Edición 70

¿Innovación o buenas prácticas?

Buenas prácticas e innovación son estupendas rutas, no hay una que sea mejor que la otra, pues ambas se necesitan, cada una tiene su propio valor y cumple una función importante

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Vanessa Toribio | EDUCACCIÓN

Caso 1. Una escuelita en Chanchamayo viene desarrollando un proyecto para que 100% de los niños y niñas asistan regularmente a la escuela. Para ello, han gestionado la compra de una miniván que recorre cinco kilómetros diarios por las comunidades aledañas recogiendo a cada uno de los estudiantes en lugares previamente señalados. Además, la directora se ha organizado con los padres de familia de modo que cada día uno de ellos envía un balde con cuáquer o quinua, así todos los niños pueden desayunar ni bien llegan a la escuela.

Este proyecto, ¿es o no es una innovación?

Caso 2. Una escuela en Chumbivilcas – Cuzco ha desarrollado un proyecto para lograr que los niños mejoren sus habilidades lectoras: la hora de lectura. Este proyecto consiste en el establecimiento de una biblioteca en cada una de las tres aulas de la escuela, la promoción de la lectura por placer, actividades lúdicas relacionadas con los textos y la lectura en voz alta por miembros de la comunidad.

Este proyecto, ¿es o no es una innovación?

Caso 3. En una escuela de Otuzco-La Libertad un docente viene desarrollando un proyecto para lograr que los estudiantes de secundaria, cuyas habilidades comunicativas y matemáticas están muy por debajo de lo esperado, desarrollen habilidades de emprendimiento a través de un huerto escolar, generando ingresos para mejorar las condiciones de la escuela. El proyecto suena alentador dado que se desarrolla en una comunidad con familias de bajos ingresos económicos. El docente, además, es un experto en agricultura.

Este proyecto, ¿es o no es una innovación?

Caso 4. En una escuela en Lima, un profesor solicita a sus estudiantes que busquen en internet la biografía de diversos personajes históricos para luego crear perfiles de Facebook, haciendo como si ellos fueran estos personajes.

Este proyecto, ¿es o no es una innovación?

Errores comunes

Un hecho común durante el diseño de los proyectos de innovación educativa es que el entusiasmo de los maestros conlleva muchas veces a descuidar su consistencia interna durante la generación de la idea innovadora que lo anima. ¿Qué sucede comúnmente?

  • Que se pierde de vista que el objetivo central de los proyectos de innovación son los aprendizajes de los estudiantes (caso 1)
  • Que se presentan como innovadoras estrategias que ya existen y son las más recomendadas para el logro del objetivo que se busca, solo que aún no se habían aplicado en esa escuela. Su uso, pese a aportar mejoras destacables a la escuela, no aporta una solución inédita a un problema hasta ese momento irresuelto en esa y otras instituciones educativas (caso 2).
  • Que no se pone por delante los intereses y necesidades de aprendizaje de los propios estudiantes, sino que se subordinan a intereses y necesidades de la escuela o las familias. Los aprendizajes aparecen como una ganancia colateral y no prioritaria (caso 3).
  • Que se apela a estrategias creativas para reforzar procedimientos que no aportan al logro de aprendizajes reflexivos y significativos, como la memorización de datos sobre hechos y personajes (caso 4).

Por ello, el objetivo de la primera etapa de todo proyecto es verificar la consistencia de la “idea innovadora” a fin de que esta vaya probando su validez como potencial innovación.

Qué es innovación educativa

El FONDEP (2014) hace algunos años definió la innovación educativa como una «transformación significativa, deliberada y pertinente, de una situación vigente por otra cualitativamente distinta», mediante «algún elemento nuevo o la adaptación creativa de sus componentes», que sea pertinente «al contexto en donde surge» y cuyo propósito es «la mejora de la calidad educativa con equidad» (pág. 23). Esta definición se precisó y actualizó en el 2019. Si recogemos los elementos más destacados de todas estas definiciones podríamos decir que toda innovación:

  • Supone la introducción de cambios en las prácticas educativas vigentes para solucionar problemáticas identificadas y bien estudiadas, lo que implicará modificar concepciones, actitudes, métodos e intervenciones que no han estado dando resultados. Por eso debe entenderse en términos no solo de proceso, sino también de resultado.
  • Supone originalidad o tratarse de la adaptación de innovaciones pre-existentes, bien sea en los recursos o en los métodos implicados en la enseñanza y el aprendizaje. La referencia para juzgar la originalidad no es la propia práctica ni las prácticas de nuestro entorno inmediato, sino las prácticas en general que están orientadas al logro del mismo propósito.
  • Supone procesos de indagación continua. Esto representa un largo trayecto que supone observar la dinámica del aula y de la escuela, en el marco de la cultura docente vigente, para comprender las causas y el significado del problema que se busca resolver. Supone, además, iniciativa, disposición al cambio, aceptación del riesgo, capacidad adaptativa.
  • Requiere que el resultado exhiba calidad, es decir, que aporte valor al proceso de enseñanza-aprendizaje; y que sea relevante no solo para la institución educativa sino también para grupos de interés externos.

Pensemos por ejemplo en el Flipper Classroom, voltear la clase para dar más tiempo a la reflexión, el debate y la participación de los estudiantes cuando están en aula. ¿Cuántas escuelas hoy en día ya lo están tomando como un modelo de referencia?

La primera pregunta, entonces, es ¿estamos desarrollando una iniciativa o proyecto que ilustre esta conceptualización? La segundo es la siguiente: ¿Lo que buscamos hacer representa una buena práctica o una innovación?

Buena práctica o innovación

Si tengo en cuenta que mi fin último como maestro es el logro de aprendizajes relevantes en los estudiantes y que esta es la razón de ser la escuela, lo siguiente que debo identificar es si el camino que he adoptado para alcanzar uno de estos aprendizajes se asemeja más a una buena práctica o a una innovación. Esto es parecido a una ciudad a la que puedo acceder por dos rutas, dos caminos que me llevan al mismo lugar, pero con ganancias distintas.

Las buenas prácticas

El camino de las buenas prácticas es conocido, está asfaltado e iluminado, está en el mapa y es la ruta usualmente más recomendada para llegar al destino en determinados periodo de tiempo. Incluso dispongo de un Waze que me asiste paso a paso en la ruta.

  • Las buenas prácticas implican el uso eficaz de los procedimientos pedagógicos recomendados curricularmente para orientar la enseñanza al desarrollo de competencias. Propician, por tanto, aprendizajes reflexivos y fortalecen la autonomía de los estudiantes.
  • Ponen en práctica metodologías o procedimientos comprobadamente efectivos, algunos de los cuales tal vez surgieron como innovaciones en algún momento y cuya aceptación fue expandiéndose hasta formalizarlos, como el método de proyectos.
  • Suponen un estándar de desempeño que representa una expectativa común y que debe ser alcanzado por todos. Es decir, se espera que todos los maestros del país evidencien buenas prácticas para poder lograr los aprendizajes prescritos por el currículo escolar.

Por ejemplo, quien decide hacer algo que nunca hizo, como poner a trabajar en equipo a sus alumnos, ofrecerles retroalimentación, utilizar la técnica del juegos de roles, crear una escuela de padres, hacer un biohuerto o realizar un proyecto de investigación, puede tener éxito y obtener resultados comparativamente mejores a los que lograba antes. Pero ninguna de esas prácticas, que poseen largas raíces y conocidos antecedentes en la historia de la pedagogía moderna, son innovaciones en sentido estricto.

No obstante, el hecho de desarrollar una buena práctica con buenos resultados es sumamente meritorio, sobre todo para un docente que ha venido exhibiendo prácticas poco efectivas o deficiencias de desempeño, no solo porque representa un ejemplo de superación profesional sino porque, además, está modelando el camino que pueden seguir otros colegas, todavía atrapados en prácticas frontales, directivas y memoristas de enseñanza. Además, las buenas prácticas son la base sobre la cual pueden surgir innovaciones sólidas.

La innovación

El otro camino, el de la innovación, no es una ruta asfaltada ni iluminada. Es más bien la trocha, el camino afirmado, el que algunos están intentando transitar y habilitar, con sus ideas y vueltas. Y eso es lo meritorio de este otro camino, abrirles nuevas posibilidades a los maestros para resolver los problemas que obstaculizan los aprendizajes más significativos que los estudiantes necesitan lograr.

¿En qué momento dejamos el camino de la buena práctica y cruzamos al camino la innovación? Ciertamente, no es cuando nos esforzamos por hacer lo esperable para que los estudiantes logren los aprendizajes que el currículo demanda, sino cuando iniciamos la búsqueda de algo distinto al procedimiento que se encuentra normalizado para hacer eso posible. Una búsqueda que parte de la necesidad de encontrar solución a dificultades que parecieron no poder superarse, a pesar de múltiples intentos. Y eso supone mucho análisis e investigación.

Como pueden ver, las dos son estupendas rutas, no hay una que sea mejor que la otra, pues ambas se necesitan, cada una tiene su propio valor y cumple una función importante. La primera es un faro para muchos docentes que todavía están parados al borde del camino o andando en dirección contraria. La segunda es una llave que abre puertas aparentemente infranqueables para el logro de los aprendizajes.

Entonces la pregunta aquí es: ¿Por cuál de las dos rutas estamos transitando?

Lima, 10 de mayo de 2021

Vanessa Toribio Vargas
Ex viceministra de Gestión Pedagógica y Asesora de la Alta Dirección en el Ministerio de Educación de Perú (Minedu). Psicóloga con más de quince años de experiencia liderando equipos interdisciplinarios para el sector educación en las líneas de innovación educativa, formación docente, EdTech en educación, desarrollo socioemocional, así como en la gestión de políticas, programas y proyectos educativos. Estudió la Maestría en Aprendizaje, Cognición y Desarrollo, y la Maestría en Integración e Innovación Educativa de la Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido Coordinadora del FONDEP (Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana), Directora en Perú de la Asociación Internacional Mensajeros de la Paz, Especialista de Formación Docente en el programa Construyendo Escuelas Exitosas de IPAE, entre otros. Actualmente se desempeña como consultora senior en formación virtual, temas educativos e investigación en Enacción SAC, colaborando con diversas organizaciones como Enseña Perú, Unesco, Unicef, Ministerio de Trabajo, entre otros. Es miembro del Instituto Educacción.