Los niños tienen derecho a escuchar historias

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Pedro Escribano / La República

Un día, los pájaros, ante tanto ruido de la ciudad, deciden rebelarse. Se declaran en huelga: dejaron de trinar. Una bruja descubre con gran susto que en su cabellera hay cana erguida. Prepara una y mil pócimas y no logra desaparecerla.

Una lechuga no sabe cómo vestirse para ir a su primera fiesta de verduras, sus amigas le ayudan a elegir el atuendo. Las frutas están alborotadas en la cocina porque saben que al día siguiente doña Juana, la dueña de casa, preparará una ensalada. Estas son algunas historias que Isabel Menéndez Ibárcena, que también es una cuentacuentos, ha cavilado y escrito para los niños. Acaba de publicar dos títulos, Una historia de una amistad y El alboroto de las frutas, en bella edición del sello editorial ARSAM.

Menéndez Ibárcena dice que el oficio de inventar y contar historias se lo encontró en el camino, que todo fue entrar en contacto con los niños para que aflore su pasión creativa.

“Si bien desde antes escribía y pintaba, encontrarme con los niños fue decisivo para dedicarme a la literatura infantil”, explica.

Refiere que en su casa, en la que vivía con siete hermanos, su padre les instaba a que estudien una carrera corta para tener con qué defenderse en la vida. “A las mujeres, por si nos tocaba un mal esposo y tuviésemos que separarnos… todas estudiamos secretariado (risas)”, cuenta.

Pero secretariado no le gustó. Optó por ser maestra y así, junto a dos amigas, grabaron un disco para niños, Saltaperiqueando, como temas generadores como los animales, profesiones y la Navidad. En ese disco de poemas y cantos, ella ponía el cuento.

El mundo infantil la cautivó. Durante tres meses llevó talleres de narración oral, uno de ellos con el reconocido narrador francés François Vallaeys. No contenta con ello, armó un proyecto curricular de narraciones, “Cuentos en el aula”. Con él tocó puertas y más puertas para que colegios y nidos incluyan en su programa un curso de cuentos. Nadie la aceptó.

“Nadie le iba abrir las puertas a una loca que pedía cuentos en el programa de estudio. Así que este proyecto lo convertí en un curso para llevarlo en determinados días a nidos y colegios. Fue un éxito, tanto que decidí renunciar a ser profesora para dedicarme a llevar relatos a los pequeños”, dice Isabel Menéndez.

La escritora y cuentacuentos halló su camino y su universo: los niños.

contar historias

Para Menéndez, los padres y los maestros tienen un deber: contar cuentos y poemas a los niños, a sus hijos. Ella está convencida de eso porque en su curso “Cuentos en el aula”, donde se vale de títeres, muñecos, canciones, luces y música, todo es útil para complementar la historia, los niños se sienten maravillados. No solo escuchan los cuentos, sino los escenifican con los personajes que ellos simpatizan y hasta reinventan las historias.

“Los padres y maestros deben recordar que el niño tiene derecho –y también deber– a escuchar historias. Y que nunca deben dejar de escucharlas”, enfatiza la cuentacuentos.

Ella asegura que cuando escucha a los niños se da cuenta de cuál es la relación de la escuela con la lectura, de cuánta atención o no le da a la tarea de fomentar la lectura a los pequeños.

“Estamos mal ubicados en el Informe PISA, que señala que nuestros niños no entienden lo que leen, eso es grave y es responsabilidad de los padres y maestros. En la carrera de Educación se debe incorporar un curso de narración oral y lectura. El maestro necesita recursos y estrategias para fomentar la cultura”, señala.

Mientras tanto, ella seguirá escribiendo sus historias que –muchas de ellas, dice– se parecen a sus experiencias.❧

Datos: La autora es educadora y cuentacuentos. Publicó los libros La huelga de los pájaros, Una historia de amistad, El alboroto de las frutas (Ed. ARSAM) fue finalista en el Premio Barco de Vapor de Perú 2012 de la editorial SM.

Fuente: La República / Lima, 09 de setiembre de 2016