Edición 26

Nuevo alegato por una Educación Intercultural para Todos

Fernando Bolaños amplía sus reflexiones sobre la educación en un país pluricultural como el nuestro. La educación peruana debe ser toda intercultural, afirma, si no la estamos condenando a estar de espaldas a la realidad e irrelevante para lo que debemos conseguir de cara al Bicentenario.

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Fernando Bolaños / Para EDUCACCIÓN

“Firme y feliz por la unión”, terminó su discurso el pasado 28 de julio el Presidente Kuckzynski, recordando el lema de la patria, y la promesa de vida para todos los peruanos. Esta intuición que tuvieron los fundadores de la patria estaba basada en la esperanza de que la República debía traer la prosperidad y el bienestar que muchos anhelaban.

Sin embargo, prontos a llegar a los 200 años de nuestra Independencia, subsisten aún grandes brechas entre los peruanos y peruanas. En un reciente artículo en El Comercio[1], Patricia Balbuena, ex viceministra de Interculturalidad nos recordaba que los porcentajes de pobreza y pobreza extrema de las comunidades nativas exceden en forma dramática al promedio nacional. Es claro que no podremos lograr las metas de ser un país desarrollado, un país OECD, si no reconocemos estas brechas y tomamos las medidas, como país, para brindar servicios efectivos a dichas comunidades, sabiendo que tendrán que ser más caros y ajustados a sus necesidades, al mismo tiempo que pertinentes culturalmente. Los niños y niñas de estas comunidades no son la mayoría del Perú, pero como señalaba Elena Burga en un artículo anterior en Educaccion[2], se concentran en cerca de la cuarta parte de las instituciones educativas del país, un número poco despreciable, y que requieren acciones claras y no solo marginales en el marco de la política educativa general.

En el campo de la educación intercultural hay avances significativos. En los últimos cinco años ha habido un impulso que no se había visto en años previos, traducidos en mayor presupuesto y estrategias mejor definidas (materiales, acompañantes pedagógicos, formación de docentes indígenas, etc.). Aunque la Defensoría del Pueblo ha señalado todas las falencias que aún existen para ofrecer una EBI de calidad[3], es evidente que hay esfuerzos que no se habían hecho en décadas. El informe señala que 40% de los docentes que trabajan con estas poblaciones no tienen dominio del idioma originario. Pero es imposible que se hagan milagros de la noche a la mañana, mucho más si tomamos en cuenta que en el 2010 solo habían 5 Instituciones de Educación Superior Pedagógica (IESP) y 4 universidades que ofrecían la carrera de EIB. Hoy son 32 y 9 respectivamente. Tomará un tiempo para que haya docentes formados con las competencias requeridas y mayor tiempo aún para que estas maestras y maestros, muchos originarios de las propias poblaciones indígenas, puedan trabajar en las escuelas donde se les requiere.

El hecho de que el Ministerio de Educación haya aprobado también la Política de Educación Intercultural para todos y todas, además de la Educación Intercultural Bilingüe[4] es un esfuerzo por darle integralidad a los esfuerzos y por definir tareas y responsabilidades específicas que corresponden a varios niveles y no solo a las escuelas EIB, sino a todas las escuelas. La educación peruana debe ser toda intercultural; si no, la estamos condenando a estar de espaldas a la realidad e irrelevante para lo que debemos conseguir de cara al Bicentenario. Una de las grandes tragedias de las escuelas peruanas es su nivel muy alto de segregación socio-económica y cultural. En otras palabras, las niñas, niños y adolescentes peruanos estudian y se socializan con pares que son semejantes a ellos: provienen de los mismos lugares y tienen niveles socio-económicos similares. En muchas escuelas privadas, los costos de ingreso y matrícula, son un filtro explícito. Muchas veces, incluso, hay maneras veladas de discriminación. En el caso de las escuelas públicas, muchas de ellas, sobre todo los grandes colegios de Lima y las ciudades principales, dejaron de ser aquellos crisoles donde se formaban chicos y chicas de diversos estratos y provenientes de distintos lugares. En muchos sitios, algunos han visto a muchas escuelas públicas como centros de estudios para pobres con pobre calidad de enseñanza. En el último caso, hay tendencias de mejora, pero esto no ha terminado con la segregación debido al estigma que pesa sobre la mayoría de las escuelas públicas. Es casi improbable que una familia de mediana o alta situación económica decida enviar a sus hijos allá. Ni siquiera las familias de clase baja emergente, que prefieren matricularlos en escuelas privadas de dudosa calidad, pero privadas, al fin y al cabo.

Por ello, creo que la Política de Educación Intercultural que debe comenzar a implementarse a la brevedad debe ser asumida por todos con mucha seriedad y prioridad. Conocemos experiencias interesantes de colegios, tanto públicos y privados que buscan desarrollar competencias interculturales con sus estudiantes. Conozco un colegio en Lima que hace intercambio entre sus estudiantes y sus pares de un colegio ashaninka de la selva central. Algunas veces los chicos van allá y otras veces los chicos de las comunidades de selva vienen a la ciudad. Hay otros colegios que organizan los viajes de estudio no para hacer turismo sino para acercarse a realidades diversas de otras partes del país, para ser más sensibles a otras formas de vida, otra geografía y actividades económicas diversas. Una experiencia excepcional es Tinkuy[5], un encuentro anual entre estudiantes de 6to grado que el MINEDU organiza desde el 2012, que permite el intercambio entre chicos de diversas comunidades indígenas y afro-peruanas que se reúnen en Lima, en base a un tema de reflexión común y conversación durante una semana completa.

Las experiencias señaladas son muy importantes, pero se requiere que estén más extendidas y no sean actividades puntuales en el año sino un enfoque constante que atraviese todos los componentes del currículo, desde comunicación y matemática hasta ciencias y arte. Esto no será posible si los docentes mismos no desarrollan un enfoque intercultural de su trabajo. Y no lo harán si ellos mismos no están expuestos, durante su formación y desarrollo profesional, a experiencias que les permita conocer el país, descubrir la riqueza y los retos que plantea la diversidad cultural y lingüística, y conocer personas y comunidades con culturas y maneras distintas de pensar y vivir que las propias.

A fines de los 80, cuando estaba en mi proceso de formación, acompañé a un grupo de estudiantes de secundaria a visitar unas comunidades en la zona rural de Junín. Era aún el tiempo de la violencia y muchos de ellos no habían salido nunca de su barrio, no conocían ni siquiera la Plaza Mayor de Lima. El viaje fue un descubrimiento para muchos de ellos. Y lo fue también para mí. Convivir unos días con personas que hablaban quechua, que trabajaban en el campo en condiciones muy duras, y viviendo en medio de una gran pobreza, nos hizo ver los superfluo de muchas de nuestras preocupaciones. Muchos de esos chicos han llegado a ser profesionales destacados. Sé que esa experiencia, aunque corta, cambió su manera de pensar y entender el Perú. La mía también. Cambió nuestras ideas, pero tocó también nuestro corazón. Tenemos que seguir avanzando en ese sentido. Solo así podremos, con el esfuerzo de todas y todos, ir logrando la aspiración de la República: ser felices, lograr la prosperidad, reconociendo nuestra diversidad. Y no lograr nuestra felicidad a costa de la de los otros, sino en conjunto.

Lima, 07 de noviembre de 2016

Notas

[1] Patricia Balbuena. “Pobres por herencia”. El Comercio, 1ro de setiembre 2016. http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/pobres-herencia-patricia-balbuena-palacios-noticia-1928277
[2] Elena Burga: “Política de Educación Intercultural Bilingüe en acción”. Educaccion, 24 de noviembre 2014. http://www.educaccionperu.org/politica-de-educacion-intercultural-bilingue-en-accion/
[3] Ver “Informe Defensorial Nro. 174: Educación Intercultural Bilingüe hacia el 2021. Una política de Estado imprescindible para el desarrollo de los pueblos indígenas”. Agosto 2016. Se puede descargar en el siguiente enlace: http://www.defensoria.gob.pe/modules/Downloads/informes/defensoriales/Informe-defensorial-174-EIB.pdf
[4] La política fue aprobada mediante el Decreto Supremo Nro. 006-2016-MINEDU. Ver aquí: http://www.minedu.gob.pe/n/noticia.php?id=38957 El DS fue publicado en El Peruano el 9 de julio de este año: http://www.minedu.gob.pe/pdf/ds-006-2016-minedu-09-jul-2016.pdf
[5] Ver: http://www.minedu.gob.pe/tinkuy/

Fernando Bolanos Galdos
Educador, con estudios completos de maestría en políticas educativas en Chile y experiencia en diseño, gestión y evaluación de proyectos educativos y de desarrollo social. Ex viceministro de Poblaciones Vulnerables en el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. También ha sido viceministro de gestión institucional del Ministerio de Educación; y especialista de proyectos en la Oficina de Salud y Educación de la Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID).