Edición 101

Las niñas y niños con altas capacidades: ¿nacen o se hacen?

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Hace unos días, fui invitado por el Programa de Atención No Escolarizado Al Talento y Superdotación – PANETS de Huancayo a ser ponente de una charla con el título “Los estudiantes con altas capacidades: ¿nacen o se hacen?”. Dejo aquí mis ideas y reflexiones al respecto.

La cuestión sobre si las altas capacidades son natas o innatas ha generado un intenso debate en la educación y la psicología. Aunque parece una pregunta sencilla, encierra supuestos que pueden limitar nuestra comprensión del fenómeno. La pregunta asume que las altas capacidades son únicamente un producto de la genética o del entorno, lo que puede llevar a simplificaciones peligrosas.

Una de ellas es el riesgo de caer en el determinismo biológico. Si asumimos que las altas capacidades son completamente innatas, podemos descuidar estrategias pedagógicas que permitan a los estudiantes desarrollar su potencial. Algo que suele pasar con aquellos docentes que caen en el mito de que los estudiantes con altas capacidades no necesitan apoyo ni acompañamiento individual.

Otra simplificación es excluir el aspecto del desarrollo y el entorno, es decir, ignorar que el esfuerzo, la motivación y las experiencias significativas también son clave en la manifestación del talento. Recordemos a Javier Tourón y su famosa frase: “talento que no se desarrolla, se pierde”.

Estas simplificaciones tampoco responden a preguntas como: ¿Qué ocurre con los estudiantes que no tienen un entorno adecuado para desarrollar su potencial? ¿O con aquellos que descubren sus talentos en etapas tardías? Este artículo busca ir más allá de esta dicotomía y reflexionar sobre cómo genética y ambiente interactúan para formar estudiantes con altas capacidades.

El aporte de la genética en la inteligencia

Es innegable que existen surtidas evidencias científicas de la base genética de la inteligencia. La ciencia ha demostrado que la genética juega un rol importante en el desarrollo de las altas capacidades.

Por ejemplo, los niños con padres de altas capacidades tienen más probabilidades de obtener resultados elevados en pruebas de CI. Este efecto es más notorio en habilidades relacionadas con la lógica y el lenguaje. En ese mismo sentido, las investigaciones muestran que en familias con antecedentes de altas capacidades hay mayor probabilidad de que otros miembros presenten talentos similares, como ocurre en casos famosos como los Curie.

Estudios hechos en gemelos idénticos y fraternos demuestran que entre el 50 y el 80% de la variabilidad en la inteligencia general está influenciada por factores genéticos. Pero también hay estudios que demuestran que habilidades específicas como la musicalidad, el pensamiento lógico-matemático o el lenguaje tienen bases genéticas.

Existen estudios que sugieren que los genes relacionados con la inteligencia están vinculados al cromosoma X. Como las mujeres tienen dos cromosomas X, las madres tienen un impacto genético mayor en la inteligencia de sus hijos.

Sin embargo, también existe la llamada herencia poligénica, es decir, las altas capacidades no dependen de un único gen, sino de la interacción de múltiples genes. Esto podría explicar por qué algunos individuos en una misma familia pueden mostrar talento excepcional y otros no.

Con todo lo anterior, y aunque los genes establecen un marco potencial, la expresión de estos caracteres genéticos dependen de factores epigenéticos, como la neuroplasticidad cerebral y la interacción con el entorno. Así pues, los factores genéticos tienen un papel crucial en las altas capacidades, ya que establecen una predisposición biológica sobre la que el entorno puede actuar. Sin embargo, esta predisposición no asegura por sí sola el desarrollo del talento; se necesita un entorno adecuado para que esta inteligencia florezca. Esto explica por qué un entorno estimulante puede transformar la predisposición en talento.

La importancia del entorno enriquecido como catalizador de las altas capacidades

El entorno educativo y familiar es esencial para que las altas capacidades se desarrollen plenamente. Para ello, es preciso que las escuelas y sistemas educativos implementen diversas estrategias para que este entorno sea catalizador y fomente las altas capacidades.

En primer lugar, las escuelas y los sistemas educativos deben garantizar, desde sus planes de gestión educativa y políticas inclusivas, que todos los estudiantes, sin importar su punto de partida, tengan acceso a entornos enriquecedores. Las escuelas deben adaptarse para garantizar que ningún talento quede sin descubrir por barreras económicas o sociales.

En segundo lugar, las escuelas deben generar espacios que fomenten la curiosidad y el aprendizaje activo, como actividades extracurriculares, laboratorios experimentales o mentorías.

En tercer lugar, las escuelas deben facilitar la capacitación docente para identificar y apoyar a estudiantes con talentos latentes, especialmente en contextos donde estos suelen pasar desapercibidos.

Finalmente, las escuelas deben garantizar la colaboración educativa e interacción entre familias, educadores y especialistas, lo cual es vital para diseñar estrategias personalizadas.

Desafíos y oportunidades: hacia un futuro inclusivo

La educación peruana enfrenta retos significativos en su intento de atender a estudiantes con altas capacidades. Algunos de estos desafíos incluyen desigualdades en el acceso a recursos, que deberían estar disponibles para todos los estudiantes sin importar su contexto socioeconómico o su lugar de procedencia. ¿Cuántos Juan Diego Flores o Gastón Acurio se perderán día a día en la ruralidad y la periferia peruana por la falta de oportunidades educativas?

Otros desafíos son la resistencia al cambio por parte de las autoridades, directores y cuerpo docente. Es necesario superar las barreras institucionales y sociales que frenan la implementación de estrategias innovadoras que permitan la detección y atención de las altas capacidades.

Así mismo, es necesario también diseñar modelos educativos personalizados que integren el uso de la tecnología y el desarrollo de habilidades para la investigación. Finalmente, es imprescindible la formación docente continua, inicial y en servicio, para ampliar las capacidades de los docentes en la identificación y el trabajo con estudiantes con altas capacidades en las aulas regulares.

Conclusión: una visión integradora

Las altas capacidades no son exclusivamente natas ni completamente adquiridas. Son un producto de la interacción entre genética y ambiente, potenciadas por estrategias educativas adecuadas. Más que discutir si “nacen o se hacen”, debemos centrarnos en diseñar políticas y prácticas que fomenten ambientes donde todo talento pueda florecer.

El verdadero desafío no es determinar si las altas capacidades son innatas, sino cómo garantizar que cada estudiante tenga las oportunidades necesarias para desarrollarse, enriqueciendo no solo su vida personal, sino también el bienestar de la sociedad.

Lima, diciembre de 2024

Jose Manuel Delgado Taboada
Soy Magíster en Gerencia Social con mención en Gerencia de Proyectos y Programas Sociales por la Pontificia Universidad Católica del Perú, licenciado en Psicología con mención en Psicología Social por la PUCP. Cuento también un diplomado de Experto en Altas Capacidades por la UNIR. Gracias a mi tesis en Gerencia Social, que fue un estudio de caso del Programa PAENFTS, fui consultor y luego especialista en talento y superdotación en la Dirección de Educación Básica Especial del MINEDU por año y medio, tengo 10 años de experiencia en el sector de ONG en el desarrollo e implementación de proyectos sociales, y 7 años como docente en educación superior. Actualmente soy profesor de la Carrera de Psicología en la Universidad Científica del Sur.