Hay que luchar desde la escuela contra visión de un Perú violento y discriminador

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Fernando Leyton / La República

El sistema educativo regular está formado por tres actores fundamentales: estudiantes, padres de familia y docentes. La forma en que todos ellos perciben la realidad que les rodea da pistas sobre el tipo de sociedad y de ciudadanía que se puede construir a futuro.

Para los tres estamentos mencionados, según la investigación La ciudadanía desde la escuela: vivir en el Perú, residir en el país significa enfrentarse a una colectividad peligrosa, violenta, hostil, discriminatoria y desigual.

Lo preocupante es que desde la escuela se plantean soluciones riesgosas a ese diagnóstico: debido a la “desconfianza generalizada” a las instituciones públicas y políticas, se promueven salidas ilegales y hasta autoritarias, advierte el estudio del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y la Fundación Gustavo Mohme Llona.

La escuela: el origen

La investigadora principal del IEP, Natalia Gonzales, sostiene que esa conclusión es de particular relevancia porque la escuela es el “espacio crucial” donde se forman los ciudadanos.

En ese contexto, la publicación revela que existen contradicciones entre aquello que se enseña en las aulas y los ideales de los padres y docentes, lo que influye en las percepciones y expectativas de los niños y adolescentes.

En el discurso oficial de los educadores, por ejemplo, se debe transmitir como consenso que el Congreso es una institución vital para representar a las personas y legislar en función de sus necesidades.

No obstante, la mayoría de docentes (78%), padres (71%) y alumnos (73%) está “muy de acuerdo” con cerrarlo en caso varios congresistas cometan actos de corrupción.

En los colegios, en teoría, se promueve también el respeto a las normas y la igualdad, pero entre el 66% y el 68% de los encuestados cree que el Gobierno solo escucha a la “gente con más dinero”.

Esta imagen del mundo, además de dificultar la existencia de una noción de comunidad, contribuye a que se reproduzcan las relaciones negativas entre los ciudadanos, explica Jorge Aragón, investigador del IEP.

Un dato ilustrador: aunque la mayoría de personas considera que los pobres son los más discriminados, un alto porcentaje de docentes, padres y alumnos (entre 19% y 43%) cree que su condición no cambia porque “solo quieren vivir del gobierno” o “no se esfuerzan lo suficiente”.

“Es fundamental hacer visibles esas contradicciones para que el discurso formal no desconozca lo que la gente genuinamente está pensando”, argumenta Aragón.

Sobre esa base es que se pueden plantear alternativas de solución efectivas, las cuales necesariamente trascienden las paredes de un salón de clases o una reforma en las política educativas.

“Revertir esta situación pasa por entender mejor el tipo de relaciones que han construido los peruanos entre sí y los diferentes vínculos que existen entre estos ciudadanos y su Estado”, indica Gonzales.

Aragón añade que también se debe llamar la atención de las autoridades, pues de ellos es “la responsabilidad de recomponer o reconstruir la confianza en las instituciones públicas o representativas”.

La escuela, de hecho, es una de las entidades que goza de mayor confianza (entre 82% y 87%), lo que representa una oportunidad de cambio.

Problema y posibilidad

Allí, en las aulas, también se perciben los problemas cotidianos. Al consultarse a los escolares sobre los principales problemas nacionales y del barrio, la mayoría responde que la delincuencia es el fenómeno de atención más urgente. Le siguen la pobreza, la suciedad en las calles, los conflictos entre vecinos, además de la drogadicción y el alcoholismo.

“Estos resultados hablan de una experiencia diaria marcada por la carencia de recursos y oportunidades, la ausencia de servicios públicos de calidad y una alta sensación de inseguridad”, dice el estudio.

El colegio, refiere Gonzales, es donde los niños empiezan a relacionarse con sus pares y con el Estado, donde aprenden sus derechos y obligaciones, donde viven sus primeros conflictos y empiezan a reconocerse como parte de una comunidad. Ese potencial, entonces, lo convierte en problema y posibilidad.

En cifras

  • 50% de los maestros cree que es más importante vivir de acuerdo a la religión que respetar la Constitución.
  • 71% de los padres de familia considera que las autoridades hacen bien en decidir en función de sus creencias religiosas.
  • 2.475 estudiantes fueron entrevistados para realizar la investigación del IEP.

Fuente: La República / Lima, 11 de junio de 2016