¿Qué le espera al ministro de Cultura del gobierno de PPK?

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Enrique Planas / El Comercio

Han pasado 6 años desde que la cultura tuvo, por primera vez, un lugar en el Consejo de Ministros. Y en todo este tiempo, aún no se tiene claro cuál es la función del Ministerio de Cultura (Mincul). Nacido como la ampliación del viejo Instituto Nacional de Cultura, al que se le sumaron instituciones de magro presupuesto, como la Biblioteca Nacional o el Archivo General de la Nación, el ministerio no ha definido, hasta hoy, las políticas culturales que le den sentido.

¿Qué le espera al ministro de Cultura del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski? Para los especialistas consultados, el elegido deberá tomar el timón de una institución casi sin fondos, de baja intensidad y sin herramientas de gestión ni promoción para la creación contemporánea. Y aun más: un portafolio que no ha sabido hacer notar su importancia estratégica tanto en la ciudadanía como al interior del mismo Ejecutivo.

“El Ministerio de Cultura no tiene rumbo”, afirma categórico Pedro Pablo Alayza, director del Museo Pedro de Osma. “No se tiene idea de lo que señala la Unesco sobre diversidad cultural, no entiende la cultura como factor de identidad y de pertenencia. Solo cuida monumentos y hace espectáculos. Esta falta de visión nace de un desprecio por la cultura en su sentido amplio. Aún pensamos como en el siglo XIX”, alerta.

Parte de esta carencia de brújula se debe, según explica el sociólogo Santiago Alfaro, a que el gobierno de Ollanta Humala no vio prioritario un plan básico en política cultural. “Desde el inicio, no supo qué hacer con la cartera. Más bien el sector fue visto como generador de trabas y resistencias, como en el caso de la implementación de la ley de consulta previa”, explica.

Sin embargo, a pesar de su perfil bajo, el sector Cultura ha ido evolucionando y teniendo un crecimiento vegetativo que, en algunos casos, ha mostrado frutos positivos. Como señala Alfaro, son evidentes los avances en los sectores de Interculturalidad, en la gestión del Gran Teatro Nacional, o en el inicio de las obras del Museo Nacional de Arqueología en Pachacámac, la única infraestructura cultural creada por iniciativa de este gobierno.

Para Alayza, resulta fundamental definir un plan y un liderazgo público para darle una dirección al ministerio. “No se puede plantear nada si no se tienen políticas públicas claras”, afirma quien fuera responsable del departamento de Cultura en la gestión municipal de Susana Villarán. “La gestión cultural es administración cultural. Y, obviamente, eso depende de una política pública que hoy no tenemos”, dice.

Fue en la gestión del Ministro Luis Peirano cuando se planteó una serie de lineamientos en las futuras prácticas del Mincul. Sin embargo, hasta hoy estas no se han concretado. “No se puede tener un ministerio y actuar según los impulsos y las extravagancias de algunos. No se puede seguir improvisando en Cultura”, añade Alayza.

LAS EXPECTATIVAS

Por lo pronto, las expectativas de los especialistas son optimistas: el capítulo dedicado a la cultura dentro del plan de gobierno de PPK, responsabilidad del especialista de la PUCP Alfredo Luna, fue especialmente detallado: prometía mejorar la asignación presupuestal del ministerio (se espera que de 0,3% al 1% del presupuesto), preveía la creación de un plan nacional de cultura, la creación de fondos concursables para las artes y el impulso a la ley general de incentivos y donaciones para los proyectos culturales, entre otras interesantes medidas.

Especialmente entusiasta se muestra Germán Coronado, presidente de la Cámara Peruana del Libro, quien  sostuvo a fines del año pasado una reunión con el entonces candidato de Peruanos por el Kambio. “Al hablar sobre la vigencia de la ley del libro, me dijo estar convencido de que la educación es un tema prioritario en su agenda. Que era la única manera de cambiar las cosas en el Perú. Por eso, una nueva ley del libro y leyes que fomenten su circulación tenían que ser asumidas como políticas de largo plazo”, señaló el representante del gremio editorial.

¿Cuál debe ser entonces el perfil del nuevo ministro que encabece el relanzamiento de la institución? Para los entrevistados, este dependerá de lo que el gobierno piense hacer. Sin embargo, en cualquier caso, deberá tener una visión del Estado, pues la política cultural debe responder a necesidades públicas.

Para el curador de arte David Flóres-Hora, un ministro de Cultura debe ser alguien que, además de conocer a fondo el funcionamiento del aparato estatal, pueda hacer viables los proyectos de gestión. “Debería ser un gran gestor de contenidos y acciones concretas”, afirma.

Alfaro está de acuerdo. “Debe ser un ministro con muñeca política para que el ministerio tenga viabilidad. Tiene que negociar con el Ministerio de Economía, las regiones y los municipios para concentrar esfuerzos en proyectos que tengan alto impacto social”, advierte.

LOS NOMBRES QUE SUENAN MÁS FUERTE

Armando Andrade. Director del Patronato del MALI, ex director del IPAE, y presidente de la consultora de mercadotecnia Studio A, es uno de los nombres más voceados para liderar el Ministerio de Cultura. Es experto en arte popular y contemporáneo, además de influyente coleccionista.

Natalia Majluf. Una de las más reconocidas historiadoras del arte e investigadora y directora del Museo de Arte de Lima desde el 2002. En su gestión se dio la transformación de la institución.

Pedro Pablo Alayza. Como gerente de Cultura de la Municipalidad de Lima, bajo la gestión de Susana Villarán, desarrolló y efectuó un exitoso programa cultural en beneficio de la ciudadanía. Hoy dirige el Museo Pedro de Osma, alejado de la gestión pública.

Fuente: El Comercio / Lima, 01 de julio de 2016