Familia y escuela como complementos para una mejor educación

Print Friendly, PDF & Email

Danilo De la Cruz Ramírez / Universidad Peruana Cayetano Heredia

Las familias están pendientes de lo que sucede en la escuela con sus hijos; sin embargo en muchos casos, temen acercarse individualmente a ella para un reclamo, sugerencia u observación que quisieran alcanzar; las veces que hacen un reclamo, mayormente, es a través de un colectivo u organización que tiene la institución escolar, llamada Asociación de Padres de Familia o Comités de Aula. Asimismo, existen instituciones privadas y públicas que han establecido mecanismos de comunicación un poco más cercanas a las posibilidades y expectativas de las familias.

Las familias tienen algunos indicios para argumentar que la escuela va bien o va mal desde su mirada. Tienen demandas muy naturales por la educación escolar de sus hijos y algunas de ellas estrechamente relacionadas con el afecto y el buen trato que reciben en la escuela. González (2005) señala que “ser padres hoy está ligado al concepto de educación, y esto no sólo es una faceta más dentro de sus funciones” (p. 13). No cabe duda que por ello, las familias extienden sus manos a la escuela para complementar la educación de sus hijos.

En el año 2015,  en una encuesta aplicada a padres de familia1 de los primeros grados de la escuela pública, los formadores de los programas identificaron un conjunto de demandas que ellos hacen a la escuela “a nuestros hijos los deben llamar amablemente por su nombre y no por su apellido”, “que los profesores feliciten a los estudiantes por sus aportes en la clase y no a algunos cuantos”, “las formaciones deben ser breves y alentadoras”, “que los docentes tomen importancia a los problemas de sus hijos”, “la escuela valore los tipos de inteligencia”, “que los profesores escriban en el cuaderno palabras que los aliente y eviten bajarles la autoestima con sus marcas o notas con color rojo”, “los profesores deben tener altas expectativas sobre los estudiantes, evitar desanimarlos”.

Todo lo antes mencionado es una muestra de que las escuelas deben ir conversando con las familias para recoger sus expectativas, sugerencias opiniones o reclamos con la finalidad de mejorar el servicio educativo. Meléndez (2002), en su libro titulado “En educación todos cuentan” afirma que la familia es vital para el desarrollo de la institución escolar. Ello requiere la necesidad de un trabajo más elaborado y fino con ellas, pues las familias tienen una diversidad de saberes muy rico que se debería aprovechar para establecer un vínculo de colaboración con la escuela, de tal manera que contribuya en la educación de sus hijos.

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España (2014), señala que

a relación entre familia y escuela será cooperativa y complementaria siempre y cuando exista un reconocimiento mutuo de las competencias educativas de cada una de ellas, estableciendo límites de actuación y valorando y respetando el trabajo del otro; una comunicación entre ambas a partir del diálogo y la implicación en la educación, vista como un proceso continuo que no depende solo de la escuela o de la familia, sino de ambas (p. 219).

Encontramos estas conclusiones como producto de varios estudios que se mencionan en el texto y que, en el caso de nuestro país, es necesario reforzar para evitar algún tipo de conflictos.

En los programas que desarrollamos a través de la Unidad de Investigación en Mejoramiento de la Calidad en la Educación Básica de Facultad de Educación de la UPCH, venimos dando un lugar primordial a las familias por su aporte en la mejora de los aprendizajes. Las familias tienen atención prioritaria y se tiene un horario accesible para ellas. En algunos casos, los docentes deben visitar a las familias en sus respectivos domicilios. Por otro lado, ellas son valoradas por las acciones que realizan en sus hogares y que son un complemento fundamental para el trabajo escolar. Cabe señalar que el programa incorpora a las familias de los estudiantes y de la comunidad en estas actividades que ayudan a lograr los objetivos propuestos. Entre estas actividades se pueden mencionar:

  • Una madre o un padre de familia que le cuenta la historia de su vida a sus hijos y se la va narrando día a día, de esta manera señala los hitos de su vida.
  • Una familia, durante el fin de semana pide el apoyo de sus hijos para embarcarse en la preparación del almuerzo. En este proceso, se conversa sobre las bondades de la cocina peruana, la variedad de alimentos que tenemos y la riqueza de sus propiedades.
  • La celebración de cumpleaños familiar abre un espacio para valorar a la persona que cumple los años, así como recordar sus fortalezas y esfuerzo por salir adelante.
  • Una familia que escribe petitorios al directivo de la escuela sobre sus preocupaciones, ideas de mejora y su disponibilidad para aportar a la mejora institucional.
  • Familias que forman parte de los proyectos educativos y son involucradas en la planificación, ejecución y desarrollo de la propuesta.
  • Miembros de familias que vienen a la escuela para compartir testimonios de vida o para compartir con los niños y niñas alguna habilidad que tengan.

Las familias tienen una gran potencialidad y hoy son más indispensables que nunca. Por lo tanto, se necesita trabajar más fino con ellas y tener una cercanía amable y respetuosa. En este sentido, las familias requieren de una dosis de motivación desde los diferentes actores de la escuela; es decir, los docentes en las reuniones de aula deben motivar la participación a través de la escucha activa del aporte de las familias y a la vez propiciar su compromiso  en el apoyo al procesos de aprendizaje; por su parte, los directivos deben contar con estrategias para hacer de las familia una organización que aporte a la mejora de la escuela, lo que supone darles algunas responsabilidades que motivarían su participación. Finalmente, la escuela en su conjunto debe saber reconocer el aporte de las familias en actos públicos, tanto ante las autoridades de la comunidad local como de las autoridades educativas.

1  Padres de Familia del programa de formación continua de maestros en servicio “Aprender para Crecer” – FAEDU-UPCH- 2014.

Referencias bibliográficas

González, J. (2005). Ser padres: Aprender a ser un padre del siglo XXI. Madrid, España: EDIMAT LIBROS.

Meléndez, R. (2002). En educación todos cuentan. Estrategias para el trabajo con padres de familia. Lima, Perú: PIEDI.

Ministerio de Educación del Perú (2008). Manual para padres. Lima, Perú: MINEDU.

Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España (2014). La participación de las familias en la educación escolar, ”, [en línea], disponible en:

http://www.mecd.gob.es/dctm/cee/publicaciones/estudioparticipacion/estudioparticipacion.pdf?documentId=0901e72b81b45e35

* Danilo de la Cruz es miembro de la Unidad de Investigación en el Mejoramiento de la Calidad en Educación Básica de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia

Fuente: Boletín de la Facultad de Educación de la UPCH / Lima, mayo de 2017