Edición 45

Polémico uso de los resultados de la ECE: Identicole

El mal uso de los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE): estigmatización pública de las escuelas más pobres

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Fernando Llanos Masciotti | EDUCACCIÓN

José R. está buscando una escuela para su hija. Él vive en un asentamiento humano de Villa María del Triunfo. Quiere que sea una que quede cerca de su casa. No puede gastar mucho en pasaje. Gabriela S. es una madre de familia que vive en una comunidad rural altiplánica bastante alejada. La única escuela cercana se encuentra en la comunidad vecina. Si quisiera mandar a sus hijos a la escuela de la capital de distrito, ellos tendrían que caminar como 15 kilómetros. Igual para Roberto, que vive en una comunidad amazónica, solo cuenta con una escuela para “elegir”; cualquier otra es muy lejana e incluso riesgosa.

Estas son algunas de las razones por las que las madres y padres de familias pobres escogen las escuelas y colegios para sus hijos. Mayor cercanía y menor gasto. Si es que eso puede llamarse “elegir”.

Para elegir mejor, el Ministerio de Educación ha creado Identicole, una página web que contiene información sobre infraestructura, ubicación, número de estudiantes por salón, pensión de las escuelas privadas del país. La intención es que las familias tengan más elementos de juicio para escoger la institución educativa para sus hijos.

La iniciativa podría tener algunos aspectos positivos. Permitirá a las familias, por ejemplo, saber a cuánto está la pensión, si enseñan inglés, si tiene sala de cómputo e internet. Un padre de familia de clase media y alta ya no tendrá que acudir a la guía de colegios de Wong. Solo tendrá que entrar a la página web de Identicole y comparar precios de pensiones y distancia, por ejemplo. Puede funcionar para quienes tienen las posibilidad de elegir el colegio donde estudiarán sus hijos, es decir, para quienes puedan acceder a un colegio privado.

(¿Y las familias de los sectores más desfavorecidos y vulnerables tienen esa misma posibilidad? ¿estar más informadas les garantiza por sí mismo una mejor educación para sus hijos e hijas?)

En el 2015, el propósito original de Identicole fue contar con un aplicativo web para que las familias pudieran verificar si el colegio privado a elegir estaba autorizado para funcionar o  no, además de presentar otros datos. También ofrece la posibilidad de presentar reclamos por cobros indebidos.

En todo caso hasta aquí, no habría mayor problema.  Sin embargo, tres años después se ha agregado un dato más para conocimiento público: los logros de aprendizaje de las escuelas y colegios de acuerdo a la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE). Ello supuestamente permitiría a las familias tener un criterio más para escoger la escuela para sus hijos e hijas. El mensaje que subyace es que si los estudiantes de una institución educativa  tienen buenos resultados en la ECE, entonces esa escuela debe ser elegible, pues allí deben enseñar bien. Es lo que legítimamente cualquiera puede interpretar.

Veamos:

  1. Las pruebas ECE no evalúan la escuela (menos la calidad de esta), sino a los estudiantes. No evalúa todos los grados, sino cuarto grado de primaria y segundo de secundaria No evalúa todas las áreas y competencias; solo Lectura y Matemática, e Historia Geografía y Economía en segundo de secundaria. Tampoco evalúa todos los indicadores de las competencias evaluadas.

Cabe aclarar  que Identicole incorpora la advertencia de que los logros de aprendizaje no reflejan la calidad educativa de una escuela (inscritas en unos recuadros grandes a modo de las letritas a pie de página).  Si realmente se cree esto, ¿para qué incluir los resultados de logros de aprendizaje de la ECE en esta plataforma?

  1. La ECE no se diseñó para que las familias pudieran escoger la mejor escuela para sus hijos. El objetivo de estas evaluaciones nacionales fue “informar al sistema escolar y a sus actores en qué medida los estudiantes están logrando los aprendizajes mínimos y fundamentales que se espera (…) con el fin de movilizarlos hacia la mejora de los aprendizajes, tanto en las áreas como en las competencias evaluadas”. En suma, su objetivo original es el de dar indicios a la comunidad escolar sobre cuáles son las fortalezas y debilidades de los estudiantes en las competencias evaluadas y ver qué puede hacerse para que todos (sin importar su condición socioeconómica) tengan aprendizajes de calidad (no para descalificar ni señalar con nombre y apellido a las escuelas de bajo rendimiento, que muchas veces son las más pobres, y las que necesitan más apoyo precisamente del Estado).
  1. Los bajos resultados de la ECE no siempre se debe a que los docentes enseñan mal. Las razones son múltiples: precaria infraestructura de la escuela, poca asistencia de docentes y/o estudiantes, escaso capital cultural en los hogares de los alumnos, docentes mal preparados, padres con escasa instrucción sin posibilidades de acompañarlos en sus tareas, viviendas en condición precaria, niños y niñas que trabajan, etc. No es solo porque los docentes enseñan mal y por eso la escuela es “mala”.
  1. Las familias pobres no pueden elegir la mejor escuela para sus hijos.  Al exponer públicamente los resultados de la ECE por escuela, se espera que todas las familias tengan la oportunidad de elegir la escuela de mejor rendimiento para sus hijos. ¿Las familias pobres tienen esa posibilidad? No es así.  Su primera opción siempre será la cercanía. No por comodidad o pereza, sino por escasos recursos económicos para trasladarse. El 54% de madres y padres de familia que matricula a sus hijos en escuelas públicas elige la más cercana a su casa o a su trabajo (Integración, 2015). En las áreas rurales, muchas veces,  hay una escuela por comunidad. Cualquier otra, puede estar en otra comunidad o en la capital de distrito, a más de 10 kilómetros ¿Las familias de estos contextos no tienen muchas opciones posibilidades de elegir no? La decisión de difundir los resultados de la ECE más parece dirigida a las familias de sectores medios y altos que buscan la mejor alternativa académica sin importar la cercanía de la escuela. De hecho, el 56% de familias que acceden a una escuela privada escogen aquella que cuenta con profesores que enseñan bien (Integración, 2015).
  2. Niños estigmatizados por ir a una escuela con bajos resultados. Si no hay otra escuela en su comunidad o no pueden acceder a otra mejor, los niños tendrán que ir a una escuela ya estigmatizada por los bajos resultados en la ECE. Simplemente las familias sabrán que sus hijos estarán yendo a una escuela “mala” porque el mismo sistema se lo dice fuerte, alto y de manera transparente. Las familias poco pueden hacer para revertir esta situación.
  3. ¿Escuelas con bajos resultados se quedarán sin estudiantes? Si la lógica que subyace es que los estudiantes vayan a escuelas de mejores resultados, ¿qué hacemos con aquellas que tienen pésimos resultados? ¿qué pasaría si ya nadie matricula a sus hijos en esas escuelas? ¿las eliminamos del mapa? ¿se desea alentar una “sana” competencia entre centros educativos? ¿se cree que así las escuelas se van a esforzar más para atraer más clientes? ¿para no ser eliminadas del mapa y quedarse sin estudiantes? La calidad o prestigio de las escuelas públicas no depende exclusivamente del rendimiento de los estudiantes. No se les puede cargar esa responsabilidad. No es suficiente el discurso de que los resultados no reflejan la calidad educativa de un colegio cuando el mensaje que subyace es otro: el de la competencia entre escuelas para sobrevivir y el de abandonar la calidad de la educación a la elección escolar de madres y padres de familia.
  4. ¿La comparación entre escuelas es justa y equitativa? Sabemos que los contextos y puntos de partida de los estudiantes son desiguales y muchas veces no solo tiene que ver con la calidad de la enseñanza. Una escuela con mejores resultados puede reflejar que sus estudiantes tienen mejores puntos de partida familiares o fuera de la escuela. Una escuela con bajos resultados puede reflejar sus vulnerables puntos de partida: padres escasamente instruidos o poco capital cultural en sus hogares, por ejemplo.  Por ello, comparar el rendimiento en condiciones desiguales no cumple con criterios justos. Cierto que este mensaje se intenta suavizar con este cuadro:

Un ejemplo de rigurosidad y objetividad, ciertamente. Pero incomprensible para muchos usuarios. ¿De qué les sirve a las familias con escasos recursos económicos saber que tal o cual escuela están mejor o peor que escuelas públicas o privadas similares? ¿De verdad se puede creer que las familias van a contrastar los porcentajes de diferencia entre, por decirlo así, dos escuelas cercanas de condiciones similares o entre las escuelas de mi región o incluso con las del país?

  1. Posibles consecuencias nefastas para los niños y niñas. ¿Qué pasaría si las escuelas hicieran todo lo posible para mejorar sus resultados en la ECE de tal manera de no ser estigmatizadas en una plataforma pública? ¿Cómo reaccionaría la escuela al ser presionada por la UGEL o DRE para subir los resultados a como dé lugar? Es muy posible que suceda lo que pasa en otros países que intentaron la política de selección escolar (school choice): entrenar a los estudiantes en resolver estas pruebas de opción múltiple, enfocarse solo en los más hábiles y abandonar a los menos hábiles, no dejar que ingresen a la escuela los estudiantes con bajas notas el día de la evaluación, enseñar solo lo que se evalúa, etc.

La calidad educativa que recibe un niño parece depender ahora de la elección escolar que haga su familia. El mensaje pareciera decir que los niños, niñas y adolescentes que estudian en escuelas con bajo rendimiento según la ECE, hubieran aprendido más y mejor si sus familias hubieran sabido escoger la mejor escuela.

Esperemos que el Ministerio de Educación desista de esta decisión. No queremos que las escuelas – en su afán competitivo por destacar o sobrevivir- comiencen a elegir y marginar a los estudiantes de menor rendimiento en las evaluaciones nacionales. La información transparente por sí sola no garantiza que las familias puedan elegir. Tampoco asegura que, en caso de hacerlo, elijan la mejor escuela por el rendimiento de sus estudiantes en la ECE. La información descarnada así sin más discrimina y margina en alta voz a las escuelas más pobres, por ser precisamente estas las que tienen los más bajos resultados. En fin, no debería ser necesario escoger escuelas de calidad; todas lo deberían ser. De eso se trata.

Lima, 10 de setiembre de 2018

Para citar este artículo en APA:
Llanos, F. (2018). Identicole: parece buena idea, pero… Educacción, Año 4 (45). https://bit.ly/2Qo38VI

Fernando Llanos Masciotti
Consultor independiente en la didáctica de lectura, escritura y evaluación en la educación básica regular y educación superior. Ha sido especialista de Evaluación del área de Comunicación y Coordinador de Evaluación en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) de la UMC en el Ministerio de Educación. Fue profesor del área de Comunicación en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y es docente de Posgrado de la enseñanza de lectura y escritura en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.