Guisell Cárdenas Ugaz | EDUCACCIÓN
El 2020 será visto como el año en que “tuvimos que estudiar desde casa”. Los estudiantes tuvieron que dejar la mochila colgada llena de ilusiones, motivaciones y retos. Ahora para “aprender” debemos encender la televisión, conectarnos al internet o escuchar la radio. Esto en el mejor de los casos; y de, esta manera, recibir las clases de los diferentes cursos.
La estrategia del MINEDU, “Aprendo en Casa”, viene brindando clases a través de dicha plataforma, (emitida por tres canales diferentes, la televisión, la radio y la web) dirigidas a los diferentes niveles de educación básica regular. Algo que hace mucho ruido al cumplirse ya un bimestre de dictar las clases, son las propuestas que observamos, las cuales están hechas para iguales cuando todos somos diferentes.
¡Dónde están las docentes capacitadas para atender a la diversidad!, ¡Dónde quedaron los planes y estrategias curriculares para que todos puedan aprender en sus diferentes formas, ritmos y motivaciones! La educacion virtual ha puesto sobre la mesa las falencias de las escuelas privadas y las de la estrategia del Estado sobre lo que significa atención a la diversidad.
Imaginemos por un momento un estudiante con discapacidad auditiva que no recibe la información en lengua de señas o subtitulada; a un estudiante con discapacidad intelectual, que no recibe la información en un lenguaje accesible, aplicando lectura fácil y una explicación contextualizada; a un estudiante con discapacidad visual, que al escuchar la explicación de la clase no la comprende por que la persona que habla lo hace muy rápido o no describe adecuadamente lo que se está desarrollando en ese momento. ¿Qué sentirán? Exacto, frustración.
Hagamos un recorrido de lo observado hasta ahora. Durante la primera semana no existía un intérprete de señas. Luego se colocó uno en el programa emitido por el canal televisivo. Sin embargo, y a pesar del intérprete, la información no llega a todos los estudiantes, puesto que, no están subtitulados para aquellos que aún no manejan la lengua de señas peruana.
En los programas emitidos por el canal televisivo, podemos reconocer buenos programas del nivel inicial y los primeros grados de primaria. Estos son de fácil comprensión, contienen suficiente material visual y son entendidos por la mayoría de los estudiantes (sobre todo aquellos que podrían encontrarse dentro de un DEA (desorden del espectro autista o discapacidad intelectual). Sin embargo, las reflexiones que me surgen son: Todo este contenido, ¿Qué significado le da el estudiante?, ¿Lo conduce a un aprendizaje significativo?, ¿Cuál es el sentir que le genera?, ¿Realmente es un aprendizaje funcional? Sería interesante que las familias comprueben qué es lo que están aprendiendo sus hijos/as, ¿Es eficaz? ¿Qué destrezas y habilidades desarrollan con los programas vistos?
¿Y qué pasa con el canal de la plataforma web? ¿Llegará la información a estudiantes con baja visión o discapacidad visual? La realidad es que no. Si la computadora no tiene acceso a un lector de pantalla como el JAWS, cómo acceden a las clases los estudiantes. Dependerán siempre de un familiar a su lado que les trasmita la información.
Lo que observamos en la web, son videos introductorios a la clase, donde también aparece un intérprete de lengua de señas. Sin embargo, el desarrollo mismo de la clase y las actividades no cuentan con interpretación en lengua de señas ni con algún apoyo audiovisual que explique al estudiante qué tiene que hacer. Por lo tanto, la información sigue siendo inaccesible, sobre todo para estudiantes con discapacidad visual.
Durante la última semana, se ha trabajado para tercer grado de primaria, dentro del área de personal social, el tema de “Resolución de conflictos”. Todo bien hasta ahí. Sin embargo me permití observar la adaptación curricular del tema. Me sorprendí mucho al encontrar una adaptación curricular inadecuada. Coloco el ejemplo. La adaptación curricular estaba dirigida para personas que presentan autismo. La ficha de trabajo estaba planteada con pictogramas. La sacudida que me causó fue observar que la tarea estaba complicada de resolver para cualquier estudiante del grado. Primero. No todas las personas que presentan autismo saben interpretar los pictogramas. Segundo. Las tareas que demandaban la ficha de trabajo eran muy complejas. Tercero. Una adaptación no solo debe estar pensada en la resolución de una tarea de lápiz y papel, sino, como lo aprendido se traslada a la vida cotidiana, para que efectivamente se convierta en un aprendizaje significativo. En este caso, resolver conflictos.
Esto nos deja la certeza que las adaptaciones están puestas con criterios poco claros y resultados ineficaces. Pero, ¿estas sirven realmente?, ¿Ayudan a desarrollar aprendizajes relevantes, y aplicados a la vida cotidiana?, ¿Pueden ser realizadas por los estudiantes incluidos? Son cavilaciones y preguntas que se debe hacer el equipo que diseña las sesiones.
La radio es sin duda la plataforma que más llega a todas las regiones o centros poblados del país. Si bien llega a más hogares, no logra alcanzar a todos los rincones del Perú. ¿Cómo reciben los estudiantes con discapacidad auditiva y visual los contenidos? Es innegable que se hace necesario incorporar en este canal de la plataforma, descripciones más acertadas y contextualizadas. Debería contarse con materiales físicos (dibujos, cartillas, infografías) para que la/el estudiante comprenda la información. Este material impreso debería hacerse llegar a las familias para dar soporte a lo escuchado.
Las limitaciones en la accesibilidad, las deficientes adaptaciones curriculares y la falta de mayores recursos en los diferentes canales de la plataforma, nos lleva a la conclusión de que la inclusión educativa no está presente de forma eficaz en APRENDO EN CASA. Podemos advertir intentos, buenos momentos y aciertos eventuales; pero no se maneja un enfoque de inclusión educativa consistente y eficaz.
El pilar más grande de toda sociedad es la educación. La UNESCO menciona en este sentido la importancia de contar con una educación de calidad para lo cual demanda, entre otros puntos: “garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa, promoviendo oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todas las personas. Calidad, equidad, inclusión y aprendizaje a lo largo de toda la vida son palabras claves”. Octubre (2019) Si aún no logramos construir, diseñar y aterrizar dichos tópicos en el servicio educativo, ¿De qué servicio estamos hablando?
El sector educación no puede volver hacia lo mismo después de esta crisis. Debemos regresar a las aulas fortalecidos y convencidos que podemos y debemos mejorar como docentes, creer en nuestros estudiantes, en sus capacidades diversas de aprender. Debemos construir una colectividad educativa (padres, colegios, comunidad) que empodere a los estudiantes, que los haga capaces de participar, con autonomía y decisión sobre sus vidas.
Un primer cambio fundamental: Dejar de ver al estudiante con discapacidad, como aquel que no puede hacer cosas, aquel que no será capaz de aprender, aquel que necesita de una persona especial que le enseñe. Mientras esto, esté enquistado en los docentes siempre necesitaremos de algo extraordinario para enseñar.
Un segundo cambio. Con el cual acabarían todos los problemas que dicen las docentes tener, es que las especialistas del sector educación, inserten dentro de las estrategias y su práctica pedagógica el diseño universal de aprendizaje (DUA)para que los colegios del Perú públicos y privados enseñen bajo sus principios:
- Principio I: Proveer múltiples medios de Representación del Aprendizaje. La importancia de la motivación.
- Principio II: Proveer múltiples medios de Acción y Expresión. ¿Cómo se aprende? diferentes canales, formas, recursos.
- Principio III: Proveer múltiples formas de Implicación. ¿Por qué debo aprender? aprendizaje significativo.
Estamos seguros que aplicando el diseño universal de aprendizaje DUA, se reduciría en un 90% los problemas de aprendizaje. No sería necesario realizar adaptaciones curriculares. Las evaluaciones serían diseñadas por diversos caminos. Se mediría y validaría las diferentes formas de aprender, no solo aquella que tiene que ver con la memoria del estudiante.
Un tercer cambio. Es la formación inicial de las/os futuras docentes. Si las facultades de educación prepararan a sus estudiantes para atender a la diversidad, tendríamos menos estudiantes fuera de la escuela, menos deserción escolar, mayores índices de aprendizaje en las áreas curriculares y, fundamentalmente, mejores ciudadanos/as.
Pensemos que la buena educación es cuando las escuelas son capaces de atender a todos y todas, respetando sus diferencias, atendiendo sus necesidades con equidad y oportunamente, brindando ajustes a las propuestas curriculares, sociales y emocionales.
La educación a distancia deja en evidencia que las clases no están diseñadas para estudiantes que presentan alguna discapacidad o dificultad de aprendizaje. Queda claramente evidenciado que de inclusión aún se sabe muy poco. O lo que es peor, se sabe, pero no se aprovecha.
La pandemia nos está dando la oportunidad de hacer cambios estructurales en el sector educación. El estar confinados en casa, nos ha hecho ver la importancia de los modelos (buenos o malos) para aprender y apropiarnos de aquello que nos sirve. La crisis nos ha abierto una puerta gigante, por donde todos transitamos, para acomodarnos con aquello que nos guste, para lo que tengamos talento, de aquello que nos rete.
Es un hecho que todos estos cambios ameritan decisiones políticas, consensuadas y validadas por el sector. No es fácil rediseñar la educación de todo un país dentro de una crisis, que además, amerita atención en varios aspectos. Salud, Economía, Informalidad, Corrupción, Desigualdad Social, etc. Pero precisamente, por todos los cambios que implica la pandemia, la primordial y transversal a todas es la educativa. Transformemos estas dificultades en oportunidades, no permitamos volver a la misma escuela, sobre todo, no permitamos que, en la próxima pandemia, volvamos a ver el mismo “Aprendo en Casa” de hoy.
Lima, 8 de junio de 2020