Ser diversos para ser uno
Ser uno para vivir la diversidad
El reciente informe del Instituto Nacional de Estadística (INEI) muestra que el número de personas en situación de pobreza en el Perú aumentó el 2017 respecto del 2016 en 374 mil personas (INEI, 2018). En términos porcentuales, se pasó de 20,7 % a 21,7% en el 2017 (INEI, 2018). Paradójicamente, el estudio realizado por la consultora Wealth-X en el año 2012 mostraba que el Perú ocupaba el 5to lugar con familias con más riqueza en Latinoamérica (tabla 1). Son 775 familias con fortunas superiores a 30 millones de dólares, superando a Chile en este ranking (Semana económica, 2012). En el 2016 el Boston Consulting Group descubrió que entre el 2014 y 2015 el número de familias con patrimonio mayor a 100 millones de dólares aumentó a más del doble (14 a 32 familias) (Gestión, 2016). Estas 32 familias acaparan el 14% de la riqueza del país con unos 13,130 millones de dólares. Una paradoja, crece la pobreza y crece la riqueza en el Perú. En el año 2010 en Estados Unidos las personas con el 10% de los ingresos más elevados acaparaban el 50% de los ingresos totales, un aumento del 15% respecto de 1982. Como se puede ver el crecimiento de las brechas de desigualdad al interno de los países es un fenómeno que no solo ocurre en el Perú, es un fenómeno global.
Tabla 1. Familias con fortunas superiores a 30 millones de dólares (2012).
Nº Familias | |
Brasil | 4,725 |
México | 2,900 |
Argentina | 1,050 |
Colombia | 900 |
Perú | 775 |
Chile | 750 |
Venezuela | 500 |
Guatemala | 310 |
Ecuador | 275 |
Bolivia | 200 |
Se vive en el siglo de los derechos humanos y de la igualdad de oportunidades y, al mismo tiempo, el siglo de las mayores desigualdades al interno de los países. Ha habido un masivo aumento de la conciencia de justicia social de la mano de una adhesión a los mecanismos que generan la injusticia. Por ejemplo, cuando un padre o madre de familia que denuncia la segregación a nivel de políticas, pero a nivel particular realiza un acto de autosegregación al colocar a sus hijas o hijos en un colegio privado (Tedesco, 2013). “Adherimos en particular lo que denunciamos en general” es la paradoja de Bousset, denominada así por Pierre Rossanvallon (2012). Bousset decía que Dios se ríe de “los hombres que se quejan de las consecuencias precisamente cuando aprecian sus causas”.
Los que tienen capacidad de influir en los cambios por una educación pública de calidad son los mismos que han elegido maneras de ser indiferentes frente a ella. Como dice el dicho “ojos que no ven corazón que no siente”. En el siglo XXI hemos desarrollado nuevas formas de indiferencia frente a las desigualdades. Se ha aceptado de manera tácita la imposibilidad de ofrecer alta calidad en escuelas públicas rurales y urbanas. Ese reconocimiento tácito, a mi parecer, es una de las razones de la migración de estudiantes a la educación privada en el Perú. En la tabla 2, se muestra que el número de colegios privados duplica y triplica el número de colegios públicos de cada nivel educativo en Lima Metropolitana. Existen en abundancia, porque hay una demanda de padres de familia que, teniendo escuelas públicas a su alcance, eligen migrar a la escuela privada. Este hecho, que si bien es una aspiración de crecimiento social, tiene como efecto colateral una autosegregación y formación de grupos homogéneos económica y socialmente, contribuyendo así a una mayor división y aislamiento de grupos sociales.
Los sistemas escolares no han quedado inmunes frente a este fenómeno o necesidad de clasificar y segregar personas. Desde la invención del doctor Binet con el coeficiente intelectual (CI) que sirvió y aún sirve para clasificar personas, pasando por Francis Galton y la pseudociencia de la frenología que afirmaba que mediante la medición de las dimensiones craneales se podría predecir o afirmar las actitudes morales y psicológicas de la persona. Hasta llegar a los exámenes estandarizados estatales que, en muchos países, son usados como herramientas de separación y exclusión, más que de unión y cohesión. Para algunos, los Colegios de Alto Rendimiento (COAR) del Perú son otra manera de minar la cohesión social del país segregando mediante el nivel cognitivo de los estudiantes. Todd Rose, director del laboratorio de las ciencias de la individualidad de la universidad de Harvard en “El Fin del promedio” realiza un agudo análisis de las consecuencias de una cultura del promedio en el mundo escolar que uniformiza bajo el supuesto que los seres humanos son promediables y presenta alternativas efectivas de una educación que respete la singularidad (2015).
El fin de la democracia es el bien común. La sociedad de iguales tiene tres dimensiones: 1) Una sociedad donde todos son iguales en dignidad y donde no existen privilegios de ningún tiempo, 2) donde todos tienen acceso a las mismas oportunidades para decidir sobre su futuro y las mismas posibilidades de desarrollarse como persona, y, por último, 3) Un lugar donde todos contribuyen de manera activa y pueden decidir sobre el bien común, por ejemplo, el sufragio universal. Estas son las tres dimensiones de una sociedad de iguales: igualdad en dignidad, en autonomía y en ciudadanía (Rossanvallon, 2014). Los griegos definían la ciudad como la mezcla y convivencia de lo diverso, no la separación y la unión de los homogéneos, como viene ocurriendo. La idea de ciudad (civitas) tuvo como centro la diversidad, el respeto a la individualidad y la singularidad.
La tecnología, lejos de fomentar la integración de lo diverso lo que está haciendo, en muchos casos, es contribuir a la segregación. Por ejemplo, los algoritmos de inteligencia artificial de Facebook y Google contribuyen a la formación de burbujas al proponer situaciones en base a los gustos anteriores. Los likes ayudan al algoritmo a seguir buscando solo lo que te guste. En un experimento realizado en una plaza en Egipto se pidió a un liberal, un conservador y un moderado que buscaran la misma palabra, “Egipto”. Para el conservador el resultado de la búsqueda fue “hermanos musulmanes” (un grupo radical), para el liberal, en cambio, el resultado fue “Plaza Tahrir” (plaza asociada a manifestaciones liberales) y para el moderado el resultado fue ”vacaciones en el Nilo”. Desde el año 2009 ya no existen las búsquedas estándar de Google, todos los resultados de búsqueda son personalizados. Los tres recibían información de acuerdo a sus gustos y prejuicios políticos. Las redes sociales, que en algún momento fueron promesa de integración global, están contribuyendo a la segregación y división de las personas (Pariser, 2017).
Por todo lo dicho se puede afirmar que estamos viviendo una corrosión de las democracias en el planeta. Puesto que, si la unidad en la diversidad es el centro de la democracia, el crecimiento de lo diverso sin unidad daña seriamente la democracia como sociedad. Curiosamente esta corrosión de la democracia ocurre en el siglo en el que es reconocida como la mejor manera de gobernar. Es decir, cuando la democracia está más fuerte como régimen es, al mismo tiempo, más frágil como forma de sociedad (Rossanvallon, 2014).
Visos de luz y esperanza
Cuando empecé estas reflexiones, me sentía atrapado al no encontrar salidas razonables para vivir nuevamente la solidaridad y hermandad como país. Es más, en el transcurso de mis reflexiones, pude darme cuenta que la desigualdad es sistémica y está inserta en las estructuras del sistema. No quería escribir este texto si es que no había briznas de esperanza. Ahora tengo más claridad sobre los principios rectores o ideas que deben de guiar la construcción de una sociedad de iguales, los que comparto a continuación. Las iniciativas y esfuerzos por mayor cohesión e integración social empiezan a pulular en distintos espacios, pero falta aún muchísimo por hacer. A continuación, presento algunas ideas para vivir una sociedad igualitaria.
Mutuo conocimiento.
Mientras más se desconoce al otro, más es un extraño y no un prójimo. Es importante generar espacios para que los diversos grupos homogéneos existentes se encuentren y conozcan. En la medida en que se conozca al otro, ese “otro” va a ser menos amenazante. Muchos de los miedos y segregaciones provienen de un desconocimiento del otro. Esa tarea compete a todos y se puede realizar de mil maneras. Desde el youtuber que analiza y cuestiona realidades, pasando por el periodista al estudioso de las ciencias sociales que difunde realidades y contextos de distintos grupos.
En ese sentido, el deporte y los espacios artísticos son espacios de unificación de lo diverso. Son espacios donde los “distintos” se reconocen como uno en torno a la fiesta deportiva. La asistencia a los partidos de fútbol, por ejemplo, más allá de la algarabía, son momentos importantes para que personas que de otra manera no se encontrarían celebren juntos. De allí la importancia de los campeonatos deportivos entre colegios públicos y privados, que no deberían quedarse solo en el partido sino en un espacio posterior de compartir, de comer juntos, de conocerse. Este elemento común festivo o demostrativo de unidad de la diversidad va de la mano con lo común -reflexivo. Es decir, el festejo va de la mano con una reflexión tácita sobre quién soy, quiénes somos y qué nos hace uno. Este y todo tipo de expresiones de encuentro público de la diversidad fortalece la democracia.
Del hombre atrincherado al hombre que se hace don
La historia de la humanidad empezó con el homo sapiens. Hoy en día ha proliferado el homo munitus, en latín, es el hombre atrincherado, protegido por muros, “replegado sobre sí mismo en un círculo cerrado” (Rossanvallon, 2014, p. 436). Éste no tiene interés en conocer al que no es igual a él. Si se quiere vivir en una sociedad de iguales se debe dar paso al homo munus. Munus se entendía como “regalo que obliga al intercambio”. Tiene una raíz común con la palabra “remuneración” que implica una relación de reciprocidad entre dos partes. El homo munus el hombre que comparte, que se hace regalo para los demás, que sale al encuentro de las necesidades de los demás.
Las sisitias
Una experiencia interesante de unión de lo diverso que fomentaron los atenienses fueron las sisitias o comidas comunes. Consisten en cenas públicas donde todos sin importar su estatus social o económico se sentaban a compartir y a comer como iguales. Aristóteles resalta el “carácter democrático que se les atribuía y la función de producción de un sentimiento igualitario que estaba ligado a su buena convivencia” (Rossavallon, 2013, p.436). Es necesario buscar y generar más espacios de compartir entre todos los ciudadanos.
La integración geográfica
Otra experiencia reciente de cohesión social, mediante la democratización de los espacios públicos, la realizó el municipio de Medellín al inaugurar en el año 2004 el Metrocable. Es un sistema de transporte basado en teleféricos para integrar zonas periféricas y con altos niveles de pobreza. Además, se instalaron escaleras electricas y bibliotecas en las estaciones de transporte. La pobreza y la delincuencia aumenta cuando se aíslan más grupos humanos de la sociedad. Un impacto concreto fue la reducción de un 66% entre 2003 y 2008 de la tasa de homicidios en los barrios pobres de Medellín con Metrocable. La conquista del espacio físico es clave para la construcción de la democracia igualitaria. El reparto igualitario del espacio físico genera integración social con consecuencias positivas para todos.
Todos deberían poder acceder y circular por todos los espacios físicos: veredas, parques y transporte público, en todo tipo de zonas y barrios. Por ello “las vallas, la existencia de barrios cerrados y separados, las intimidaciones sociales, las múltiples formas de privatización indebida del espacio” (Rossanvallon, 2013, p. 435) son un atentado contra esa libre circulación que nutre toda democracia. El caso paradigmático es el que viene ocurriendo en algunos países como Estados Unidos, con las unincorporated áreas, espacios privados y restringidos en los que los servicios “públicos” son de gestión privada y asumidos por las personas que viven allí, vienen a ser como un país aparte dentro de otro país. Convivir juntos en espacios diversos es “civilidad silenciosa”. Solo interactuando entre todos y con todos es que se reconstruye la democracia y la sociedad de iguales.
A mi parecer, en el ámbito escolar, los padres de familia son responsables de ofrecer a sus hijos actividades que rompan esas burbujas. Es deber de los mismos ofrecer actividades que fomenten la cohesión social, como son, actividades deportivas, participación en voluntariados de diversa índole, actividades cívicas, religiosas son todas ellas experiencias positivas. Todo aquello que converge en el desarrollo del sentido de igualdad y de unidad en la diversidad debe ser bienvenido y alentado.
Conclusiones
El artículo inició mostrando algunos datos de las desigualdades en el Perú, luego se hizo un breve recorrido por resquebrajamientos de la sociedad de iguales que vienen ocurriendo, pasando por explicar dimensiones de la democracia. Finalmente se esbozaron algunas ideas y experiencias para construir o reconstruir la democracia como forma de sociedad. En ese sentido, es importante entender que lo común se refiere a una forma de relación más que una forma de propiedad comunitaria. Es así que “una comunidad se comprende […] como un grupo de personas unidas por un lazo de reciprocidad, un sentimiento de exploración concertada del mundo, el compartir un entrecruzamiento de experiencias y de esperanzas.” (2012, p.456). Solo cuando nos entendamos como don para los demás es que seremos ciudadanos plenos y solamente cuando nos convirtamos en don para los demás es que ejerceremos nuestra plena ciudadanía. En el momento en el que entrecrucemos nuestras miradas, para mirar a un horizonte común de esperanza empezaremos a vivir la democracia como sociedad de iguales en todas sus dimensiones. Una democracia donde todos son diversos y al mismo tiempo son uno solo, unidad en la diversidad y diversidad en la unidad.
Lima, 04 de junio de 2018
Referencias
INEI (2018). Población en situación de pobreza aumentó en 375 mil personas en el año 2017
Pariser, E. (2017). El filtro burbuja: Cómo la web decide lo que leemos y lo que pensamos: Taurus.
Rosanvallon, P. (2014). La sociedad de iguales: Ediciones Manantial.
Tedesco, J. C. (2013). Educación y Justicia Social en América Latina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Sepa cuantas familias poseen una riqueza mayor a US$ 100 millones en el Perú. (2016, 06.07). Gestión. Retrieved from https://gestion.pe/economia/sepa-familias-poseen-riqueza-mayor-us-100-millones-peru-108778
775 personas en el Perú tienen fortunas superiores a los US$30 mlls. (2012, 7 de agosto). Semana económica. Retrieved from https://www.wealthx.com/about-us/press-news/company-news/2012/wealth-x-775-personas-en-el-peru-tienen-fortunas-superiores-a-los-us30-mlls/