Entrevista de Pilar Álvarez / El País
“La escuela vive una crisis institucional que afecta a sus funciones”. Mariano Fernández Enguita analiza esta premisa en su último libro, La educación en la Encrucijada, donde aborda algunos tabúes del debate “sobre qué educaciónqueremos”. Los docentes, defiende este catedrático de Sociología de la Universidad Complutense con una veintena de títulos sobre educación previos, son y serán “la columna vertebral” del sistema pero su papel tiene que cambiar. Fernández Enguita cuestiona el papel de los funcionarios -cuyo esfuerzo constante necesario “se lleva mal con la poltrona funcionarial”- y pide fijarse en nuevas herramientas tecnológicas para aprender. Entre ellos, los videojuegos, de los que la escuela “puede aprender mucha pedagogía”.
“Algo debe tener de tabú el tema de los docentes cuando en 30 años no se ha conseguido hacer un estatuto de su función” (prometido y no alcanzado por los dos últimos Gobiernos) ni sobre la formación del profesorado, un debate que se reabrió de forma virulenta en los últimos meses de Ejecutivo del PP, y que es “muy, muy, muy difícil de mover”. “No es que no se sepa cómo sino que no se quiere”.
Revisar el estatus de funcionario
En su último libro, editado por la Fundación Santillana(integrada en el grupo PRISA, editor de EL PAÍS), defiende que los docentes “gozan del aprecio del público pero el que no tienen es el de sus compañeros”. “Vas a un colegio o a una facultad y a veces da igual hacer las cosas bien, mal o no hacerlas. Para quien se toma en serio su profesión esto es poco gratificante y a menudo hiriente y frustrante”. ¿Cómo debe de ser ese docente? “Hemos construido la escuela sobre el supuesto de que el profesor va una generación por delante del alumno. No me refiero en edad, sino en conocimiento, disposiciones y visión del mundo. Y creo que eso ya no es así, no está garantizado. Eso requiere un esfuerzo constante del profesor que se lleva mal con la poltrona funcionarial”, sostiene. Y se responde a sí mismo: “¿Significa que tenemos que precarizar a los profesores? No. Entre la precariedad y la poltrona muchas fórmulas intermedias”.
“Nadie quiere pacto educativo”
Mientras el futuro Gobierno de España sigue en el aire, este catedrático universitario se muestra escéptico ante la oferta de acuerdo educativo que ofrecen casi todos los partidos políticos. “Se habla del pacto pero en realidad no lo quieren”, considera Fernández Enguita, que alude a un momento de “maniqueísmo” en España con “cierta agresividad entre nacionalismos periféricos y centrales” que han provocado que la “situación se crispe”. “Formamos a la gente para que funcione 40 o 50 años y por tanto no se puede hacer políticas pensando en los próximos cuatro”, defiende.
El papel de los rankings
La educación española, a juicio del catedrático y según señalan organismos internacionales como la OCDE, no es capaz de superar los niveles de desigualdad de los alumnos y mantiene unos índices de fracaso y abandono escolar que doblan la media europea y que “en cualquier país del mundo probablemente darían pie a un escándalo”. “La mala calificación de España no es PISA [el examen internacional de la OCDE a alumnos de 15 años, en el que España se sitúa a mitad de la tabla], sino el fracaso y el abandono”, prosigue. “Cuando hablamos de PISA, en el caso de España, hablamos siempre diferencias poco relevantes. Uno puede estar en el puesto 30 y sin embargo muy cerquita de la cabeza”.
“La escuela agudiza las dificultades de aprendizaje”
El autor defiende una revisión de las nuevas herramientas frente a una escuela que “elude o adapta toda nueva tecnología para hacer más de lo mismo”. Y se fija, como ejemplo, en los videojuegos que “están encontrando la manera de retar a los adolescentes a que hagan cosas muy difíciles y además tienen un nivel, requieren memoria y tienen un alto nivel de abstracción, utilizan lenguajes simbólicos muy complejos y consiguen mantener una tensión permanente entre lo que el jugador sabe y el reto que se le pone. La escuela puede aprender mucha pedagogía de los videojuegos”.
La institución debe repensarse porque “hay indicios sólidos de que la escuela agudiza dificultades de aprendizaje”, alerta este profesor universitario: “Algo en la estructura escolar, quizá el formalismo en el aprendizaje de la lectoescritura, la compartimentación de los saberes en disciplinas o quizá la fórmula de una talla única y los mismos procedimientos para todo y el no reconocimiento de la multidisiciplinariedad de la inteligencia, que hacen que muchos caigan y no se levanten”. “En el modelo de antes llevábamos a los niños a la escuela para que aprendieran cosas que solamente podían aprender del profesor y del libro. Eso ya no es así, pero no hay ninguna garantía de que los niños aprendan”.
Futuro para la escuela, no para el aula
Fernández Enguita considera que la escuela “perdurará y está en expansión, pero lo que es la distribución del aula no perdurará”. “En la nueva ecología de los medios no hay porque tener un profesor con veinte alumnos. En algunos espacios lo que se está haciendo es juntar grupos y tener tres profesores con cincuenta alumnos, incluso se rompen los espacios del aula y puede que lo próximo sea romper los tiempos”, incluye entre las reflexiones de La educación en la encrucijada, ya a la venta en librerías especializadas por 14 euros y que la fundiación ofrecerá de forma gratuita en su web en una fecha aún no cerrada.
Fuente: El País / Madrid, 18 de febrero de 2016