Edición 44

Más allá del Hashtag

Los estudiantes deben utilizar la imaginación no sólo como herramienta, sino como fuente de contenido para visualizar situaciones éticas y estéticas integradoras de historias

Print Friendly, PDF & Email

Cynthia Capriata | EDUCACCIÓN

«Los individuos que quieren participar de un modo significativo en la percepción artística tienen que aprender a descodificar, a «leer», los diversos vehículos simbólicos presentes en la cultura; los individuos que quieren participar en la creación artística tienen que aprender de qué modo manipular, de qué modo «escribir con» las diversas formas simbólicas presentes en su cultura; y, por último, los individuos que quieren comprometerse plenamente en el ámbito artístico tienen que hacerse también con el dominio de determinados conceptos artísticos fundamentales».

Howard Gardner

La cita de Howard Gardner nos ayuda a conceptualizar la competencia de apreciación en su integridad. Señala la urgencia de estar presente en la cultura y de ser agentes participativos. Más allá de la práctica de compartir opiniones utilizando el signo de hashtag en las redes, la competencia de apreciación debe crear nuevos hábitos culturales y sustentar el sentido de pertenencia e identidad de los estudiantes.  Debido a ello, también menciona el dominio que hay que tener para “leer” símbolos culturales y la necesidad de conocer conceptos artísticos fundamentales. Eso apunta a la preparación y a la formación docente que discutimos en el artículo anterior.

Nadie duda del potencial creativo de los distintos lenguajes artísticos ni del protagonismo que la enseñanza de las artes puede tener en las escuelas. ¡Sin embargo, seguimos desnutriendo las facultades imaginativas y simbólicas de nuestros estudiantes en vez de enriquecerlas! ¿Por qué? ¿Qué nos frena? Según Lucina Jiménez:

La ausencia de educación artística en las escuelas y en espacios no formales representa una nueva forma de exclusión social y aún generacional. Confina a los niños y jóvenes a una sola dimensión de la vida. Muchas veces esa vida es ajena a la vida cultural y reduce a los niños y jóvenes al papel de consumidores de un mundo de imágenes y de productos culturales. (Jiménez, pág. 206).

Esa otra dimensión que aporta la educación artística, si no se desarrolla, queda trunca. Es decir, dejamos de preparar a los estudiantes para su inserción cultural en su comunidad y en la sociedad. Y, como bien dice Lucina, los convertimos en usuarios y no en agentes activos, generadores de cultura. La competencia de apreciación es la competencia artística, que se encarga de acercar la cultura a través de objetos y/o experiencias artísticas a los estudiantes en su tiempo… durante los años de escolaridad.  Al no ponerla en práctica,  es la competencia que más sufre en la educación artística. ¿Será debido a la complejidad de la tarea o a la incapacidad de las escuelas de establecer vínculos significativos y relaciones culturales fuera del entorno de la escuela? No es sólo un problema del área de Arte y Cultura…

Cabe resaltar que una educación artística de calidad trabaja de manera integrada la competencia de apreciación y la de creación. Es decir, promueve la complementariedad de los pensamientos creativos y críticos, poniéndolos en práctica de manera articulada. Contextualiza aprendizajes significativos y aquellos saberes situados que se puedan generar en relación a los procesos, los productos y las experiencias artísticas y culturales.

La competencia Aprecia de manera crítica manifestaciones artístico- culturales, de la nueva propuesta curricular, se define como la interacción entre el estudiante y las manifestaciones artístico- culturales. Para esta competencia, proyectar el perfil de egreso de los estudiantes hacia el a fin de la escolaridad, significa lograr que los estudiantes aprecien manifestaciones artístico- culturales para comprender el aporte del arte a la cultura y a la sociedad. Para ello hay que proporcionar a los estudiantes los hábitos de mente y las herramientas adecuadas. Dicho sea de paso, esto no ocurre sólo en la secundaria. Al igual que la empatía, que se desarrolla en esta competencia al conocer los procesos creativos de otros, es algo que se tiene que poner en práctica temprano y a lo largo de toda la escolaridad. Los estudiantes deben utilizar su imaginación no sólo como herramienta, sino como fuente de contenido para visualizar situaciones éticas y estéticas integradoras de historias, historias exploradas, concebidas y habitadas por ellos mismos. El componente central son los estudiantes. Si el enfoque multicultural no se acerca a los estudiantes, se queda en un plano abstracto y teórico sin comprometer el espacio de sus prácticas culturales.

¿Qué desarrollan los estudiantes en la competencia de apreciación?

Los estudiantes desarrollan la sensibilidad a través del pensamiento crítico y reflexivo, identidades culturales e intelectuales, y un sentido estético de amplia base y cooperación social, que empieza por la percepción artística. El camino para extender las habilidades perceptivas de los estudiantes es una tarea ardua pero no imposible. Cabe preguntar, ¿cuál es la metodología más efectiva para que los estudiantes logren percibir en su totalidad la diversidad de estímulos? Al otro lado de la balanza conviene plantear la siguiente pregunta, ¿cómo se construye el conocimiento en esta competencia de modo significativo, para que los estudiantes aprendan de manera autónoma a interpretar, a tomar posiciones contrarias que problematicen la recepción crítica de obras, e interactuar desde quiénes son, con expresiones y manifestaciones artístico-culturales? Planteamos los dos extremos, la necesidad de aprender a abarcar más al momento de percibir, y aprender a percibir con discernimiento. Es decir, con un  desarrollado sentido crítico y autónomo.

Daniel Willingham, en Critical Thinking, Why is it so hard to teach? aborda la complejidad de los procesos de pensamiento y la dificultad de enseñar a desarrollar en particular, el pensamiento crítico. Considera que los procesos de pensamiento crítico están interrelacionados también con el contenido; vinculados al conocimiento disciplinar y a los saberes previos de los estudiantes. Por ejemplo, explica que se les pide a los estudiantes observar un tema determinado desde una variedad de diferentes perspectivas. Ellos aprenden que eso es lo esperado, pero sin conocimiento de fondo ni práctica, los estudiantes internalizan la máxima de conocer múltiples perspectivas, la memorizan, más no pueden implementar ese conocimiento al no contar con los recursos y las estrategias adecuadas para hacerlo (Willingham, pág. 8 y 9).

En la competencia de apreciación, los estudiantes utilizan el conocimiento e información adquiridos para interactuar, construir y reconstruir significados. Exploran valores, como la tolerancia y la diversidad, desarrollando empatía hacia los procesos creativos de otros. Por sobre todo,  contextualizan e interpretan procesos creativos. Pueden ser los de sus esfuerzos o bien los procesos de otros. Amplían sus conocimientos y ponen en práctica lo que van entendiendo que incluye compartir lo que no entienden también.  Aprenden progresivamente a enfrentar los retos que se presentan al utilizar el pensamiento crítico en aprendizajes situados cuando indagan, analizan y “leen”, descodifican, obras y/o experiencias artísticas.  Participan activamente en este intercambio, comunicando sus impresiones e interactuando con las obras con o sin mediación. Se busca que los estudiantes dialoguen entre sí, conociendo el impacto que estas obras o experiencias tienen, en relación a su sensibilidad, sus creaciones o en sus vidas. El conjunto de las capacidades de esta competencia y los hábitos de mente que utilizan los estudiantes para aprender desarrolla en ellos un criterio estético.

Si tuviera que cerrar mis ojos y escoger unas cuantas palabras para describir esta competencia diría: sensibilidad, conexión y respuesta estética. En esta competencia los estudiantes conectan y responden o responden y conectan. Perciben usando los sentidos, Contextualizan, investigan y valoran, y Reflexionan con criterio. Alimentan su sensibilidad.

La competencia Aprecia de manera crítica manifestaciones artístico- culturales.

Lo más sorprendente de la nueva propuesta curricular, en relación a la competencia de apreciación, es que no está presente en el nivel inicial. Es difícil de entender. Si en el aprendizaje de arte la idea es potenciar un aprendizaje auténtico, en la competencia de apreciación a partir de la experiencia de los estudiantes, resulta indispensable guiar el proceso desde sus inicios. De esta manera, sería más fácil reconocer que el desarrollo artístico de los estudiantes no se produce en una progresión lineal. Las diferentes edades y cada nivel gozan de maneras particulares de aprender. Estas  se ven condicionadas por el desarrollo integral de los estudiantes y las experiencias previas con los materiales y los procesos.  Así como también como por la influencia del entorno familiar y cultural. ¿Por qué asumir que los estudiantes de inicial no pueden ejercer un pensamiento crítico? Como bien dice Daniel Willingham:

“El pensamiento crítico no es un conjunto de habilidades que se pueden implementar en cualquier momento, en cualquier contexto. Es un tipo de pensamiento que incluso los niños de 3 años pueden realizar y los científicos entrenados pueden fracasar”. (Willingham, pág. 10).

El desarrollo del pensamiento crítico está sujeto al desarrollo artístico de los estudiantes, tanto como al conocimiento disciplinar del área y a su práctica. A eso hace referencia la expresión saberes situados. La gradual adquisición de los diferentes aspectos que forman parte del aprendizaje de esta competencia, como construir un pensamiento crítico sobre un determinado tema, buscar de forma efectiva información sobre dicho tema o saber defender diferentes perspectivas y puntos de vista con argumentos que esclarecen sus ideas, entre otros, se ven condicionados por la madurez artística de los estudiantes y la complejidad del nuevo conocimiento adquirido. También por sus intereses, habilidades y necesidades expresivas. Es decir su disposición para aprender. Para profundizar más, ver las teorías de Jean Piaget y Michael Parsons. ¡Pero eliminar toda la competencia de este nivel no tiene sentido!

Las capacidades de apreciación se activan en actividades diferenciadas, que abarcan desde las impresiones iniciales de los estudiantes hasta el desarrollo de habilidades de investigación, análisis e interpretación. Se encargan de construir conocimiento explícito de las relaciones e interacciones con lo artístico y cultural. Un acercamiento reflexivo facilita la recepción de los estudiantes y permite monitorear sus respuestas estéticas. En esta competencia, ellos construyen aprendizajes significativos al relacionar lo que perciben y estudian sobre el impacto de las artes en la sociedad y en la vida cotidiana de la gente, con su propio modo de ver las cosas, su mundo interior y experiencia. El ideal es lograr una interacción ágil entre los estudiantes y experiencias artísticas; obras de arte que ellos crean y las de creadores profesionales de su entorno o de otras épocas y culturas. O bien problematizar estas relaciones para conocer diferentes perspectivas.

Hay que tener siempre presente que la apreciación artística se puede abordar desde diversas perspectivas. La actividad responsiva o respuesta estética de los estudiantes frente a obras de arte, se desarrolla progresivamente en relación a su capacidad perceptiva y analítica. Los estudiantes se ubican como protagonistas de un proceso de intercambio estético, social y cultural. Dependiendo del nivel se puede promover un debate que enfrente puntos de vista contrarios, relacionados a la recepción crítica de las obras de arte. Por ejemplo, la perspectiva más tradicional es la de la historia del arte, que analiza la intención de los artistas y las influencias sociales, culturales e históricas que condicionan su práctica. Esos parámetros sirven para tomar conciencia de los conocimientos artísticos acumulados de patrimonios tangibles e intangibles, de creencias, principios éticos y estéticos de las culturas, en cualquier contexto y época.  O desde un enfoque más contemporáneo, el de la antropología cultural o cultura visual, se aborda el estudio de la función social y política de un objeto, una acción o experiencia artística y cultual y los propósitos de su producción, distribución y consumo. Ambas perspectivas promueven estudios interculturales.

Conociendo las capacidades de la competencia Aprecia de manera crítica manifestaciones artístico- culturales.

La capacidad de percibir les brinda a los estudiantes espacios de descubrimiento y reflexión para procesar y responder a las experiencias sensoriales, auditivas, visuales, táctiles o kinestésicas de su entorno. El ideal es tener un programa que les permita a los estudiantes desarrollar la habilidad de percibir desde una perspectiva propia. Con gradual desarrollo de su sensibilidad, responden primero a lo que los rodea, su entorno natural y cultural. Progresivamente aprenden a responder a los procesos creativos de sus esfuerzos, así como a los de otros. El objetivo mayor es poder interactuar con las expresiones y manifestaciones artístico-culturales, desde las particularidades de cada lenguaje artístico. Los estudiantes asimilan y aprenden a reconocer múltiples cualidades de su entorno natural y cultural comunicando en el proceso las sensaciones, emociones e ideas que provocan en ellos.  Progresivamente, adquieren vocabulario nuevo y utilizan terminología de los diferentes lenguajes artísticos para comunicarse.

El desarrollo del sentido crítico es gradual y supone la habilidad de “leer” y describir con discernimiento creciente, información estética sobre el esfuerzo de sus propios proyectos, los trabajos de sus pares u obras de arte. No importa. En realidad es la combinación de estas lecturas que les permite a los estudiantes ganar experiencia a través de sus impresiones, sentido creativo y crítico, preguntas y cualquier duda que puedan tener. ¡Es saludable cuestionar lo que se aprende! Este intercambio se realiza a modo de diálogo, y establece relaciones y la posibilidad de vínculos nuevos.

La contextualización aporta el mirar más amplio. Esta capacidad sitúa las manifestaciones artísticas que los estudiantes perciben y estudian en un contexto específico. También incluye el contexto desde el cual los estudiantes se relacionan con las diversas manifestaciones. Lo que les permite a los estudiantes no sólo informarse acerca de la cultura en la que se origina un hecho artístico, sino también ser crítico en la manera en que se transmite sus significados. Así se pueden explorar otras perspectivas, definir y repensar nuevas relaciones con hechos artísticos y tomar posiciones más flexibles con el pasado, por ejemplo. Se estudia el pasado desde una visión crítica.  Conocer el conjunto de elementos y circunstancias de las obras artísticas, entender su sentido e influencias, y su función social, y todo lo que las condicionan en su origen les permite a los estudiantes construir,  analizar y reconstruir el contexto social, cultural e histórico de las obras y comprenderlas desde ángulos más complejos. Debido a ello, este proceso desarrolla en los estudiantes una mayor conciencia y sentido crítico sobre hechos artísticos y sus propios procesos de aprendizaje.

Porque, reflexionar sobre las manifestaciones artístico- culturales supone interpretar intenciones y significados. Los estudiantes aprenden con gradual criterio estético a interactuar y relacionarse con sus procesos de aprendizaje, los trabajos de sus pares, obras de arte y manifestaciones culturales. Desarrollan el pensamiento reflexivo y crítico al deliberar, indagar y analizar diferentes perspectivas y puntos de vista sobre el proceso creativo de una obra y las intenciones de los artistas. Ojo, que una de las cualidades del pensamiento crítico es que tiene que estar dirigido por el estudiante. Ellos desarrollan progresivamente un entendimiento estético, que les permite expresar desde impresiones iniciales, comentarios simples y opiniones cada vez más informadas hasta un criterio autónomo. Con la experiencia, los estudiantes aprenden a acercarse hacia sus fines y apropiar conocimiento que les es útil para sus procesos creativos. De esta manera, fortalecen su criterio, esa forma particular de ver el mundo, y descubren que pueden adquirir un punto de vista propio e independiente. Por sobre todo, aprenden que hay múltiples maneras de desarrollar conceptos en las artes. Como es de imaginar, esta capacidad es importante en los procesos de evaluación.

Para terminar, a partir del enfoque multicultural e intercultural, la competencia de apreciación les enseña a los estudiantes a gestionar y orientar pensamientos estéticos que los conectan a sus creencias y sentimientos, y los acerca a las de otros. De esta manera se desarrolla la tolerancia y la empatía… practicándola. También les permite a los estudiantes modelar lo que entienden sobre la diversidad cultural y el mundo actual globalizado. Esta competencia es indispensable para formar
el sentido crítico de los estudiantes y es responsable de enseñarles a aplicar su criterio en la manipulación de un conjunto de elementos y saberes culturales, como participantes activos de su entorno artístico cultural. Entonces, ¿por qué se descuida tanto su implementación en las escuelas?

Lima, 3 de agosto de 2018

BIBLIOGRAFÍA

Currículo Nacional de Educación Básica, Ministerio de Educación del Perú.

Jiménez, Lucina. Arte, cultura y ciudadanía: hacia la construcción de valores, Educación, valores y ciudadanía. Metas Educativas 2021, La Educación que queremos para la Generación de los Bicentenarios, capítulo 13, páginas 203-213. Recuperado de: https://www.oei.es/historico/metas2021/valoressm.pdf

Willingham, D.T. Critical Thinking, Why is it so Hard to Teach? American Educator, summer 2007. Recuperado de: https://www.aft.org/sites/default/files/periodicals/Crit_Thinking.pdf

 

Para citar este artículo en APA:
Capriata, C. (2018). Más allá del HashtagEducacción, Año 4 (44). https://bit.ly/2Omn5KJ

Cynthia Capriata
Cynthia Capriata es pintora, ilustradora y calígrafa. Estudió en el Bard College, Annandale-on-Hudson en Nueva York (1976 – 1978); y en School of Visual Arts de Nueva York (1981). Tiene dos maestrias en el Teachers College, Columbia University, Ha trabajado como artista en Nueva York. Ha presentado numerosas muestras individuales. Ha sido coordinadora del área curricular de arte en el Ministerio de Educación.