Edición 19

La pedagogía del brillo en los ojos

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Roberto Barrientos / Para EDUCACCIÓN

La presente reflexión es la primera de varias que buscarán responder a la pregunta ¿Por qué una pedagogía del brillo en los ojos? ¿Qué significa la pedagogía del brillo en los ojos? ¿Cómo desarrollar un sistema educativo centrado en la pasión por aprender en las personas?

Hace algunos años Paulo Freire y Jesús Gómez manifestaron su interés de desarrollar una reflexión sobre este tema, lamentablemente quedó en idea y ambos ya no están con nosotros (Flecha, 2007). Es por ello que este esfuerzo busca recoger esta intención y tomar la posta de Paulo en ese aspecto, siempre con la consciencia de ser enanos sobre hombros de gigantes.

El brillo en los ojos es una metáfora que expresa el estado de una persona que vibra por algo. Para expresar mejor esto quisiera traer a colación el cuento El Mundo de Galeano:

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso -reveló- Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende (Galeano, 2000).

Al fin y al cabo creo que de eso se trata de la vida, de arder o no arder, de arder mucho o de arder poco.  Los seres humanos somos seres de sentido, necesitamos encontrar un sentido a la vida, necesitamos encontrar un sentido a las cosas. Un sentido al amar, al sufrir, al vivir y al morir. Con mayor razón aún necesitamos encontrar un sentido a los aprendizajes. Por eso creo que la meta del sistema educativo y de la sociedad es que el mundo sea un “mar de fueguitos”.

Recuerdo una historia que me quedó grabada en mis primeros años de estudios de educación que encontré en un viejo libro en la biblioteca y que ha marcado mi reflexión y mi acción: Un joven francés de 16 años se suicidó y dejó una nota escrita  a sus padres. La nota decía lo siguiente: “Me han enseñado muchas cosas, pero no me han enseñado por qué vivir”.  A pesar que han pasado muchos años esta frase sigue cuestionándome, porque creo que siguen pasando niños y jóvenes por la vida sin que nadie les enseñe el sentido de las cosas, el sentido del aprender y el sentido de la vida, éste último es el mejor de los aprendizajes y signo de madurez de una persona.

“Nadie aprende lo que no quiere” decía Gabriel Cámara, uno de los fundadores de un interesante modelo educativo alternativo, las redes tutoras (2008).  Para Gabriel, libertad y aprendizaje son dos binomios inseparables. Esa verdad, es más actual  y necesaria hoy en día que en otras épocas.  Uno quiere aprender algo cuando le ha encontrado sentido. Sin embargo estamos en un sistema en el que no se respeta lo que uno quiere aprender sino lo se debe, dando como resultado que nadie o muy pocos aprenden realmente. Veamos solo un ejemplo.  Han sido publicados hace poco los resultados en matemática de la Evaluación Censal de Estudiantes 2015. Dicha evaluación es aplicada a segundo grado de primaria y de secundaria. Recordemos que es la primera vez que se realiza una evaluación a segundo de media, por lo que el análisis de los resultados se hace todavía más interesante.  Los estudiantes que en el año 2015 estaban en segundo de media en el año 2009  estaban en segundo grado de primaria. Por lo que los datos del 2015 de segundo de media muestran la evolución de los logros de  dichos estudiantes. El supuesto de esta afirmación es que la cohorte de estudiantes 2009 no ha variado mucho. Si bien no se tiene certeza de este supuesto es un interesante ejercicio de evaluación del sistema. Como se puede ver en el gráfico 1, los estudiantes de la cohorte 2009 no solo no han aprendido sino que han desaprendido.  Se ha dado una disminución de 4 puntos porcentuales. Si  no se toman acciones drásticas para revertir la tendencia se puede proyectar la disminución a una tasa de decrecimiento de 6,6 % anual.  Por lo que en el año 2018 serían cerca de 7,7 %  que posean las capacidades matemáticas en el nivel esperado.  Es decir de cada 100 estudiantes solo 7 tendrían las capacidades esperadas.

Grafico 1.  Evolución de logros de aprendizaje en Matemática en la cohorte de estudiantes 2009. Elaboración propia con información de MINEDU, 2016.
Grafico 1. Evolución de logros de aprendizaje en Matemática en la cohorte de estudiantes 2009. Elaboración propia con información de MINEDU, 2016.

El investigador  Lee Jenkins realizó hace algunos años un interesante estudio sobre el grado de interés  por la escuela (2013).  El estudio muestra que el grado de interés va aumentando a partir del nivel de educación inicial hasta llegar aun punto de inflexión máximo de 35 % (Ver gráfico 2) en tercero de media. Es decir, de cada 100 estudiantes en tercero de media, 65% de ellos no quieren estar allí. Es una realidad que se va expandiendo a cada vez más sistemas educativos que es necesario aceptar, enfrentar y ensayar soluciones alternativas para remediarla. Nadie aprende lo que no quiere.

Grafico 2.  Grado de interés por la escuela. Tomado de Jenkins, 2013.
Grafico 2. Grado de interés por la escuela. Tomado de Jenkins, 2013.

Muchas veces nos pasa como la historia del borracho que es encontrado debajo de un farol en una esquina buscando las llaves de su casa. Entonces, le preguntan dónde perdió las llaves. Él responde que las perdió mucho más allá. Le preguntan : “Entonces ¿Por qué las buscas acá?”.  A lo que él replica “ Es que aquí hay más luz”.   Este es un chiste, pero lo que venimos haciendo en los sistemas educativos es bastante serio. Debemos de empezar a buscar respuestas alternativas ¿Qué significa “por aquí hay más luz” en educación? Pensar que el cambio es solo entrega de materiales, infraestructura,  más capacitaciones docentes, etc. Todo aquello que se puede medir, todo aquello que conocemos y nos es familiar: el sistema educativo con aulas, alumnos segregados en salones por edades, con un número de horas por área por año  que hay que cumplir, en las que se supone que debe haber aprendido todo lo esperado (recordemos 15 % en matemática).  Todo eso es lo familiar, todo eso es lo que hay que cuestionar. Es por ello que debemos preguntarnos  si el modelo de escuela es válido aún para los nuevos desafíos. Pues no lo es.

En el papel, se habla de nuevas pedagogías y de personalización del aprendizaje, pero lamentablemente no ha sido posible su entrada en el aula, por diversos factores. Uno de ellos es que se ha podido cambiar los fines de la educación en las normas, pero no los medios. El medio tiene que adaptarse o readaptarse al fin.  Y si el medio no ayuda a cumplir el fin, entonces o se desaparece o se cambia, según sea el caso.  No puede haber medios que contradigan el fin. lamentablemente eso es lo que está pasando hoy en día.  El medio sigue siendo una herramienta llamada escuela o sistema educativo que  responde a otro fin. Un sistema que ya colapsó hace mucho tiempo. Dicho medio sirvió en su momento.

El enfoque burocrático de mejora escolar

Para Linda Darling-Hammond,  investigadora de la universidad de Standford, podemos entender el cambio educativo como una fluctuación entre cuatro enfoques (2009): El burocrático, el de mercado, el profesional y el democrático.  El enfoque burocrático es el que ha primado en los sistemas educativos del siglo XX y ha sido caracterizado por la gestión burocrática de las escuelas. Este enfoque asume que el cambio ocurre en la medida en que se tengan reglas, procedimientos claros, así como con la entrega de libros y un currículo prescriptivo de lo que se debe aprender.  Viene a mi mente la entrevista que hacían en la radio a un ex-alto funcionario del Ministerio de Educación que personifica muy bien el enfoque burocrático.  En ese momento el bullying era un tema creciente en las escuelas peruanas tenía abundante cobertura mediática. Se  le preguntó qué hizo en su gestión para reducir el bullying en las escuelas peruanas. A lo que respondió:  “¡Claro! hicimos mucho, emitiendo muchas normativas para reducir el bullying”. Esta persona estaba claramente embebida y convencida de la efectividad del enfoque burocrático como medio para realizar cambios en el Perú. Lamentablemente la realidad muestra que emitir cientos de normativas no hace el cambio porque “acuerdo no es lo mismo que implementación”(Fullan, 2002, p. 45) .

Los supuestos del enfoque burocrático son, en primer lugar, que los estudiantes  son los suficientemente estandarizados para que ellos respondan  de manera idéntica y predecible a las «intervenciones» diseñadas por los tomadores de decisión y sus agentes. En segundo lugar,  el conocimiento necesario de dichos tratamientos se puede prescribir, está disponible y es generalizable  para todas las circunstancias educativas. Además dicho conocimiento puede ser protocolizado  en reglas estandarizadas para la aplicación y  éstas reglas pueden ser operacionalizadas a través de regulaciones,  sistemas de inspección y reportes periódicos.  Otro supuesto avezado en este enfoque es que los administradores y profesores pueden y quieren implementar dichas prescripciones en la práctica. En el enfoque burocrático si el proceso es administrado eficientemente producirá los resultados deseados.  Por lo que si los resultados no son satisfactorios,  supone que las prescripciones no son los suficientemente detalladas o  que el proceso de implementación no ha sido los suficientemente exacto. Es así que las soluciones a problemas educativos siempre se centran en una regulación más precisa de los procesos de gestión o educativos: un currículo más específico, pruebas más intensivas y frecuentes, más enfoques estandarizados del actuar docente, etc. (Darling-Hammond, 2009).  Siguiendo el ejemplo mencionado, este ex-alto funcionario, si estuviera en el cargo, al ver que el bullying continúa en las escuelas tendría como primera reacción  emitir más regulaciones o ser más específico en las mismas y echar la culpa del fracaso a la mala aplicación de las regulaciones, mas no a su estrategia de cambio.  A mi parecer, este enfoque sigue presente, en mayor o menor  medida, en los sistemas educativos actuales.

Para Darling-Hammond en este enfoque  los profesores no necesitan tener altos conocimientos acerca del aprendizaje, la enseñanza o el currículo, porque se asume que ellos no realizan decisiones importantes sobre los mismos (2009).  La planificación curricular es y debe ser realizada especialistas y expertos,  el profesorado   implementa el currículo planificado para ellos.  Como es evidente este enfoque no solo está reñido con la innovación sino que no encaja con lo que significa el aprendizaje del estudiante. Por ello Darling- Hammond concluye diciendo: «hemos empujado el modelo burocrático de mejora de la educación todo lo que podía,  y ya no se puede ir más allá» (Darling-Hammond, 2009, p. 49). Es decir,  ya no lo podemos estirar más.

Cuando se dio inicio a la expansión de la educación pública, que dicho sea de paso fue un gran logro, los objetivos eran simples y respondían a la coyuntura: ofrecer habilidades básicas de pensamiento  (sumar, restar, leer y escribir)  y generar la adhesión a la idea de nación, es decir, el enfoque burocrático tuvo sus logros. Éste  último objetivo fue muy importante puesto que  los países estaban conformándose y delineando sus respectivas soberanías.  Más allá de preguntarse si se lograron  estos dos objetivos con eficacia, es necesario reconocer que se dió un gran avance.  Con el pasar de los años las demandas sociales, culturales y económicas han cambiado radicalmente. Por ejemplo, hoy en día tenemos una urgente demanda social para la formación de los estudiantes, la de generar una adhesión a la idea de justicia frente al crecimiento del individualismo y el aumento de inequidades se hace necesario un sentido de solidaridad  (Amadio, Opertti, & Tedesco, 2013).  Otro ejemplo de lo que requiere  la ciudadanía del siglo XXI se da en el ámbito de formación  científica de todas las personas.  El ciudadano de hoy deben ser capaz de tener una opinión y postura clara sobre el uso de las células estaminales, los  alimentos transgénicos, la clonación humana y los debates sobre la genética para poder emitir su apoyo o rechazo a algunas posturas o propuestas.   Pero ello solo es la punta de un iceberg de nuevas demandas  para los ciudadanos del siglo XXI. Las empresas y organizaciones piden y se lamentan del bajo nivel con el que llegan los nuevos trabajadores en habilidades clave del éxito empresarial como: la capacidad de trabajar en equipo, la colaboración,  la innovación y creatividad. A pesar de esas demandas hoy en día y de saber que esas cuatro habilidades florecen en las interacciones abundantes  se puede entrar a un salón de clases y encontrar las carpetas distribuidas en filas la mayor parte de del día, fomentando un trabajo individualista dentro de la escuela.  Ello ocurre tanto en colegios públicos como privados.

Conclusiones

Con estas ideas he querido mostrar que urge seguir ensayando con ahínco propuestas alternativas de sistema educativo, porque el actual  no da más. El modelo burocrático ha cumplido su rol y no tiene sentido seguir reparándolo. Los bajos aprendizaje y el crecimiento del aburrimiento en las escuelas son uno de los signos de dicho fracaso.  Así mismo he querido introducir de lo que considero una posible salida, la pedagogía del brillo en los ojos, que la humanidad sea un mar de fueguitos.  En las próximas entregas se desarrollaré que se entiende por una pedagogía basada en el cultivo y desarrollo de la pasión por aprender en todas las persona y  comentaré los desafíos globales que han transformado la educación. Éstos últimos  se presentan, al mismo tiempo, como una luz de esperanza para transformaciones en tiempos que nunca habíamos pensado.

Referencias

Amadio, M., Opertti, R., & Tedesco, J. C. (2013). Porqué importa hoy el debate curricular: UNESCO.
Cámara, G. (2008). Otra educación básica es posible: Siglo XXI.
Darling-Hammond, L. (2009). Teaching and the change wars: The professionalism hypothesis. In A. Hargreaves & M. Fullan (Eds.), Change wars. Bloominghton: Solution Three.
Flecha, R. (2007). La presencia de Paulo Freire en España. Revista Interamericana de Educación de Adultos, 29(1).
Fullan, M. (2002). Los nuevos significados del cambio en la educación. Barcelona: Octaedro.
Galeano, E. (2000). El libro de los abrazos: Siglo xxi.
Jenkins, L. (2013). Permission to forget: and nine other root causes of America’s frustration with education: ASQ Quality Press.

Roberto Barrientos Mollo
Educador. Coordinador General de Comunidades de Aprendizaje , www.comunidaddeaprendizaje.pe , un proyecto de transformación social y cultural de la escuela y su entorno mediante la implementación de Actuaciones Educativas de Éxito. Es docente e investigador de la Universidad Marcelino Champagnat.