Marcela Ayora | La Nación
n sus historias, la tierra habla; y así se narra un cauce de agua, la forma del viento, el monte. Y no por humanizados, sino porque en los libros de Selva Almada la naturaleza es algo que se escucha. Forma parte de los personajes, de la lengua. Para esta entrerriana nacida en Villa Elisa, Entre Ríos (1973), que estudió en Paraná y se instaló en Buenos Aires, donde vive desde hace veinte años, sus mundos de ficción echan raíz en la geografía del Litoral. Su nombre empezó a sonar fuerte a partir de El viento que arrasa (2012). Llamó la atención y circuló en un de boca en boca que sumó ediciones a esa primera tirada de la novela. Luego llegaría Ladrilleros. Con este nuevo libro, No es un río (Random House, 2020), se completa el sentido de una trilogía. Aunque no se emparenta con los dos anteriores en cuanto a trama y seguimiento de personajes, sí lo hace al poner la lupa en ese mundo de tres hombres –y la pesca– que se cruzan con otros y aparece la violencia. También, la traición. Se trata de Almada, y el tono se instala desde la primera oración… Leer más