Roberto Barrientos Mollo | EDUCACCIÓN
Andrés nació en 1940. Estudió ingeniería en la universidad de La Molina y su sueño era trabajar en la sucursal del Banco Agrario y lo logró. Allí trabajó y allí se jubiló. En toda su vida solo tuvo un empleador y allí desarrolló toda su carrera. Antonio que nació en 1984 y se licenció como tecnólogo médico en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ha cambiado de trabajo 6 veces en los últimos 15 años. Trabajó en una posta médica un tiempo, luego en el área de responsabilidad de una empresa eléctrica, luego fue funcionario del Ministerio de Educación elaborando normativas y viendo alianzas estratégicas, fundó una ONG de ayuda social para niños en el Cerro el Pino, una zona peligrosa de Lima. Por último, ha sido acompañante para el desarrollo de escuelas. En su tiempo libre le gusta participar de Hackatones para elaborar aplicaciones tecnológicas de diversa índole. Todos sus trabajos le han apasionado, pero han sido muy distintos en su contenido y en las habilidades necesarias, por lo que ha tenido que adaptarse y aprender rápido.
Hay dos características clave que ha tenido que desarrollar y que para Andrés no eran necesarias: la capacidad de adaptarse y aprender rápidamente nuevos oficios y encontrarle el gusto a cada uno.
Hasta hace unos años la mayoría de personas aspiraban a un puesto de trabajo estable como Andrés, y luego a quedarse en esa empresa de por vida. De allí la palabra “hacer carrera”, quedarse en un solo lugar y desarrollarse en el mismo. Hoy en día la estabilidad por muchos años en una empresa es casi imposible, por los cambios tecnológicos (la robótica y la Inteligencia Artificial vienen reemplazando muchas funciones humanas) o cambios en la economía (quiebre y aparición de nuevas empresas). Esto hace que las personas cambien de empleo de manera voluntaria o involuntaria. En los escenarios tan inciertos del mundo de hoy las únicas personas que podrán sobrevivir a ese escenario incierto serán aquellas que tienen las dos habilidades de Antonio:
- Capacidad de aprender rápido y por su cuenta
- Disfrute por el aprendizaje para poder seguir profundizando en dicha habilidad.
Las personas que tengan esas dos características tienen y tendrán un escenario con más posibilidades de supervivencia en el presente y en el futuro. Este fenómeno ocurre en el mundo laboral y abarca todas las dimensiones de la vida de las personas y del funcionamiento de las instituciones. por lo que las instituciones también deben estar enfocadas en el aprendizaje institucional, más que seguir haciendo lo que siempre han hecho. Porque el mundo estable de Andrés ya no existe.
En el mundo empresarial el que no aprende y se adapta rápido muere y desaparece, pero no ocurre lo mismo en el mundo de las entidades del estado no ocurre la muerte institucional, porque seguirán recibiendo financiamiento del estado. Las consecuencias de no aprender rápido en educación serán que no cumplan su misión y fracasen estrepitosamente en ayudar a millones de niños y jóvenes a adaptarse y tener una vida digna que cubra sus necesidades básicas. Lo que a su vez generará un profundo descontento social frente a las crecientes desigualdades, con escenarios futuros impredecibles.
El mundo de hoy es demasiado dinámico e incierto en todos sus aspectos: social, tecnológico, económico, ambiental y político. Entonces, ¿cómo sobrevivir en un mundo tan incierto? La incertidumbre es tal que, en el año 2019, nadie se esperaba pasar todo el 2020 encerrado en sus hogares. La habilidad para sobrevivir en la incertidumbre es adaptarse, la adaptación implica mucho aprendizaje. Antes había tiempo para aprender con lentitud para pasar del estatus quo al nuevo estado. Hoy en día, dados los ritmos acelerados del cambio se requiere adaptarse rápidamente o perecer.
Por ello hago un llamado a la sociedad civil y funcionarios a aventurarse al mundo del aprendizaje, de la adaptación a un nuevo mundo. Arriesgarse genera temor, porque no sé sabe qué hay más allá si se suben a la barca del aprendizaje. La otra opción es quedarse en el estatus quo de tierra firme, pero que sucumbirá tarde o temprano. La barca del aprendizaje es frágil, el mar es movido, pero nutre de esperanza ver que hay otras barcas y hay faros que guían. Aprender a navegar en este mar incierto es difícil. No es lo mismo vivir en tierra firme que bregar en una mar desconocida. Se requieren otras habilidades.
¿Existen técnicas para aprender a navegar en la incertidumbre? Una técnica que invito a aprender para navegar mejor en esa mar es la metodología de Lean Startup. Pero es solo una técnica, nada más. Lo importante es arriesgarse y tener faros claros de posibles destinos. Por faros me refiero a tener clara la respuesta pedagógica de cómo se ve el buen aprendizaje y en qué condiciones ocurre. Lo que está en juego de no subir a la barca y lanzarse es la propia felicidad laboral y las vidas de las personas a tu cargo, miles de docentes y millones de niños que no se merecen escuelas que más se parecen a campos de concentración, se merecen escuelas donde la libertad, la autonomía y la alegría de aprender con rigor y pasión sean la norma y no la excepción, donde se desarrollen al máximo las dos características mencionadas al inicio.
Quien desee profundizar en esta metodología cuya filosofía es ser un hambriento y feliz aprendiz de la realidad y ser un obsesionado con el usuario, con la persona, puede revisar este artículo (https://www.cete.pe/aprender-rapido/) en el que se profundiza más al detalle sobre el mismo en educación.
Lima, 05 de abril de 2021