Alex Ríos Céspedes [1] | EDUCACCIÓN
Todos los expertos coinciden en que la tasa de deserción aumentará por efecto de la COVID 19, principalmente en las poblaciones más vulnerables. De acuerdo al Banco Mundial “cuando las escuelas reabrieron luego de cerca de un año académico de cierre debido a la crisis del ébola en Sierra Leona, la probabilidad de que las niñas fueran a la escuela era de 16 puntos porcentuales menos”[2]. A nivel de América Latina, UNESCO estima que 3.1 millones de estudiantes, desde el nivel de preescolar hasta el nivel superior podrían dejar de estudiar el siguiente año como consecuencia del impacto económico de la pandemia. Según el mismo informe, la educación superior podría experimentar los mayores índices de abandono escolar con una reducción de 3.9% en la tasa de matrícula, seguido por el nivel preescolar (3.0%), secundaria superior (2.3%), secundaria baja (1.6%) y primaria (0.4%)[3].
Esto tendrá impactos severos en los proyectos de vida individual y colectivo de los adolescentes en el entendido que cada año de escolaridad que se pierde afecta el acceso a oportunidades, mejores condiciones laborales y el ingreso futuro de las personas[4][5][6][7][8][9]. Para América Latina se ha calculado que cada año adicional de escolaridad perdida disminuye las ganancias de un individuo en 9.6% en promedio[10].
El panorama no pinta bien. De acuerdo a la Encuesta (EPE), la tasa de empleo adecuado en el trimestre mayo-julio cayó 56% en comparación con el mismo trimestre en el 2019. Pero cuando se desagrega por grupos de edad, aquellos entre 14 y 24 años han tenido una reducción de 67%[11]. Es decir, 2 de cada 3 adolescentes y jóvenes han perdido su trabajo producto de las secuelas económicas del coronavirus. Los adolescentes que egresan de secundaria y peor aún, para aquellos que, por diversas razones, tuvieron que dejar la secundaria durante la pandemia, se enfrentarán a un contexto laboral ralo de escasas posibilidades. Sostiene Hugo Ñopo que, si no habrá posibilidades de trabajo o existirá mayor oferta que demanda laboral, lo mejor que pueden hacer los egresados de secundaria es que continúen invirtiendo en su capital humano, es decir, seguir estudiando.
Si la sugerencia es seguir estudiando, la formación técnica es una de las mejores alternativas que se pueden ofrecer a los adolescentes. El valor de la formación técnica está ampliamente documentado[12]. Bassi y Ñopo (2016) muestran que los retornos de la secundaria técnica para el caso peruano son un 19% más altos que los de tener sólo secundaria regular. Existen experiencias como la UGEL 7 de Lima Metropolitana que implementó una experiencia sobresaliente en el 2016. Lavado y Martínez han promovido una propuesta de formación técnica para distritos PEPI[13][14]. En la actualidad la CEFOP Fe y Alegría 57 y el programa Horizontes implementan acuerdos de colaboración entre escuelas secundarias, CETPRO e Institutos Superiores Tecnológicos para ofrecer formación técnica desde la secundaria. La posibilidad que la formación técnica se convierta en una estrategia que puede ser fomentada ante el embate de la deserción originada por la COVID 19 ha sido puesto en consideración por el BID[15], Banco Mundial[16] y la UNESCO[17]
Pero la formación técnica no sólo permite prepararse mejor a los egresados de secundaria, sino también que puede reducir posibles tasas de deserción de los adolescentes, si es que es ofrecida durante la educación secundaria. Como sostiene UNESCO, algunos países han logrado que la enseñanza secundaria sea más equitativa y más adecuada al mundo del trabajo diversificando los planes de estudios para responder a una mayor variedad de intereses y aptitudes; estableciendo un equilibrio entre las asignaturas generales y las asignaturas de carácter técnico y profesional, y facilitando la transición de la educación secundaria a la educación superior o al trabajo[18]. No es el caso del Perú. Aunque en América Latina, las escuelas técnicas representan el 21% de la matrícula de las escuelas secundarias, la oferta en Perú es sólo del 2%[19]. Ha sido recién en el 2020 que se empezó a reconocer secundarias de variante técnica con posibilidad de ofrecer hasta 8 horas de Educación Para el Trabajo (EPT) que se espera pueda ser convalidado luego por un CETPRO o IST cuando egresen.
Aunque la deserción afectará a todos los niveles, la evidencia y las proyecciones indican que para el caso de la educación básica se debe priorizar el ciclo II y VII. Son posibles alternativas: (i) Facilitar, promover e incentivar convenios de colaboración entre escuelas secundarias, CETPRO e IST; (ii) Normar la transición y convalidación de módulos de formación técnica de secundaria con CETPRO o IST; (iii) Posponer proceso de licenciamiento de CETPRO y posibilitar la nueva oferta transitoria hasta el inicio del licenciamiento; (iv) Extender el número de escuelas secundarias de variante técnica; (v) Ofrecer financiamiento a proyectos de emprendimiento estudiantil vinculado al desarrollo local; (vi) Formación técnica para docentes de EPT brindado por los IST y CETPROS; (vii) Ofrecer formación técnica a distancia a través de auto instructivos; (viii) Ofrecer raciones alimentarias qali warma para secundarias rurales que se encuentran en convenio con CETPRO e IST; (ix) Programas de beca doble oportunidad para EBA y EBR; (x) Orientación vocacional a través de convenio con universidades; (xi) Programa de habilidades socioemocionales y proyecto de vida.
Lima, 16 de noviembre de 2020
NOTAS
[1] Artículo basado en uno elaborado para Horizontes-UNESCO
[2] Banco Mundial (2020) Covid-19: Pacto en la Educación y Respuestas de Política Pública. Resumen Ejecutivo. Mayo, 2020
[3] UNESCO (2020) COVID-19 Education Response: How many students are at risk of not returning to school? Advocacy paper, June 2020.
[4] UNESCO (2012) Informe Seguimiento de la Educación Para Todos en el Mundo. Los Jóvenes y las Competencias: Trabajar en Educación. París: UNESCO.
[5] Franco, A. y Ñopo, H. (2018) Ser joven en el Perú: educación y trabajo. Avances de investigación 37. Grupo de Análisis para el Desarrollo. GRADE.
[6] Banco Mundial (2018) Learning to Realize Education´s Promise. Washington DC: International Bank for Reconstruction and Development / The World Bank.
[7] Lavado, P., Martínez, J. (2014). La transición de la Escuela al trabajo: Análisis de oferta y demanda de empleo de jóvenes sin estudios superiores universitarios en zonas urbanas de Perú. Economía Vol. XXXVII, N° 74, Lima, Perú. Universidad del Pacífico.
[8] OECD (2010). The High Cost of Low Educational Performance: The Long-Run Economic Impact of Improving PISA Outcomes.” Programme for International Student Assessment, OECD, Paris.
[9] Busso, M., Cristia, J., Hincapié, D., Messina, J. y Ripani, L. (2017) Aprender mejor: políticas públicas para el desarrollo de habilidades. Banco Interamericano de Desarrollo.
[10] Busso, M., Cristia, J., Hincapié, D., Messina, J. y Ripani, L. (2017) Aprender mejor: políticas públicas para el desarrollo de habilidades. Banco Interamericano de Desarrollo.
[11] INEI (2020) La situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana. Nro. 8. Agosto 2020.
[12] Banco Mundial (2018) Learning to Realize Education´s Promise. Washington DC: International Bank for Reconstruction and Development / The World Bank.
[13] Provincias En Proceso de Inclusión.
[14] Lavado, P., Martínez, J. (2014). La transición de la Escuela al trabajo: Análisis de oferta y demanda de empleo de jóvenes sin estudios superiores universitarios en zonas urbanas de Perú. Economía Vol. XXXVII, N° 74, Lima, Perú. Universidad del Pacífico.
[15] https://blogs.iadb.org/educacion/es/educaciontecnicacovid19/
[16]https://documents.worldbank.org/en/publication/documents-reports/documentdetail/930861589486276271/tvet-systems-response-to-covid-19-challenges-and-opportunities
[17] https://en.unesco.org/news/technical-and-vocational-education-and-training-tvet-times-covid-19-challenges-and
[18] UNESCO (2012) Informe Seguimiento de la Educación Para Todos en el Mundo. Los Jóvenes y las Competencias: Trabajar en Educación. París: UNESCO.
[19] GEM 2019