Alex Ríos Céspedes/ EDUCACCIÓN
Mientras el Ministerio de Educación se compone de poco más de 4,000 mil servidores públicos, las Direcciones Regionales de Educación (DRE) de todo el país, a duras penas, llegan a conformar 2,500 servidores. Esto quiere decir que existen casi dos trabajadores a nivel nacional por cada trabajador a nivel de cabecera regional. Se trata, de un sector organizado como una pirámide invertida o cabezona donde hay más directores que gestores; o donde aún el ministerio cumple con responsabilidades de gestión. A nivel de provincia, 10 mil trabajadores de las Unidades de Gestión Local (UGEL) deben lidiar con la distribución de toneladas de materiales, la contratación de 300 mil docentes y realizar por lo menos —en teoría— tres visitas al año a 50 mil locales escolares.
Aquí no cuestionamos el número del personal que existe a nivel nacional, pero si se requiere un número similar al que actualmente tiene el ministerio, es de suponer que las DRE y UGEL tienen un serio déficit de personal.
Desde que entró en vigencia la Ley Servir, ni los ministerios ni los gobiernos regionales pueden incrementar su personal nombrado; pero mientras en el ministerio, el tema se ha resuelto a través de un incremento de personal con Contrato Administrativo de Servicios (CAS), esto no ha sido posible en las Direcciones Regionales de Educación (DRE) y las UGEL. Así, mientras la matrícula se expande, el número de escuelas crece y el presupuesto se incrementa, el tamaño del personal de las DRE y UGEL se ha mantenido invariable en el tiempo, al menos hasta el año 2015 cuando se financiaron 1,200 CAS en todo el país.
No solo el tamaño del personal es reducido, sino también el talento que la conforma. Una prueba aplicada voluntariamente al personal de la DRE y UGEL encontró que el 71 % de los servidores públicos no conocen las funciones que desempeñan. Con salarios poco atractivos y en lugares poco accesibles, no muchos se aventuran a trabajar para una UGEL sobre todo si se ubica en ámbito rural. En consecuencia, el talento no solo es escaso, sino que además se distribuye inequitativamente en el país. A mayor ruralidad, menor talento. Los esfuerzos de los propios gobiernos regionales y del ministerio por capacitar al personal de las DRE y UGEL son encomiables, pero son de un impacto limitado o desconocido.
El problema de las DRE y UGEL es mucho más complejo, pero aquí se hace un llamado de atención a dos necesidades usualmente postergadas: el personal de los órganos intermedios, en particular las UGEL, necesitan incrementarse o seguir incrementando en tamaño y talento.
No se trata, ciertamente, de crecer de acuerdo a un número antojadizo, ni de incrementar personal o brindar capacitaciones sin méritos, ni planificación o resultados a cambio. De hecho, la ruta metodológica está definida por Servir; y —hay que decirlo con claridad— la responsabilidad de liderar el cumplimiento de dicha ruta corresponde a cada gobierno regional.
Sin embargo, ni las DRE ni las UGEL podrán embarcarse en una ruta tan compleja y de largo plazo considerando los recursos escasos, las debilidades técnicas y la sobrecarga de trabajo. La ruta de solución formal —para el caso de las DRE y UGEL— se vuelve en una trampa perniciosa.
Sin la rectoría y la asistencia técnica del Ministerio de Educación, es poco probable que las DRE y UGEL puedan resolver no solo el dimensionamiento de personal, sino también su reorganización y simplificación administrativa. De hecho, hasta el momento ninguna región ha logrado culminar estos procesos. Pero para generar rectoría y brindar asistencia técnica, el Ministerio de Educación (MINEDU) debe funcionar más como una dirección de recursos humanos que una dirección de desarrollo de capacidades. Esto significa, brindar lineamientos de reorganización y perfiles de puesto, financiar nuevas plazas, asesorar sobre cuadros de personal, dimensionar el personal, inyectar meritocracia sobre todo en el área administrativa, fomentar la inclusión de gerentes públicos, revalorar el talento y la innovación, entre otras soluciones a corto y largo plazo. Asimismo, estos recursos deben impulsarse desde el ministerio, vinculándose a las características del territorio o la tipología de UGEL vigente, y bajo el marco de la Ley Servir.
La implementación de la Ley de Reforma Magisterial ha permitido inyectar meritocracia, estabilidad laboral e incremento remunerativo, pero solo vinculado al personal docente que trabaja en la DRE y UGEL, dejando el problema del tamaño de personal fuera de la ecuación. Además, en las DRE y UGEL, hay ingenieros, planificadores, administradores, abogados, contadores y una larga lista de otros perfiles que esperan, al menos, aparecer en la agenda del Ministerio de Educación y también en el de Economía, quien finalmente es quien autoriza el financiamiento.
Lima, 1 de marzo de 2018