Edición 97

La importancia de cultivar líderes jóvenes: ¿cómo podemos apoyar y empoderar su voz?

Es hora de darle voz a la próxima generación

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En la era actual, la juventud se encuentra inmersa en una ola tecnológica que ha transformado radicalmente su manera de interactuar en una sociedad en constante cambio. Las redes sociales han emergido como poderosos aliados para la expresión juvenil; no obstante, se percibe una preocupante disminución en la originalidad, la lógica y el autocontrol. Es lamentable reconocerlo, pero enfrentamos una marcada escasez de jóvenes proactivos que cuenten con un plan de vida definido, dotado de una clara misión y visión. Solo unos pocos han descubierto un potencial líder dentro de sí mismos, capaz de impulsar el cambio. Sin embargo, la raíz de este problema radica en el seno familiar y en la falta de valoración social hacia los adolescentes.

¿Por qué resulta tan alarmante la decadencia moral entre la juventud? ¿Cuál es la importancia de cultivar líderes juveniles? ¿Acaso la voz adolescente tiene un papel significativo en la sociedad?

Es fundamental reconocer que el liderazgo se gesta en la familia. Los padres, como modelos de conducta primarios, tienen un papel crucial en la formación de sus hijos. Durante la infancia, los niños imitan los comportamientos que observan en casa, asumiendo que lo que se promueve en ese entorno es adecuado y suficiente. ¿Qué sucedería si los padres transformaran su rol de “jefes del hogar” en el de “líderes familiares”? Hállese la diferencia: Una madre “jefa” en el hogar tiende a tomar decisiones de manera autoritaria y unilateral, imponiendo sus reglas y expectativas sin considerar la opinión o los sentimientos de los demás integrantes de la familia, mucho menos de los miembros adolescentes. Por otro lado, una madre “líder” en el hogar adopta un enfoque más colaborativo y orientado hacia el empoderamiento de su familia. Ella fomenta la participación de todos los miembros en la toma de decisiones y valora sus opiniones y contribuciones. Esta madre fomenta un ambiente de apoyo mutuo, comunicación abierta y respeto.

Un padre que prioriza el desarrollo integral de las habilidades de sus hijos está moldeando personalidades únicas, preparadas para liderar y prosperar utilizando sus propias capacidades. La ausencia de límites en el hogar también desempeña un papel crucial; ¿por qué un adolescente de trece años se identifica con cualquier publicación o video viral en las plataformas web? La respuesta es simple: porque en su entorno familiar no se le ha inculcado la importancia del pensamiento crítico, fundamentado en valores y cultura que enriquecen la identidad del ciudadano del futuro. ¿Qué estamos creando entonces? Una generación de jóvenes que siguen patrones predefinidos o tienen como referentes a individuos desconocidos que han alcanzado la popularidad por mera casualidad.

Asimismo, las escuelas desempeñan un papel fundamental en la formación de los adolescentes. En contraparte, cada vez es más común encontrar docentes que enseñan por obligación y no por verdadera pasión o convicción por la educación. A menudo, olvidan que la labor educativa trasciende más allá de impartir conocimientos académicos entre cuatro paredes de lunes a viernes. Los maestros son, y siempre serán, una parte integral del segundo hogar de los estudiantes, y por lo tanto, desempeñan una ardua labor como guías en el viaje de autodescubrimiento del líder innato que cada joven lleva dentro. ¿De quién más aprenderán a expresarse si no es de ustedes? La participación activa, las oportunidades de expresión y el descubrimiento de habilidades son componentes esenciales para ayudar a cada estudiante a encontrar su método de comunicación más efectivo. Es comprensible que dentro del entorno escolar, a menudo falten las herramientas necesarias para fomentar el liderazgo. En ese sentido, existen organizaciones y programas dedicados a ayudar a los jóvenes a descubrir su potencial de liderazgo interior. Ejemplos notables incluyen el Programa de Liderazgo Estudiantil (PDLE) de Enseña Perú, la Academia de Liderazgo Latinoamericano (LALA), o en el ámbito específico del desarrollo de habilidades comunicativas, programas como El Opinar de un Adolescente.

Desde mi experiencia personal en el Programa de Liderazgo Estudiantil de Enseña Perú y como fundadora y coordinadora de El Opinar de un Adolescente, puedo afirmar que los jóvenes anhelan fervientemente esos pequeños espacios donde pueden encontrarse a sí mismos y conectar con otros líderes que, al igual que ellos, aspiran al cambio en su comunidad. A menudo, necesitan desaprender para volver a aprender; ese vaivén de emociones y descubrimientos les ayuda a encontrar la brújula motivacional que señala el propósito de su liderazgo. Es completamente normal que las dudas e inseguridades abrumen a los adolescentes al embarcarse en un camino de liderazgo. Muchos, y hablo desde la experiencia, se sienten incapaces o insuficientes cuando ven que sus avances se estancan o no producen los resultados esperados. Es en este punto donde las conexiones y el equipo que los acompañan, siendo los padres los miembros principales, cobran vital importancia. ¿Cómo puede un joven sentirse seguro en su liderazgo si sus padres no son el pilar de su motivación?

Seamos francos, los jóvenes de hoy en día están perfectamente capacitados para adoptar una mentalidad abierta sin dificultades. Son una nueva generación que desafía la “normalidad” impuesta desde tiempos pasados, donde si no tenías 18 años, tu voz no tenía peso alguno. No obstante, esto ha cambiado, y es responsabilidad de todos hacer valer la opinión de los adolescentes. Si no les permitimos pensar y expresarse, ¿qué tipo de profesionales tendremos en el futuro? Un claro ejemplo se evidencia en los miembros de los partidos políticos de cualquier país en desarrollo; individuos que, como “ovejas”, siguen ciegamente al “pastor” político, siendo engañados con promesas vacías que rara vez son cuestionadas.

¿Realmente queremos continuar en una sociedad donde las personas carecen del poder para liderar y tomar decisiones informadas? Es hora de darle voz a la próxima generación y dejar que su pensamiento crítico y su perspectiva fresca influyan en el futuro de nuestra sociedad.

En suma, enfrentamos un desafío crucial en la formación y empoderamiento de la juventud en la sociedad actual. Es evidente que el liderazgo, tanto en el hogar como en la escuela, desempeña un papel fundamental en el desarrollo de los adolescentes. Necesitamos transformar la dinámica familiar hacia un modelo de liderazgo que fomente la participación activa y el crecimiento personal de cada miembro. De esta manera, las escuelas deben evolucionar para convertirse en espacios donde se promueva el pensamiento crítico y se brinden oportunidades reales de liderazgo. Es imperativo reconocer y valorar la voz de los jóvenes, quienes son la próxima generación de líderes y agentes de cambio. Solo al otorgarles el espacio y la confianza para expresarse y liderar, podremos construir una sociedad más inclusiva, justa y próspera para todos. Y tú, ¿estás aprovechando todo el potencial de la voz joven en la construcción de un mundo mejor? Si dejamos a un joven ser líder, tendremos a un futuro pensador que sabrá tomar decisiones para el bienestar colectivo.

Lima, marzo de 2024

María de los Ángeles Vargas Cruzado
Chiclayana, apasionada del liderazgo juvenil y la educación de calidad. Graduada del Colegio de Alto Rendimiento de Lambayeque, con Bachillerato Internacional, domina el inglés como segunda lengua. Como Alumni del PDLE de Enseña Perú, fundó y coordina "El Opinar de un Adolescente", un proyecto innovador que empodera a los jóvenes para expresar sus opiniones y catalizar el cambio en su comunidad. Su amplia experiencia en la organización de proyectos y programas de liderazgo, tanto a nivel nacional como internacional, la ha consolidado como una líder inspiradora y comprometida con el desarrollo juvenil. Actualmente, se desenvuelve en el ámbito educativo como docente de inglés en una institución educativa privada de su distrito y ha emergido un camino en la escritura de su primer libro.