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Este año nuevo, como de costumbre, muchas personas se propusieron hacer cambios fundamentales en 2017 que, a estas alturas, ya pospusieron para 2018. ¿Por qué nos la pasamos aplazando lo que debemos -y a veces hasta queremos- hacer?
¿Por qué la procrastinación es un problema tan común y uno que, según expertos, afecta particularmente a los estudiantes y académicos?
No sólo común, sino muy serio, según el psicólogo Tim Pychlyl, de la Universidad de Carleton en Canadá, quien es parte de un grupo de investigación sobre la procrastinación, que asegura que “en la actualidad es el problema más grave en la educación”.
El grupo de expertos ha estado enfocado en estudiar esta acción volitiva durante 20 años, con datos de todo el mundo, para “tratar de entender por qué a veces nos convertimos en nuestro peor enemigo con retrasos innecesarios y voluntarios” de nuestras tareas.
Mañana lo hago
En una charla por Youtube que recientemente superó 170.000 visitas, en la que Pychlyl imparte consejos a estudiantes sobre cómo dejar de procrastinar, señala que dejar algo para después afecta las calificaciones, la salud mental y física y aumenta el índice de abandono escolar.
Los profesores sufren del mismo mal, como atestigua la cantidad de entradas en Twitter hablando de la batalla entre calificar exámenes y ver series de televisión, y sobre lo que se conoce como la “culpa del escritor”: la sensación de que eres egoísta, idealista e irresponsable por ponerte a escribir cuando podrías estar haciendo algo más rentable y práctico con tu tiempo.
Y con más gente estudiando online, el problema es más grande que antes.
Ahora, con sólo un clic, puedes reemplazar el ensayo que estás escribiendo con un video de un gato estornudando o el álbum de fotos de tu exnovia y su nueva pareja en vacaciones.
Para Pychyl, procrastinación es tomar la decisión de no hacer algo a pesar de que sabes que a largo plazo será peor. Aclara que no es lo mismo que atrasar intencionalmente algo, y que no es un asunto de manejo de tiempo, sino una incapacidad de controlar nuestras emociones e impulsos.
“Cuando procrastinamos, estamos tratando de mejorar nuestro estado de ánimo evitando hacer algo que nos parece desagradable”, señala. “Es parecido a emborracharse o comer para consolarse: es una estrategia que nos hace sentir mejor al distraernos con un placer de corto plazo y olvidándonos del problema”.
¿Qué podemos hacer?
La procrastinación es más común entre la gente más impulsiva, propensa al perfeccionismo, abrumada por las expectativas que tienen los otros de ella y temerosa del fracaso. Afecta más a los jóvenes, pues las personas solemos controlar mejor nuestras emociones a medida que el cerebro se desarrolla.
Pero hay esperanzas para los jóvenes -y los ya no tan jóvenes- que dejamos todo para mañana. Basándose en su investigación con la psicóloga Fuschia Sirois de la Universidad de Sheffield, Pychyl asegura que todos podemos reducir la procrastinación siguiendo los pasos a continuación:
1) Practica técnicas de mindfulness y meditación para controlar tus pensamientos negativos
“Usando las técnicas de mindfulness o conciencia plena podemos reconocer que no tenemos ganas de hacer algo sin juzgar ese sentimiento, y luego nos ayuda a acordarnos por qué es importante realizar la tarea y comprometerse a empezarla”, explica el psicólogo.
“Después, cuando hemos progresado en la tarea, nos sentimos mejor y eso hace que sea más fácil continuar”. Por ejemplo, sir Anthony Seldon, vicerector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, introdujo sesiones de mindfulness para profesores y estudiantes para combatir la procrastinación.
2) Divide la tarea en pasos claros y manejables
Una de las razones por las que aplazamos lo que debemos hacer es que las metas que nos proponemos a menudo son muy grandes y vagas, lo que las hace intimidantes y desagradables. Así, en vez de proponerte “ponerme en forma” o “escribir una novela” prométete “ponerme el atuendo de trotar” o “decidir el nombre del personaje principal”.
En la Universidad de Warwick, Paul Roberts conduce talleres de mapeo mental para estudiantes y la técnica les enseña a dividir tareas difíciles en los pasos necesarios para completar sus proyectos. Roberts dice que les ayuda a superar la inercia y por ello dejan de procrastinar.
3) No te castigues por procrastinar
La investigación de Pychyl muestra que los estudiantes que se perdonan por procrastinar tienden a no volverlo a hacer en su próxima tarea.
Cuanta más culpa y rabia sientas por privar al mundo de tu fabulosa novela este año, menos posibilidad tienes de escribirla en 2018.
4) Apóyate en las buenas costumbres con las que ya cuentas
Pychyl dice que él logró finalmente obedecer las órdenes de su dentista de limpiarse los dientes con seda dental al combinarla con el hábito de cepillarse los dientes.
Se comprometió a poner la seda dental en frente cada vez que se cepillaba los dientes y en poco tiempo empezó a usarla sin siquiera pensarlo.
5) Conéctate con tu “yo futuro”
Cuando le mostraron a un grupo de personas sus retratos digitalmente envejecidos, y les pidieron que asignaran dinero para cuando se retiraran, muchos tendieron a dar sumas más altas que antes de que les mostraran las imágenes, pues sentían un lazo más fuerte con sus “yo futuros”.
Poner un retrato tuyo digitalmente envejecido en tu escritorio quizás no sea muy conveniente, pero si tienes que entregar un trabajo a las 9 a.m., imaginarte a ti mismo a las 2 a.m. tratando desesperadamente de terminarlo, podría impulsarte a empezar más temprano.
6) Entiende por qué te importa lo que vas a hacer
Pychyl dice que la procrastinación a menudo refleja un problema existencial más profundo de falta de identidad o dirección en la vida. Procrastinamos cuando la tarea nos parece aburridora o menos significativa, así que no olvides la razón por la que estás haciendo algo y cómo encaja con tus ambiciones.
Es tan sencillo como recordar que escribir un buen ensayo ayudará para conseguir un diploma, que es indispensable para realizar tu sueño de ser doctor. Pensando de esa manera, el beneficio a largo plazo de hacer el trabajo puede reducir el placer a corto plazo de distraerse.
Lecciones contra la procrastinación
Si estos pasos basados en la investigación son tan efectivos, ¿no deberían enseñarse en todas las escuelas, universidades y lugares de trabajo?
Muchas universidades ya producen guías sobre la procrastinación para estudiantes. Sin embargo, Pychyl critica que muchas siguen enfocándose en la habilidad para manejar el tiempo, más que en atacar las razones de fondo.
“Los profesores deben evaluar cómo se están sintiendo los estudiantes y ayudarlos a entender por qué están dejando las cosas para después”, opina. “Si pueden aprender a manejar sus emociones, será una gran ayuda en todas las áreas de sus vidas”.
Fuente: BBC Mundo / Reino Unido, 14 de enero de 2017