Pilar Álvarez / El País
Casi todos parecen de acuerdo. PP y PSOE coinciden con la Plataforma Estatal por la Escuela Pública en que España debeextender la educación hasta los 18 años. El debate aflora en precampaña electoral, con matices pendientes: si debe ser una etapa obligatoria, cuánto hay que invertir o a qué alumnos dar más atención. Los expertos coinciden en que es beneficioso para la sociedad, pero ven difícil que se queden en las aulas justo los alumnos que se van desencantados.
Seis países europeos (Alemania, Bélgica, Hungría, Holanda, Polonia y Portugal) tienen enseñanza obligatoria hasta los 18 años. En la última etapa, compaginan formación en las aulas con horas de prácticas en las empresas. Otros, como Holanda, no permiten que ningún alumno abandone el sistema obligatorio hasta que no consiga un título. Y ese es precisamente uno de los dramas de España, con las tasas de fracaso escolar más altas de Europa. Es decir, alumnos que abandonan el sistema a los 16 años sin tener la Educación Secundaria Obligatoria.
“Habría que ampliar la educación hasta los 18 precisamente por eso. No es de recibo que un chaval de 16 que pasa casi toda su vida escolarizado se marche sin nada, eso es un fracaso. Pero lo cierto es que el que se queda fuera es porque no quiere estar. ¿Cómo le obligamos?”, pregunta Alberto Arriazu, presidente de la federación de asociaciones de directores de instituto, la Fedadi.
En España, casi el 92% de los alumnos de 17 años y el 80% de los de 18 siguen en clase, según los últimos datos del Ministerio de Educación, del curso 2012-2013. Aunque estamos por debajo de la media europea, no son tantos los que quedan fuera. Se trata de los desencantados, malos alumnos que solo volverían, a decir de distintos expertos, si se les ofrece un aprendizaje más práctico como el de los vecinos europeos., La clave está en la Formación Profesional, una etapa en la que España anda floja.
Aproximadamente un tercio de los alumnos optan por esta etapa postobligatoria. La última propuesta implantada con la reforma educativa, la FP básica, no termina de arrancar. Atrae a menos alumnos que los previstos —han tardado dos años en superar los 60.000 alumnos que preveían en el primero— y la mitad no han conseguido promocionar al curso siguiente.
“Necesitamos que sea un ciclo más práctico, con atención más cercana e individualizada y eso supone darle la vuelta al sistema educativo como a un calcetín”, añade Arriazu. Junto con el sociólogo de La Laguna José Saturnino, defiende además que este tipo de alumnado requiere un profesorado más especializado, más “familiarizado con la diversidad”. “El profesor que se encarga de los alumnos más difíciles no es el más preparado, sino el último en llegar”, denuncia Saturnino.
Más plazas de FP
Hacen falta mejores profesores y también más plazas. Comisiones Obreras calcula que cada año unos 70.000 aspirantes a la Formación Profesional se quedan sin plaza. El PSOE ha prometido 200.000 plazas nuevas en cuatro años y el PP promete también centrarse en una formación más cercana al mundo laboral, aunque no ha cuantificado cuánto ni como. Otros, como Ciudadanos, abogan por abrir el debate y centrarlo más en la formación a lo largo de la vida, de nuevo conectar trabajo y aula.
El PSOE anunció el lunes su intención de hacer “obligatoria” la educación hasta los 18 y luego se desdijo. Lo que persiguen, según su programa, es que “se extienda la obligación de las Administraciones educativas de ofertar plazas hasta los 18 años”. El PP tampoco lo quiere obligatorio ni los expertos consultados.
El colectivo Lorenzo Luzuriaga, vinculado al sindicato UGT, por ejemplo, considera que esa obligatoriedad supondría “tener que subvencionar la etapa de Bachillerato y destinar más dinero para conciertos con los centros privados”, señala su coordinadora, Aurora Ruiz.
“Se necesitan cambios previos, hacerlo obligatorio sería el último escalón”, ahonda el sociólogo José Saturnino. Por ejemplo, “flexibilizar el sistema educativo acabando con los callejones sin salida al final de cada nivel”. El título de la secundaria, ese que muchos alumnos de 16 años se marchan sin obtener, es necesario para acceder a FP. Saturnino defiende que se abra una vía “menos academicista” para que puedan continuar formándose los que no terminan la ESO.
“La cultura actual es que los alumnos de secundaria aprendan lo mismo que das en la Universidad pero en un grado de menor profundidad”, explica. Saturnino lo ejemplificaba en un artículo publicado recientemente en la revista Escuela: “Todos estaremos de acuerdo en que debe saber leer, escribir y tener nociones básicas de matemáticas y ciencias naturales para desarrollar su trabajo, así como ciertos niveles de empatía. Lo que no tengo tan claro es que deba conocer la poesía española medieval o saber lo que es una sinalefa”.
FUENTE: El País / España, 26 de Octubre de 2015