Óscar Aguer, doctor en economía de la Universidad de Barcelona visitó el país como invitado especial al VI Simposio Internacional de Investigación de la Fundación Universitaria del Área Andina. Aguer es Rector de ILUMNO, una red de instituciones que busca transformar la forma en que se han venido educando los jóvenes, con sede en Miami (EEUU). En entrevista con El Espectador habló de los cambios de la educación, del papel de los docentes y de cómo la formación presencial no va a desaparecer ante la consolidación del aprendizaje virtual.
¿Qué tanta acogida está teniendo la educación virtual en el mundo?
La educación virtual tiene una fuerte recepción en todo el planeta. Para 2016 se prevé que el crecimiento por esta forma de conocimiento crecerá un 20%. Cada día los países empiezan a entender que la educación es uno de los factores claves para impulsar su ciencia y su economía.
Algunas personas aún tienen resquemores frente a esta forma de estudio. ¿Qué les diría?
Existen universidades presenciales que cuentan con una alta calidad y otras que no. Esta oposición también es válida para otros escenarios, por ejemplo, no todas las universidades privadas y públicas son de excelente calidad, es muy relativo.
En realidad, lo exitoso del programa virtual depende de muchos aspectos para tener una mejor calidad. Existen programas de educación virtual con altos estándares de calidad. Y en el sector empresarial está creciendo de forma espectacular porque los empleadores ven en ella una oportunidad para que sus empleados fortalezcan sus capacidades y sus destrezas sin tener que hacer largos recorridos por la ciudad para capacitarse.
Hablemos de la metodología de la educación virtual…
Se debe tener mucha disciplina y autonomía. Además, la educación virtual provee la capacidad de personalizar su proceso en la medida que se cuenta con un tutor que provee los estándares del aprendizaje y puede monitorear su desarrollo. El estudiante se relaciona con otros alumnos virtuales, es decir socializa mediante las diversas plataformas. Es un tema en el cual se están rompiendo las barreras del miedo. De hecho, muchas empresas cada vez más están contratando a las personas que tengan formación virtual y competencias en el manejo de plataformas en red, porque el futuro ya llegó.
Usted ha presenciado el surgimiento de estas plataformas. ¿Qué es lo que ha cambiado en los últimos años y qué tan competitivo y seguras son?
Con el avance de la tecnología ha venido creciendo el desarrollo de nuevas herramientas que posibilitan y potencian aún más el acceso a la educación virtual. Hoy tenemos plataformas que en el año 1995, cuando surgió la internet ni siquiera se soñaba. Estamos en una etapa madura de la educación virtual. Soy profesor desde 1989, y he podido ver como la tecnología ha venido penetrando más en la vida universitaria, además como estas ayudan a la retención y la ampliación de la cobertura así como en el impacto de las instituciones educativas.
¿Cómo puede contribuir la educación virtual a la justicia social?
Bueno, podríamos aterrizarlo al caso de Colombia. Es conocido que algunas partes del país no cuentan con conectividad a internet de forma constante. Algunos programas están diseñados para que todo el material sea descargado y se pueda trabajar sin conexión a la red. Luego, la persona que aprende, puede desarrollar el contenido sin conexión y enviar el material a su tutor hasta que se conecta de nuevo. En ese sentido, rompe las barreras del tiempo y el espacio. Además puede formarse en competencias que adquieren otros jóvenes en las grandes ciudades. Es una buena forma en que los jóvenes que viven alejados de las cabeceras urbanas puedan estar al tanto del conocimiento de hoy. Esa es una forma de promover la equidad.
¿Usted cree que la educación presencial podría desaparecer?
No. La educación presencial es recomendable para los chicos que acaban de salir del colegio, ya que encuentran un universo para socializar y no tienen los limitantes temporales y económicos que una persona adulta, que ya trabaja y necesita capacitarse. Por otro lado, la educación virtual, es una herramienta clave para las personas que necesitan capacitarse, con toda la calidad posible, pero sus roles sociales, no le permiten acudir a ciertos lugares, en horarios específicos, entre otros limitantes. Pero las dos formas de educación, son claves y deben ser impartidas con la máxima calidad.
Hablemos de las diferencias pedagógicas…
La educación presencial tiene sus propias herramientas. El maestro, el puesto, el libro. Mientras que el profesor virtual tiene que tener unas competencias adicionales, no simplemente tener un libro y copiarlo en la web, sino acudir a un modelo de aprendizaje donde se resuelvan problemas y procesos, y debe ser muy sólida y avanzada. Se requiere innovación y modelos académicos de la más alta calidad. Por supuesto lo clave de la enseñanza, tanto virtual como presencial, es que el maestro sepa de pedagogía, que esté investigando y formándose todo el tiempo. Que sepa transmitir la realidad de forma sencilla. Los profesores deberían ser quienes se forman en los mejores centros educativos, que lo capaciten para responder a las demandas de las transformaciones de la sociedad.
¿Qué está pasando con los profesores en Europa?
Lo que se ha buscado en España es que el docente esté capacitado para superar altos controles de calidad, muy altos. Esto significa formarse muy activamente, además de estar integrados a redes de investigación y académicas, que esté en permanente formación, se necesita que el profesor siga investigando y que sea competente en el manejo del equipo necesario para un mundo en red, porque el mundo virtual provee una infinidad de posibilidades educativas.
FUENTE: El Espectador / Colombia, 25 de octubre de 2015