Nadia Yépez Suárez | EDUCACCIÓN
El miércoles 11 de marzo se escuchó la noticia de que las escuelas del Perú cerraban por encontrarnos en una situación de emergencia nacional debido a la presencia del COVID-19. Como directora del Nido Rinconada respetamos la norma y luego de despedir a los niños de 1 a 5 años que atendíamos, el equipo de maestras y directivos nos quedamos hasta las 10 de la noche para prepararnos e iniciar el proceso de transformación digital que vimos había que iniciarlo a la brevedad. Al día siguiente, cada docente en su casa y con el equipo necesario hicimos las pruebas e informamos a los padres de familia para iniciar la educación virtual el viernes 13 de marzo.
Emergencia nacional y educación inicial
Obviamente desde esa fecha hemos pasado por procesos necesarios para un cambio, transformación, adaptación o aprendizaje frente a una crisis. Este proceso implicó etapas, entre las cuales podemos nombrar la contemplación(cuestionarnos el cambio), preparación (decisión firme de cambiar) y acción (practica el cambio).
Para pasar a la transformación digital en educación inicial y en el Nido Rinconada en particular, se tomó menos de 48 horas con el equipo en pleno para pasar por la mayor parte de estos procesos (contemplación, preparación y acción) y empezar a trabajar con un sistema de educación digital, que NO es sinónimo de educación presencial a través de una pantalla.
Consideramos que este cambio de paradigma se logró en menos de 48 horas gracias a la vocación de maestras, pues pensamos en qué sucedería con nuestros niños, niñas y sus familias “encerrados” por 15 días (lo cual fue lo indicado en un inicio y a la fecha ya cumplimos 6 meses); también pensamos en el cambio de estructura familiar que tendrían en sus hogares y en cómo podíamos apoyar en una organización interna de manera externa (explicar horarios, brindar soporte emocional, explicar cómo se daban las horas “efectivas” de los niños y niñas en el Nido y principalmente, cómo debían apoyar la familia en el aprendizaje de sus hijos, pues TODO sería nuevo a partir de ese día: rutinas, responsabilidades, actividades, etc.).
La transformación digital implicaba comprender el nuevo trabajo que realizaríamos, es decir, aprender nuevas habilidades para las nuevas ocupaciones de la actividad educativa digital a la cual estábamos ingresando. Es así como muy rápido nos enamoramos de esta transformación digital porque tiene el potencial de remodelar la educación con una rapidez asombrosa y por eso debemos ser responsables con la visión: actividades on line y contenidos digitales para modificar un escenario de nuestra vida como es la educación.
Es importante mencionar que el conocimiento adicional que se tiene con la Neuropedagogía acerca de que genética y ambiente son fundamentales para el desarrollo cerebral (desarrollo de la persona con todos sus talentos, habilidades y potencialidades), influyó de manera determinante para indicar que la Educación Inicial no podía parar, sólo tenía que transformarse.
En niños menores de 5 años cada día es un peldaño en su formación y desarrollo, por lo tanto, este se puede potenciar si es atendido por un maestro o adulto que realice no solo la acción de acoger y apoyarlo en su crecimiento emocional, sino en acompañarlo y favorecer el andamiaje, es decir, permitir que el niño o niña pueda realizar una tarea o alcanzar una meta que no lograría sin recibir ayuda… el aprendizaje se construye HACIENDO. Otro componente importante es la Zona de Desarrollo Próximo al contar con un adulto que guía al niño en el fortalecimiento de sus habilidades, es decir, formar las redes neuronales bases de la arquitectura cerebral. Caso contrario, será tiempo y oportunidad que no favorecerá en el desarrollo del niño o niña que se encuentra en edades tempranas.
Vocación de maestras y experiencia
Es reconocido por la sociedad que en estos seis meses el trabajo de los maestros se duplicó (por no decir que se triplicó) y también se ingresó a su hogar (exponiendo su perfil personal y familiar). Todo esto porque la vocación de maestro se impuso al mostrar la intención de continuar y por lo tanto aprender una nueva modalidad de enseñanza (de la cual la mayoría no tenía algún conocimiento). Esto se evidenció en dedicación al 100%, compromiso, creatividad, tropiezos y aciertos, pero principalmente, la intención de establecer un proceso que pudiera medirse, cuantificarse, lograr resultados satisfactorios y evitar la deserción masiva o retraso en el nivel.
Han pasado 6 meses y podemos decir tarea cumplida, pues hemos consolidado un sistema donde se articulan los 3 ejes principales: Niño, Familia y Escuela y lo mejor de todo, en el entorno virtual.
Niños y niñas
Con relación a los niños y niñas, en primer lugar se buscó el sostenimiento de cada uno de ellos y no alterar más de lo que supondría estar en casa 24 horas, por lo tanto el contacto con sus compañeros y maestras, así como las actividades que se propusieron se dirigían a mantener y soportar el vínculo emocional pero también continuar con un plan curricular adaptado a las circunstancias actuales, lo cual supuso por ejemplo, el uso de herramientas tecnológicas, hecho que no habíamos contemplado en la magnitud en que se dio con esta explosión del uso y saber.
Los niños no solo han reestructurado sus patrones familiares y aprendido a convivir en un núcleo familiar diferente (ahora los adultos trabajan en casa), sino que vienen disfrutando del aprendizaje con herramientas virtuales a las que no tenían antes acceso, y por lo tanto, sus aprendizajes no se han visto afectados.
Combinan estos aprendizajes con juego (espontáneo y dirigido) que es supervisado por la familia gracias al apoyo, monitoreo y capacitación de las maestras. Los niños siguen disfrutando del aprendizaje pues sus familias valoran lo que día a día demuestran en la cotidianidad: avance en desarrollo social, manejo de emociones de acuerdo a su edad, desarrollo del lenguaje oral y comprensivo, transferir conocimientos de matemáticas a situaciones comunes, etc. es decir, aprender para su vida, lo cual no es sinónimo de aprender para la vida que le llegará en algún momento cuando sea adulto. La personalidad se construye desde la infancia.
Familia
En cuanto a la Familia consideramos que han recobrado el rol de formación de sus hijos, hecho que, por la coyuntura del trabajo, tiempo y otras ocupaciones, cada vez depositaban más la responsabilidad en los centros de estudio o cuidado (Nido, Colegios, Guarderías) y ahora se han vuelto a empoderar de su rol protagónico: el de formar y fijar los patrones de crianza a su favor. La familia es una institución social y por lo tanto necesitan formarse para instituirse como padre/madre, y esto lo logramos en la práctica, cuando aprendemos a serlo gracias al acompañamiento de expertos (médicos, profesores, iglesia, familia, psicólogos, asistentas sociales, etc.) quienes nos orientan a salir del individualismo para tener una perspectiva solidaria.
Se ha logrado una actitud de responsabilidad y esfuerzo gracias al amor que tienen a sus hijos, pues esta adaptación supuso cambio de tiempos, rutinas, horarios y organización familiar, a la cual se sumó la tarea de apoyar a sus pequeños hijos en ser ahora los maestros en casa, ¡si!, ahora son unos excelentes formadores pues se vieron entre la espada y la pared, es decir, asumir – además de las tareas propias que tenían como padre/madre, profesional que trabaja en casa, ama/amo de casa, y otras más-, el ser “maestro” de mi hijo siguiendo las indicaciones que les brindaba la profesora.
Mucho reconocimiento tenemos que dar a los padres y madres que confiaron en nuestra propuesta metodológica a distancia pues los resultados se hicieron evidentes en el primer informe de progresos (junio 2020): estándares alcanzados y niños formados integralmente.
Maestras y aprendizaje
Finalmente y no menos importante, el proceso de transformación digital cayó en manos de profesoras, quienes debimos sumar experiencia (en algunas casi 30 años en educación) y juventud profesional (egresadas con uno o tres años de experiencia) para afrontar esta crisis demostrando que la educación inicial no podía parar; por esto se recurrió al aprendizaje colaborativo teniendo como metas el aprender a trabajar en redes virtuales, no tener temor de navegar en lo desconocido, ímpetu por aprender la tecnología que estaba al alcance, capacidad de trabajo en equipo, pero lo más importante, continuar con vocación, creatividad, capacidad de investigación y oportunidad en esta situación que se avizoraba como la “nueva normalidad”.
Ahora que ya vivimos en este nuevo paradigma, donde las maestras nos hemos convertido en expertas en crear sesiones divertidas, amenas, interactivas y con contenido académico que sobrepasó las expectativas pues los niños y niñas disfrutan el estar en casa, aprender con la tecnología y desarrollar sus habilidades – todo con el apoyo de la familia -, podemos decir que no sabíamos que estábamos preparadas para afrontar el nuevo modelo, pero sí confiábamos en lo que hacíamos.
Ahora somos una comunidad educativa digital, ya no existen barreras territoriales. Todo un reto que implica posicionamiento académico, capacitación, establecimiento de procesos, y otros, lo cual supone un plan de reactivación cognitivo que es progresivo; los niños están en pleno crecimiento y desarrollo cerebral que no se ha visto menguado gracias al buen uso del componente digital (los medios de comunicación son ahora un espacio educativo y no solo de entretenimiento), a maestras con vocación y apertura al cambio, y a que el hogar se volvió un espacio educativo. Se ha logrado generar, inspirar, crear, innovar en el campo que considero más difícil de la educación, la educación inicial.
Lima, 5 de octubre de 2020