Aloma Rodríguez | Letras Libres
¿Qué les damos de cenar? –preguntó Ana.
-¿Tortilla? –respondió Leo.
-Solo queda un huevo.
Leo dejó el taladro en el suelo y fue hasta la cocina. Por la mañana había ido a la panadería, donde desde hacía unos meses compraban los huevos y también el aceite. No les quedaban. Tampoco les quedaba mucho pan, Leo había llamado para reservar una hogaza. Abrió la nevera y miró los estantes. No habían sacado nada del congelador para la cena. Tampoco había sobrado comida. Había un par de tuppers que no quiso abrir, o tal vez ni siquiera vio. Y entonces dio con ellas: un paquete de salchichas de pavo. Era comida procesada, no les gustaba mucho que los niños comieran esa porquería, sobre todo a Ana, pero resolvían cenas. Y a los niños les encantaban… Leer más