Roxana Villacorta Chávez | EDUCACCIÓN
Desde años remotos, todo maestro ha tenido el desafío de recuperar a las familias y la comunidad en el quehacer educativo. Hoy, en el contexto de una educación a distancia, ya tenemos a las familias al lado de sus hijos en sus comunidades y, seguramente, muchos nos preguntaremos: ¿las familias están en la posibilidad de realizar un acompañamiento pertinente a sus hijos? Ahora es aún más importante el acompañamiento de las familias en su proceso de aprendizaje, para fortalecer la práctica de valores, para obrar en el bien común, para una óptima integración social, para promover su autonomía en la resolución de problemas, que muy bien pueden identificarlos en cada situación de su vida diaria.
Sin embargo, ¿Cómo hacer para que nuestros hijos aterricen los conocimientos adquiridos en un real saber actuar de su vida cotidiana? Los docentes y también las familias son capaces de propiciar situaciones, experiencias de vida concreta en esa perspectiva, algo que pude identificar en la experiencia que ahora están protagonizando los niños Luana y Benjamín, demostrando su saber actuar.
Luana de 8 años y Benjamín de 4 años son hermanos. Visitan la casa de su abuela frecuentemente, quien los acompaña durante el día pues sus padres realizan trabajo presencial. Luana viene desarrollando clases de manera virtual y ella sola se asiste en el uso de la tecnología necesaria, al igual que su hermano. Pero a ella le resulta poco atractivo realizar las actividades de reproducción escrita que le deja la profesora del colegio, por lo que prioriza actividades de manualidad, pintura, lectura de historietas.
En sus momentos libres, Luana suele usar la tecnología para buscar entretenimiento. Por ejemplo, tutoriales que le enseñan manualidades. Allí encontró información sobre cómo hacer decoraciones de macetas para las suculentas (una planta de la familia cactácea). Ella se enteró que una tía, que vive en otra casa, estaba interesada en buscar variedades de cactus y se preguntaba por la razón de ese interés ¿Qué pretenderá hacer con los Cactus? Esto motivó a Luana a conversar con la familia durante el almuerzo para ver si le permitían hacer algún trabajo de mejora con las suculentas de su abuela. En la conversación, Luana y Benjamín le hacen recordar a su abuela que desde hace tiempo se viene quejando de los caracoles, bichos de una rara especie (elix aspersa) que ella misma, en algún momento, decidió criar como mascotas del huerto, pero que ahora se volvieron una amenaza para sus plantas. Se habían multiplicado demasiado rápido y se estaban comiendo las suculentas, las favoritas de la abuela.
La familia le permitió a Luana desarrollar su iniciativa, de modo que ella y su hermano pudieran pensar mejor su idea y la compartan en una próxima reunión familiar. La familia siempre les concedió el tiempo y el espacio necesario para colaborar con su proyecto.
De este modo, ambos niños sintieron la confianza de acudir a su tía, con quien comparten espacios de aprendizaje, para armar su plan de acción. Luana ya sabía emplear la tecnología para buscar ideas. Benjamín también sabía utiliza el celular de manera autónoma, optimizando el Ok Google voz para buscar información. Fue así como llegaron a organizar una línea de tiempo para el proyecto soñado, al que le llamaron “Crianza de suculentas para la venta desde una tienda virtual” ¿Cómo salió la idea de vender suculentas en el futuro? Pues Benjamín encontró en Facebook páginas donde venden decoraciones con suculentas. Esto los motivó a proyectar su pequeña empresa de suculentas. Pero eso no fue todo. Mientras elaboraban su línea de tiempo, ambos soñaban con implementar un espacio en la azotea de la casa para criar suculentas, un espacio lejos de los caracoles. También soñaban coleccionar más variedades de suculentas, tener una fábrica de adornos con suculentas y venderlas, creando una página web y haciendo publicidad. Finalmente, pensaron en motivar a sus primas para que también hagan sus tiendas de venta de suculentas. Sueñan realizar un viaje con el dinero recaudado de la venta y conocer el Perú, para poder buscar más variedades de suculentas.
Es importante aclarar que el proyecto de Benjamín y Luana no es parte de las actividades de la escuela. Es un proyecto que trabajan en su “horario de relajo”, como ellos le llaman. Su “momento de felicidad”. Ellos negociaron este proyecto con su familia, sabían que solos no lo podrían realizar porque había ciertas actividades que necesitaban la participación de los adultos. Por eso los involucraron y compartieron algunas responsabilidades.
Los niños utilizan un cuaderno de campo, donde controlan las acciones que realizan en la crianza de suculentas. Buscan siempre cualquier espacio libre para hacer seguimiento al nacimiento de nuevos brotes y regarlos. Investigaron más sobre el riego tecnificado, pues observaron que algunas suculentas estaban muriendo. También buscaron información para mejorar la técnica del trasplante, la preparación del humus y otras tareas que requería su pequeña empresa, a la que llamaron BEN&LU.
Luana se apasiona con el control de las suculentas bebé, prepara macetas con reciclaje, decora, pinta. Benjamín se apasiona con la preparación del humus para realizar el trasplante, también con el riego, usando la técnica de goteo. Es notorio cuando ambos, en muchos momentos, desaparecen de sus actividades escolares ¿Dónde están estos niños?, se pregunta la familia. Pues los encuentran en su taller de crianza de suculentas buscando cuántas ya están listas para el trasplante, cuántas suculentas bebé necesitan su cama de humus, etc.
En casa nos preguntamos: ¿Es realmente necesario obligar a los niños realizar tareas como las que les envían desde la escuela, que supone muchas veces volver a escribir lo que ya comprendieron?
Por otro lado, en las clases virtuales del nivel inicial, Benjamín participó durante la exposición de su compañera Alessandra. Ella explicaba que las plantas solo se reproducen por los tallos y semillas. Benjamín le dijo: ¡No es así! Yo he descubierto que de las hojas de una suculenta puede nacer una bebé suculenta. Alessandra quedó en duda y Benjamín le dijo que le enseñará las bebés suculentas que está criando en su proyecto para que se convenza y que también puede encontrar esa información en Internet.
Podemos decir que el apoyo de la familia en las iniciativas de los hijos es muy importante en su proceso de aprendizaje. Nuestro desafío como familia es permitirles que pongan en acción todos los conocimientos que van aprendiendo en la vida, ponerlos en práctica en acciones reales, para que aprendan a planificar, resolver y gestionar situaciones desde muy pequeños. Mejor si los acompañamos para que se sientan respaldados en su esfuerzo por resolver retos de manera autónoma, en vez de repetir contenidos ajenos a sus intereses y experiencias.
Lima, 12 de julio de 2021