Diego Vásquez Monterroso | Plaza Pública
En 1520 nunca se había experimentado una epidemia de viruela en el área maya. Su llegada, a través de comerciantes e informantes de otras regiones mesoamericanas, fue letal: entre un tercio y la mitad de la población total de entonces —calculada en dos millones— murió en cuestión de meses. La «gran oscuridad»[1], la «larga noche» que mencionan los escribanos y principales Kaqchikel en el título de este artículo, apenas comenzaba.
Terminada en el primer tercio del siglo XVII, la Crónica Xajil abarca todo el primer siglo colonial y el más mortífero jamás experimentado antes en esta región. En varias secciones de la Crónica es claro que la muerte de parientes de diferentes edades se vuelve algo común en el mundo maya, algo que en la época prehispánica estaba reservado a un pequeño segmento de la población involucrado en actividades militares. La enorme caída demográfica, un evento sin parangón en toda la historia americana,[2] aún tiene efectos en el presente: las sociedades mayas serían más populosas y probablemente mucho más ricas culturalmente (ya lo son, vale aclarar) de no haber sido por aquellos sucesos que, aunque temporalmente lejanos, aún impactan nuestro presente.
Pero la de 1520 no fue la única gran epidemia… Leer más