Katherine Agüero / Para EDUCACCIÓN
Hace algún tiempo vengo reflexionando sobre como aprendí a manejar la tecnología y a empoderarme de ella de una manera autónoma, analizando sobre cada acción que realizo con los entornos virtuales cuando necesito crear objetos o espacios de aprendizaje y cuando voy valorando la forma como llego a comprender la razón por la que aplico una u otra estrategia con los dispositivos y las aplicaciones.
Esta perspectiva no es común entre quienes provenimos de la formación técnica en Computación e Informática, porque aprendimos a manejar la tecnología siendo adiestrados para convertirnos en “expertos” y, de esa manera, aplicar las funciones de las aplicaciones para objetivos estrictamente laborales, es decir las “usamos” porque en el trabajo la piden, por lo tanto, mi motivación era solo esa.
Cuando las escuelas empiezan a incluir en su currículo la enseñanza de “Computación e Informática”, entonces los “expertos” en esta materia son los que empiezan a asumir el rol de docentes y es así como empiezo a explorar el mundo de la “Pedagogía en Computación”, que fue el nombre que le pusieron a un curso en el que me capacité.
Cuando los expertos asumen el rol de docentes en las escuelas, pues enseñan como a ellos les enseñaron, y adiestran a sus estudiantes en el manejo de los programas para crear objetos y valoran el adiestramiento en esa aplicación, que se traduce en una serie de instrucciones y procedimientos, como “colocar bien el fondo”, “insertar la imagen”, “insertar sonido y videos”, “configurar dispositivo”, para que un objeto pase por todas las herramientas en las que fueron adiestrados. Finalmente, les dan un modelo de objeto y les dicen “háganlo”. Por ello comprendo por qué se enseña Computación e Informática y no TIC, como expliqué en mi artículo anterior.
Aprender de esa forma me ponía limitaciones. Por ejemplo, debía memorizar las instrucciones. Aunque se me decía que era un asunto de práctica, cuando pasaba un tiempo sin usar la aplicación tenía que recurrir a mi instructivo y recordar. Como docente de TIC (más bien de Computación e Informática), debo capacitarme en el manejo de programas actualizados, pero es poco lo que aprendo cuando me adiestran. Digamos que me enseñen 10 herramientas por sesión, pero solo me queda en la memoria la mitad, y muchas veces he abandonado las capacitaciones porque algunos programas los veía muy complejos (no solo por la cantidad de herramientas, sino también por la profusión de procedimientos).
Sucede de otro modo cuando el aprendizaje de esas aplicaciones parte de una necesidad, cuando investigo en páginas y videos que me muestran diversos caminos para lograr mi objetivo y puedo elegir el más rápido y sencillo para optimizar mi tiempo y mejorar la calidad de mis objetos, cuando trabajo en equipo y otros comparten sus aprendizajes y nos retroalimentamos, cuando reflexiono sobre lo que hago con la tecnología, cuando comparo los objetos de otros y me inspiran para crear uno propio.
He aprendido cuando he tomado en mis manos el aprendizaje y me he educado para crear y no copiar.
No solo aprendo de esta forma (no solo “memorizo”), también encuentro el sentido de lo que hago y puedo responder a nuevas situaciones que se me presentan, porque tengo claro la funcionalidad de las aplicaciones y herramientas y no solo la función; porque tengo claro para qué busqué aprender algunas aplicaciones. A esto le llamo AUTONOMÍA EN EL APRENDIZAJE. Si logro aprender de esta forma, entonces mis alumnos también lo harán, por lo tanto, en mis clases debería ser solo una facilitadora que intervenga lo menos posible y ayude a descubrir caminos nuevos, y que mis estudiantes se conviertan en AUTODIDACTAS.
Integración de las TIC
Las escuelas ya están exigiendo a docentes de todas las áreas que manejen las TIC y que las integren en sus áreas, les capacitan para que puedan “utilizar” en sus clases la tecnología. En los colegios del estado ya existen las aulas especiales para que los estudiantes usen las TIC en actividades educativas.
Si capacitan a los docentes para que sean “expertos” en el manejo de Software, lo único que se estaría logrando es que terminen adiestrando a sus alumnos solo en el manejo de aplicaciones, si los capacitan para que “utilicen la tecnología en sus clases”, recurrirán a software básico como Word, Excel, Power Point y crearán presentaciones “expositivas”, o diseñarán sus sesiones en Word, o sacarán sus promedios de notas en Excel.
Cuando los docentes “utilizan” las aplicaciones para exponer no están integrando las TIC, las están usando para que su estudiante visualmente aprenda mejor. Pero sería diferente si el estudiante (no el docente) organizara los contenidos con el PowerPoint, es decir, construyera su aprendizaje con la aplicación. Por ejemplo, cambiar de sitio cada diapositiva significa que está reorganizando su pensamiento, y tendría que fijarse cómo relaciona una diapositiva con la anterior o la que sigue, es decir, estaría pensando con la aplicación. Así, en este caso, estaría aprovechando las TIC.
Los docentes necesitamos aprender a enseñar a pensar con las TIC, al tiempo que las integramos. Son dos cosas muy difíciles de hacer en una misma sesión, más aún, no es fácil para los técnicos romper con este paradigma de enseñanza tradicional de adiestramiento, ni para los docentes enseñar a pensar con las TIC.
Algunas estrategias
Necesitamos aprender a “enseñar a pensar” con las TIC, y a crear sesiones de aprendizaje donde no solamente sea importante el objetivo del área sino el desarrollo de competencias TIC, que permitan que nuestros estudiantes logren un empoderamiento de ellas.
Algunas estrategias pueden ser efectivas para ayudar en esa dirección, porque proponen situaciones de aprendizaje que podemos contextualizar y hacerlas significativas:
- Crear objetos virtuales a partir de un catálogo de ellos, pero sin copiar ninguno.
- Buscar y seleccionar información, comparando la que proviene de fuentes confiables con la de no confiables, para argumentar por qué se descartan.
- Promover que personalicen sus entornos según sus actividades.
- Reflexionar cómo personalizar sus entornos cuando cambian sus actividades y sus intereses.
- Observar y comparar interacciones en espacios virtuales para evaluar cuáles construyen vínculos con otros o cuáles refuerzan aprendizajes y cuáles no llegan a ello.
Lima, 30 de noviembre de 2015