Edición 17

Pedro, Ema y Puerto Prado

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Por Liz Pasco Carmona / Para EDUCACCIÓN

Conocí a Pedro Paucarcaja por una página en Facebook[1] que reúne a emprendedores sociales. Hablamos de muchos temas. Inevitablemente, también de la contaminación en Iquitos. Él me habló de Ema y me dio su número.

Ema me esperaba en un peque-peque en el puerto de Nauta. Me cuesta describir el paisaje, pero aquí va un intento: un extenso río que termina en árboles con distintos tipos de verde, un cielo azul sin edificios ni cables, con un muelle de lodo con bolsas de plástico, cáscaras de fruta, envolturas y maderas podridas. Un contraste devastador.

“Por lo menos un par de veces al año venimos y limpiamos este desastre, pero la gente no entiende. Limpiamos y vuelve a ensuciarse a los días”- me dice Ema mientras partimos a la Comunidad Nativa Puerto Prado, su hogar.

En el camino descubro quién es ella. O parte de quién es. Ema Tapullima fue nombrada Teniente Gobernador de su comunidad alrededor del 2003, la primera mujer de la región en obtener ese cargo. “Para cuando me eligieron de teniente gobernadora yo ya tenía mi catálogo de artesanías así que cuando vino la primer oportunidad, ya estábamos preparados”. Más que preparada.

En el 2013 ganó el Premio Nacional de Ciudadanía Ambiental e invirtió el dinero en una maloca para la comunidad; luego ganó el Fondo Semilla para financiar un plan de manejo turístico, que incluía la producción y venta de artesanías hechas por miembros de la comunidad; hace poco más de un año logró que el Ministerio del Ambiente reconociera 100 hectáreas de bosques en Puerto Prado y además, sus gestiones han logrado que reciban semanalmente a turistas de una empresa de cruceros, siempre de manera sostenible y sustentable.[2]

Es en uno de estos proyectos donde Pedro conoce a Ema y le propone hacer un Bosque de Niños con la metodología Tierra de Niños de la ONG Ania. “Todo estaba bien bonito, Ema es una mujer fuerte, la tiene clarísima. Pero ¿qué pasaría si ella se va? ¿Cómo aseguramos que este trabajo se mantenga? Los niños tienen que ser parte de esto también”.

Llego a Puerto Prado, bajamos del bote y subimos por un camino limpio, sin basura, lo que me sorprende bastante pues llevo varios días en Iquitos. Me detengo a fotografiar una salamandra negra y Ema me apura para enseñarme la maloca construida y la que está construyéndose a las orillas de una especie de laguna llena de victorias regia. Llegamos a la comunidad y en el medio hay un espacio donde hombres y mujeres tejen artesanías. Subimos las escaleras para llegar a la casa de Ema, que me sirve refresco mientras llama a los chicos encargados el Bosque de niños.

Foto: Liz Pasco.
Foto: Liz Pasco.
Foto: Liz Pasco.
Foto: Liz Pasco.

Bosque de Niñas, Niños y Jóvenes, “ɨwɨratikuara ɨkrantsenkana Puerto Prado” (BoNi)

“Una Tierra de niñas, niños y jóvenes (TiNi) es un espacio desde medio metro cuadrado, entregado por adultos para criar y cuidar la vida con amor y dedicación, para ello es esencial que se desarrollen en ella acciones que produzcan bienestar para los seres vivos que la habitan o se relacionan con ellas”[3] Así, en este espacio se elige realizar cosas para uno mismo, como cultivar tomates o decorar el espacio de algún estilo particular; para otras personas, como cultivar plantas medicinales para el abuelo; y para la naturaleza, como cultivar flores para las abejas.[4]

La metodología para implementar este espacio incluye una serie de pasos que implican buscar socios adultos y niños, conseguir el sitio, construir y difundir la visión de la TiNi, crear el nombre y el logotipo, formar el comité (de niños, niñas y jóvenes) y hacer la ceremonia de entrega de espacio. Es decir, involucrarse hasta la médula en la formación de este lugar, empoderando a los más pequeños en su creación, implementación y cuidado.

Cuando Pedro le habló del proyecto a Ema, ella se comprometió inmediatamente. Así, luego de hablarlo con los miembros de la comunidad, les cedieron a los niños, niñas y jóvenes, 12 hectáreas para llevar a cabo el proyecto, monitoreado por Pedro y hoy en día dirigido completamente por ellos. De este modo lo que se había pensado inicialmente como una Tierra de niños se convirtió en el Bosque de Niños (BoNi).

Danny, presidenta del Bosque de niños, me guía y atravesamos un sendero que nos lleva a una especie de recepción donde los troncos sirven de sillas. Todo el equipo está allí, pequeños de 5 a 16 años, algo nerviosos, esperando su turno para presentarse y explicar su rol en este proyecto. Hay una profesora acompañándolos, Karen Manuyama, quien les enseña Kukama, la lengua de sus padres y abuelos.

Foto: Liz Pasco.
Foto: Liz Pasco.

En este punto hay otro tema importante. El Bosque de Niños considera también la revalorización de la cultura de sus ancestros, a través de la recuperación de la lengua Kukama. Así, gracias a las gestiones de Pedro y Ema, se logró financiar el sueldo de una docente que les enseña esta lengua. “Ellos ya conocían varias palabras en Kukama, el problema principal era que no querían hablarlo. Les daba vergüenza.”

Chistian, vocal del BoNi, me cuenta que quiere ser guía turístico y que necesita mejorar su inglés; Janely, que quiere ser profesora de Kukama. Caminamos por el bosque y nos detenemos a ver los diversos árboles de la selva, en turnos me van contando el nombre y los usos de esa planta en la naturaleza y en su comunidad. Pasamos por el riachuelo de la felicidad y el lugar de encariñamiento, donde van cuando están tristes o reflexivos. Aquí paran y cantan una canción en Kukama y luego en español para poder entenderla, hablan de ríos y peces. Les pido, por favor, que la canten de nuevo en Kukama.

Foto: LIz Pasco.
Foto: LIz Pasco.

Además de los espacios propuestos por la metodología de Tierra de Niños, ellos implementaron, con ayuda de sus padres, un espacio de juego: “Esto es selva” dándole un poco la vuelta al reality ya bastante conocido en Lima. El circuito, hecho de los materiales disponibles en su espacio, tiene retos deportivos que ponen a prueba diversas habilidades físicas. Realmente divertido.

Me preguntan si quiero ir a ver a Meshi, el árbol padre que produce todas las semillas y en el camino me cuentan que en realidad no las tiene todas, pero que lo eligieron como una especie de santuario porque era el más grande del bosque, el abuelo. Al llegar lo contemplamos durante varios minutos, sin poder ver dónde termina. Ellos se suben a las lianas, hasta lo más alto del árbol y luego bajan como jugando. Ríen, disfrutan.

Foto: Liz Pasco.
Foto: Liz Pasco.

Al anochecer regreso a Nauta. En el camino lleno de halagos sinceros a Ema y ella los acepta con una sonrisa segura. Sabe que está haciendo las cosas bien.

Lima, 31 de enero de 2016

NOTAS

[1]MakeSense Peru HotSpot
[2] Más información: http://www.amazonia-andina.org/sites/default/files/ema_tapullima1.pdf
[3] ¿Qué es una TiNi? Consultado el 15 de Diciembre, en: http://aniaorg.pe/interactivo/Ania_web/index.html
[4] La ONG Ania ha sistematizado los pasos para la creación de este espacio, los cuales pueden encontrarse en tres manuales de descarga libre: “Iniciando la TiNi”, “Criando la vida en la TiNi” y “Fortaleciendo la TiNi”, además de un Guía Cuento en su página web: http://aniaorg.pe/

Lizbeth Pasco Carmona
Psicóloga especialista en diversidad, equidad e inclusión en espacios educativos y alumni de Enseña Perú. Actualmente coordina el Programa de Becas del Colegio Roosevelt. Trabajó diseñando estándares docentes en la Dirección de Formación Docente en Servicio, y en la Dirección de Evaluación Docente (MINEDU). Ha planificado, ejecutado y evaluado proyectos de acompañamiento, capacitación, clima y cultura para ONGs, empresas e instituciones públicas. Además, ha desarrollado proyectos de lectura, escritura y expresión oral para mejorar habilidades personales e interpersonales de adolescentes.