César Cortez / Cinencuentro
El 2015 no fue un buen año para el cine de terror peruano, a pesar que algunos dicen que uno que otro título estuvo a la altura -con lo cual discrepo totalmente-, pienso que aún seguimos a la espera de ese proyecto que nos dé esperanzas en el género. Y ahora, con No Estamos Solos, tal parece que eso aun está lejos de ocurrir.
Un pareja, junto con la pequeña hija de él, se muda a una antigua casa ubicada en las afueras de Lima. Desde la primera noche, la pequeña Sofía siente algo extraño que la empieza a acechar, se lo cuenta a su padre pero este hace caso omiso. Sin embargo con el pasar de los días, estos acosos se vuelven cada vez más aterradores por lo que recurrirán a un sacerdote para que certifique si hay una entidad en su hogar. Lamentablemente para ellos, sus sospechas serán confirmadas cuando este ente se empiece a manifestar de una forma no tan amigable.
Debo confesar que desde que vi el tráiler del filme, no daba mucho por esta película. Incluso considerando que estos avances suelen mostrar lo mejor de una película, mandamiento que para los intereses del director Daniel Rodríguez Risco, y el resto de su equipo, aquí se cumple a cabalidad.
Es una pena que luego de casi tres años de haberse estrenado Cementerio General, el primer largometraje de terror peruano estrenado a nivel nacional y que abrió una gran puerta a otros realizadores para que hagan cine de género, no hayamos encontrado la fórmula para hacer una obra digna de apreciarse, haciéndonos preguntar si lo visto hasta el momento ya marcó el techo para el terror peruano.
Tal vez algunos realizadores no toman muy en serio el género porque están más preocupados en generar dinero que en mostrar una buena producción, confiando en que el público peruano -hay que decirlo- no es muy exigente en ese aspecto y acepta de una u otra manera lo que le muestran. Este género, y la historia nos lo ha demostrado, ha sabido entregar títulos más que elogiables y que han quedado en la memoria colectiva. Desafortunadamente, aquí estamos lejos de lograr esto, y al parecer seguiremos viendo títulos que no aportan nada nuevo, más que “tomar prestado” escenas vistas en el cine estadounidense, europeo o asiático.
Precisamente esto último es lo que ocurre con No Estamos Solos, que parece basarse en un título como Ju-On (uno de mis favoritos), un clásico del cine de terror japonés, mejor conocido por su versión americana llamada “The Grudge”. Así como de ese título, desde el tráiler este filme peruano había mostrado escenas extraídas de “El Conjuro” o “El Exorcista”, incluso algunos diálogos de esta última.
Las interpretaciones dejan mucho que desear empezando por Marco Zunino, quien demuestra que el terror no es para él. Su rol como padre de familia no convence, nunca se ve que haya química con su pequeña hija interpretada por Zoe Arévalo ni tampoco con Fiorella Díaz, su pareja en la historia. Si bien esta última tampoco logra hacer una gran actuación, sí estuvo unos escalones más arriba que el resto, sobre todo en la escena en que es poseída por el demonio.
Igualmente, Lucho Cáceres como el sacerdote exorcista tuvo un desempeño aceptable, pero me hubiera gustado verlo un poco más en escena ya que su historia podría haber aportado más de interés al filme. Las participaciones de Jimena Lindo como una fantasma al estilo “Samara” de El Aro o “Kayako”” de The Grudge, y de Matías Raygada, también como anima, solo son imágenes inertes sin ninguna acción. Desperdiciados totalmente.
Debo rescatar -porque no todo fue negativo en “No estamos solos”- el diseño de los créditos iniciales y la escena del exorcismo, junto con el maquillaje que se usó para el personaje de Fiorella Díaz. Igualmente mencionar esos tonos claroscuros que reflejaban algo de misterio y miedo, como si algo sombrío estuviera habitando en la casa, una atmósfera que no terminó de cuajar.
Estimo que No Estamos Solos pasará sin pena ni gloria por la filmografía peruana, y es que si no se arriesga por historias originales podríamos perder al terror como alternativa de cine comercial en nuestro país y ojo que este no es un dato menor.
Fuente: CINENCUENTRO / Lima, 25 de enero de 2016