Rafael Cabral / Cinencuentro
“Logan” es la más reciente película de James Mangold, realizador quien también dirigió “Wolverine: Inmortal” (2013), y anteriormente otros títulos como “Cop Land” (1997), “Inocencia interrumpida” (1999) y “Walk the Line” (2005). Se trata entonces de un director con cierto recorrido en la industria.
Estamos ante una cinta con varios aspectos interesantes. En primer lugar, se trata de una nueva adaptación cinematográfica sobre Wolverine, personaje que encarna por última vez (aparentemente) Hugh Jackman. En segundo lugar, el tono y estilo realistas impregnados en la película distan mucho de lo que vemos habitualmente en películas de Marvel.
El aspecto visual de la película refleja muy bien las intenciones de la historia, ese ambiente de decadencia, muy propio del western crepuscular. En cierto modo esta película es eso, el crepúsculo de un héroe, el fin de una era. Pero también representa el paso del tiempo, el cambio generacional, que a todos nos llega el momento de cerrar ciclos, retirarnos, morir.
Es importante aclarar que estamos ante una producción de mediana escala, esto no es “X-Men: Días del futuro del pasado” (2014) o “Los vengadores” (2013), películas cuyo presupuesto no bajaba de los 200 millones de dólares. Sin embargo, “Logan” lleva recaudados US$440 millones a nivel mundial, casi cinco veces su presupuesto. Un éxito comercial instantáneo.
Menciono el tema del presupuesto porque queda claro que la película no es una gran apuesta de blockbuster típico. Más bien es un intento mesurado por presentar un producto a contracorriente del cine de superhéroes actual. El diseño de producción es modesto pero ingenioso, vemos unos cuantos efectos especiales que son realmente necesarios, pues al fin y al cabo se trata de una película fantástica. No obstante, el componente propio de la adaptación del cómic es minimalista.
Uno de los aspectos más interesante para comentar sobre Logan es el guión. Esta pretende ser una película adulta, con conceptos más profundos que un simple grupo de héroes salvando el día de una amenaza insuperable para la humanidad. Aquí no hay batallas épicas, superhéroes en todo su esplendor, ni grandes explosiones. Más bien vemos una historia extremadamente realista. Mangold, quien también participó de la escritura del guión, busca mostrarnos la caída de los héroes, la redención de los que han hecho daño; y además intenta abordar conceptos como la convivencia, los distintos conflictos humanos de acuerdo a la edad, tópicos aparentemente poco relacionados con una película de superhéroes.
Al ver la película uno se da cuenta que la historia realmente no va de “salvar a la humanidad”, sino de “salvarte a ti mismo”. Se trata del intento de Logan por ayudar a la pequeña Laura, quizá el último o el único buen acto que pueda hacer en su vida, porque Logan está perdiendo el factor de sanación que lo hacía hasta cierto punto inmortal. Ahora los vemos malherido la mayor parte del tiempo, con el cabello entrecano, cojeando, es un hombre agonizando.
“Logan” nos demuestra que se puede hacer una película de entretenimiento y al mismo tiempo con algunos matices más profundos, sin que esto signifique se va a fracasar en taquilla. Es posible encontrar un equilibrio entre el cine de calidad y el cine de entretenimiento, esto ya lo han demostrado realizadores como Christopher Nolan, o incluso Quentin Tarantino.
Aun así, a pesar de todas las bondades que tiene la cinta, no estamos ante una “obra maestra” como suelen adelantar algunos entusiastas cuando alguna película los sorprende. El lado más débil de “Logan” es precisamente el que lo distingue de las demás películas de Marvel: la tensión dramática. Vemos una historia de relaciones padre-hijo, adulto-niño, amor-odio, pero estas nunca se desarrolla adecuadamente, sobre todo del lado de Logan. Laura más bien sí parece recibir cierta influencia de los días que pasa con Charles y Logan, personajes sobre los que se pudo haber trabajado un poco más, desarrollando aquello que los ha llevado al punto donde se encuentran.
La película busca ser más emocional pero falla en ese intento. No tiene por ejemplo ni una línea de diálogo memorable sobre el paso del tiempo, el verdadero enemigo de los héroes: vemos a un Logan viejo, a punto de morir; Caliban es un mutante acabado al que reducen muy rápido al inicio, el Profesor X es un anciano que sufre ataques nerviosos, y por momentos tiene desvaríos.
En general estamos antes una película recomendable. Tengo la impresión que este no es un filme para el fan del cómic, si no para un espectador de cine ávido por historias con matices y personajes que causen interés. En ese aspecto es destacable además el trabajo de Patrick Stewart, quien le da una dimensión más humana a su personaje; y por supuesto el celebrado debut de la pequeña Dafne Keen. (Un dato para la trivia: Dafne es una actriz británica nacida en España, al igual que Millie Bobby-Brown, la ya inolvidable Eleven de “Stranger Things”).
¿Volverá a aparecer Hugh Jackman como Logan más adelante? Por el momento esta parece ser su última encarnación del personaje, pero no descartemos que podría regresar en el futuro en alguna revisión de su historia. Sabemos bien que Hollywood nunca da por muerto ningún producto, menos aún cuando genera tales cantidades de dinero.
Fuente: Cinencuentro / Lima, 7 de abril de 2017