. Por ejemplo, en EEUU, luego de seis años de iniciados los estudios universitarios el 57.2% de los estudiantes de universidades públicas y 65.5% de universidades privadas sin fines de lucro se graduaron. En cambio, sólo el 31.9% de los estudiantes de universidades privadas con fines de lucro lo hicieron. Asimismo, a mayor nivel de selectividad, mayor porcentaje de graduación: sólo el 34.8% de aquellos estudiantes que ingresaron sin examen de admisión habían logrado graduarse[9].

Una segunda opción es asegurar “el ingreso de los jóvenes que reúnan las mejores condiciones para realizar con éxito los estudios universitarios que requiere la formación profesional moderna”[10] a través de pruebas coherentes. La UNMSM tuvo la iniciativa en el año 2006 de realizar una prueba que, además de medir el desarrollo cognoscitivo de los postulantes, medía las habilidades composicionales con preguntas tipo ensayo pautado. Luego de un breve período y por causas por determinar, cayó en desuso, y actualmente se utiliza el modelo tradicional que data de los años 70.

Finalmente, se podrían generar incentivos o castigos económicos en función a las tasas de fracaso académico en los primeros años de estudios, donde se hace evidente la disparidad entre los requisitos de ingreso y la exigencia académica. Otras medidas posibles de índole administrativo incluyen la estandarización o fiscalización de los exámenes de admisión, la regulación de las vacantes de las carreras según las tasas de graduación y demanda del mercado, así como poner cotas a los gastos en publicidad.

Lima, 31 de octubre de 2015

NOTAS

[1] Artículo 100. Ley N°30220 – Ley Universitaria
[2]
Obtenido de la Oficina de Admisión de la UNMSM y La República. Para el Examen de Admisión 2015-II postularon 29,591 personas. Considerando que cada una de ellas debe pagar por derecho de inscripción S/.320 (Colegio público) como mínimo y S/.470 (Colegio privado) como máximo, además de S/.60 por el prospecto de admisión, obtenemos que en un escenario muy conservador, S/.380 x 27,000 postulantes = S/.10’260,000.00.

[3] Obtenido de Seguimiento de la Ejecución Presupuestal (Consulta amigable) del MEF.
[4] Miljanovich, Manuel (2005). Fundamentación del nuevo modelo de prueba de admisión
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos En: Revista IIPSI, Vol. 8, N°1. Lima: Facultad de Psicología de la UNMSM. p. 139-144.
[5] Obtenido del Observatorio y Empleo “Ponte en carrera”.
[6] Obtenido de El Mostrador
[7]
Obtenido de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU)

[8] Díaz, Juan José (2008). Educación superior en el Perú: tendencias de la demanda y la oferta. En: Benavides, Martín (ed.). Análisis de programas, procesos y resultados educativos en el Perú: contribuciones empíricas para el debate. Lima: GRADE. p. 83-129.
[9] Obtenido del National Center for Education Statistics
[10]
Miljanovich, Manuel (2005). Fundamentación del nuevo modelo de prueba de admisión de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos En: Revista IIPSI, Vol. 8, N°1. Lima: Facultad de Psicología de la UNMSM. p. 139-144.

Alfonso Accinelli
Magister en Planificación Educativa, Economía y Desarrollo Internacional (Institute of Education - UCL). Profesor (UPCH). Ingeniero Civil (PUCP). Alumni de Enseña Perú 2012 y becario Chevening 2017 - 2018. Se ha desempeñado como asesor y coordinador en la Oficina de Apoyo a la Administración de la Educación y la Dirección General de Educación Básica Regular del Ministerio de Educación del Perú, ha trabajado también en el MINSA, entre otras entidades.