Isy Faingold/ EDUCACCIÓN
A finales del año pasado tuve la oportunidad de viajar a Singapur para conocer su sistema y políticas educativas junto a un grupo de alumni de la Red de Teach For All que han asumido liderazgos transformadores en la educación de sus países. Desde hace varios años, Singapur es el país que lidera de manera categórica los ránkings internacionales de educación como PISA y TIMSS, por lo que ha despertado bastante curiosidad en la comunidad educativa global.
A continuación comparto algunas de las principales conclusiones que elaboramos junto a Jim O’Connor, Natalia Llorente, Harry Fletcher-Wood, Julie Goldstein y Katie Roberts-Hull luego de provocadoras conversaciones con representantes del Ministerio de Educación de Singapur, de los centros de formación docente (inicial y en servicio), directores de escuela, profesores, padres de familia y estudiantes.
¿Por qué es especial Singapur?
Antes de entrar a los temas educativos, existe una serie de particularidades que sin duda facilita los logros de Singapur y vale la pena repasar.
En primer lugar, es muy pequeño; de hecho, es el decimoctavo país más pequeño del mundo (para darnos una idea, su área geográfica es la quinta parte de la ciudad de Pisco).
Su población es de solo 5.6 millones de habitantes. El país tiene 500 mil estudiantes, 35 mil profesores y tan solo 360 escuelas.
Lo más resaltante: Singapur ha tenido solo un partido político en el gobierno desde su independencia en 1959. Eso ha permitido políticas sostenibles y bien planificadas -no es materia de este artículo abordar cuán democrático ni deseable es un sistema así, discusión definitivamente de gran interés y relevancia también-.
Singapur llama la atención también por ser un país donde hay una gran valoración social por la educación y donde esta ha sido un elemento fundamental para la construcción de nación. Un ejemplo claro se da en las políticas de integración social -dada la diversidad étnica, cultural y religiosa por las herencias chinas, malayas e indias-, tales como la política de vivienda que aseguran cuotas para la integración, lo cual se traslada a la diversidad en las escuelas.
Además, siendo un país pequeño y con pocos recursos naturales (por ejemplo, es importador de agua), la apuesta como país siempre ha sido por el desarrollo de su capital humano. La valoración de la educación se traduce también en el presupuesto que se le asigna al sector -segundo más alto después de defensa- y en algo tan anecdótico como inusual en otros países: la existencia de un museo de la educación (Ministry of Education Heritage Centre), que permite entender la historia de la educación en Singapur y sirve también como espacio de reflexión e inspiración para el futuro.
¿Qué caracteriza al sistema educativo de Singapur?
1. Un primer hallazgo en la materia en Singapur es que no hay un factor en especial que explique sus logros. Lo espectacular de su sistema educativo es que efectivamente funciona como un sistema, en el cual todas las partes cumplen con un rol y existe una excelente alineación entre el Ministerio, las escuelas y los formadores docentes: National Institute of Education (NIE), para formación inicial, y el Academy of Singapore Teachers (AST), para formación en servicio.
La atracción a la docencia, tan fallida en muchos países, es uno de esos varios factores que funciona bien. La alta valoración que existe hacia la educación permite un presupuesto alto para el sector -lo que se traduce en salarios por encima del promedio- y un alto interés y respeto por la carrera docente. La selección es muy competitiva y existen diferentes caminos para acceder a la certificación docente: por ejemplo, cuatro años en el NIE después de la secundaria, o entre dieciséis meses y dos años en un posgrado en el NIE luego de estudiar otras carreras en la universidad.
2. El desarrollo docente también se encuentra claramente organizado. Los profesores progresan en sus carreras eligiendo una de las siguientes tres rutas, dependiendo de sus intereses y fortalezas: i) ruta de liderazgo, para gestión educativa, como directores en escuela y luego en gestión desde el Ministerio; ii) ruta de especialistas, para interesados en diseño curricular, primero en escuela y luego en área curricular o de evaluación en el Ministerio; y iii) ruta de docencia (para los que quiere continuar enseñando indefinidamente también hay una línea de progresión, asumiendo roles de mentor y de formadores de docentes).
El desarrollo docente también incluye dos aspectos fundamentales:
En primer lugar, la formación inicial es muy completa e integra conocimiento disciplinar, teorías y habilidades pedagógicas, desarrollo de habilidades socioemocionales y comunicacionales, y experiencia práctica.
En segundo lugar, la formación en servicio es permanente, con 100 horas al año de capacitación para todos los docentes y mentoría. Los profesores nuevos tienen además un acompañamiento durante dos años y medio para fortalecer su práctica. Según el estudio comparativo internacional de la OECD, TALIS 2017, Singapur es uno de los países con mejor capacitación docente: se constató que cerca del 98% de docentes había recibido una formación inicial rigurosa.
3. La capacidad de planificación en el sistema educativo en Singapur es también asombrosa. Por ejemplo, el proceso de revisión del currículo es un ciclo que toma 6 años. En el primer año, se crea un comité con representantes del Ministerio, los centros formadores (NIE y AST) y las escuelas. Cuando se cuenta con una nueva propuesta de currículo, los representantes del Ministerio van a las escuelas para hacer observaciones y recoger feedback. Al cuarto año, cuando ya se tiene un currículo listo, se informa a los formadores docentes, de modo tal que tengan dos años para preparar a los docentes antes de la implementación completa, que se produce en el año 6, y a la par se inicia un nuevo ciclo de revisión del currículo.
¿Qué aspectos por mejorar tiene este sistema que funciona tan bien?
1. El primero es la equidad. Existe una diferencia amplia entre los estudiantes que logran mejores resultados y los que no (PISA 2015), lo cual se debe principalmente a la segmentación de estudiantes desde temprana edad. Así, los resultados de los exámenes que se toman en 6° de Primaria prácticamente determinan el futuro de los niños: si irán o no a la universidad, qué carreras podrán estudiar, qué trabajos tendrán, y exagerando un poco, hasta con quiénes se casarán. Este es un aspecto de mucha discusión interna en el país, sobre todo considerando que los tiempos de aprendizaje son diferentes para cada estudiante y el sistema no parece tomarlo en cuenta.
Otro factor que afecta la equidad es la existencia de tutorías privadas, que se iniciaron como centros de nivelación pero hoy funcionan más como centros de aceleración y que son accesibles solo para quienes los pueden pagar. La presión por salir bien en los exámenes nacionales ha generado una competencia excesiva, que se acentúa dado que se trata de una sociedad que valora altamente la educación.
2. El punto anterior está relacionado con otro de los problemas del sistema: el estrés que se genera en los estudiantes desde muy temprana edad para salir bien en los exámenes. Si bien esto lo encontramos en la literatura revisada antes del viaje y en las conversaciones con padres de familia y estudiantes, también es cierto que Singapur ha mejorado bastante en este aspecto, y el trabajo duro está siendo complementando con actividades extracurriculares que promueven la creatividad y el pensamiento integral. De hecho, a pesar de la presión, la mayoría de estudiantes que conocimos afirman disfrutar la escuela.
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En suma, el sistema educativo de Singapur no ha dormido en sus laureles. Lo más fascinante del viaje fue darnos cuenta de lo críticos que son con su propio sistema y cómo están constantemente retándose para mejorarlo, recogiendo lecciones de todo el mundo para adaptarlas a su realidad. Ese espíritu crítico y la voluntad de aprender y mejorar de forma permanente seguramente mantendrá a un pequeño país de gran progreso educativo en una buena senda.
Lima, 9 de abril de 2018