CARMEN MC EVOY | EL COMERCIO
Pagamos nuestros impuestos y ¿cuál es nuestra recompensa? ¿Cuántas escuelas y hospitales tendríamos ahora con todo lo que nos han robado?”, me pregunta un taxista. El agravio que un puñado de delincuentes le han infligido a los que viven del sudor de su frente es un hecho concreto que se expresa en dos niveles. Por uno, la expropiación millonaria de nuestros impuestos y, por el otro, el ataque brutal contra nuestra dignidad, honor y credibilidad interna y externa. ¿Eso cuánto vale? No tiene precio. Leer más…