Recuperación de aprendizajes: despacio se va lejos

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EDITORIAL

Según un informe recientemente publicado de forma conjunta por la Unesco, Unicef y el Banco Mundial [1], a fines de febrero de este año la mayoría de los países habían abierto las escuelas por completo, 42 países la habían abierto parcialmente y seis las tenían aún cerradas. Se calcula en 2 billones de horas presenciales perdidas de escolaridad desde marzo de 2020.

La consecuencia es que los alumnos de más de 4 de cada 5 países han quedado rezagados en su aprendizaje. Recordemos que momentos antes de la pandemia, otro informe, el que anunciaba los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019) [2], revelaba que más de dos tercios de estudiantes no alcanzaba ni los desempeños más básicos en lectura, matemáticas y ciencias naturales al concluir toda la primaria. Las diferencias de rendimiento seguían muy vinculadas a la condición socioeconómica de los estudiantes.

El informe del ERCE subrayaba también un dato que, no por habitual es menos grave: las mayores diferencias en los aprendizajes están al interior mismo de las aulas. Se halló que, en un mismo salón de clases, había estudiantes que estaban muy al inicio de su alfabetización, mientras otros ya leían textos completos. Esa heterogeneidad de niveles entre estudiantes de un mismo grado ha sido evidente desde siempre. Lo que hace el ERCE es demostrarlo con datos, lo que confirma como un mito que se arrastra desde hace 300 años, la creencia de que la promoción de grado supone de facto una “nivelación” grupal en los mismos aprendizajes.

Esa heterogeneidad se ha agudizado en estos dos años de pandemia y las aulas lucen ahora más diversas que nunca en sus niveles de aprendizaje. Esto representa un gran desafío pedagógico para los maestros y en general para los países mismos, pues no es un fenómeno aislado ni eventual que puede resolverse con talleres de verano. En verdad, atender seriamente esta realidad es romper el molde de una pedagogía uniforme e impersonal, con un fortísimo anclaje cultural y que representa uno de los legados más duros de la pedagogía esbozada en los albores de la modernidad. Educar en función a las diferencias no se percibe como «normal» y supone un equipaje de habilidades y recursos que la formación profesional no provee a los docentes.

Y aquí se agrega otro problema. El informe de Unesco, Unicef y el Banco Mundial propone cinco acciones clave para la recuperación de los déficits de aprendizaje: lograr que todos los niños regresen a la escuela y retenerlos, evaluar los niveles de aprendizaje con los que llegan, priorizar aprendizajes, impulsar estrategias de recuperación y atender tanto sus necesidades de salud como de bienestar emocional. Hacer efectivas estas medidas a gran escala en el sistema supone un gran reto, pero que requiere un consenso previo: ¿Cómo entender la «recuperación»?

Lo que los estudiantes deberían estar aprendiendo, según el currículo, son habilidades de resolución de problemas a través de experiencias que le demanden razonamiento, autonomía y manejo reflexivo de conocimientos diversos. ¿Eso es lo que han estado aprendiendo? Todas las evidencias muestran, por el contrario, que en estos dos años se les ha estado enseñando contenidos de información desde la más clásica lógica reproductiva, pero amparada en la terminología curricular. Luego, la ansiada recuperación, ¿será nivelarlos en información y a toda prisa? ¿O vamos a retomar el camino hacia aprendizajes más cualitativos, aunque tome más tiempo?

El informe señala que “el efecto en cadena del cierre de escuelas podría ser asombroso y sentirse mucho más allá de la educación”. Es verdad, más aún si tenemos en cuenta que entregar y repetir información es expeditivo y simple, pero no es el tipo de aprendizaje que necesitan las generaciones actuales. Si la escuela no los habilita para afrontar reflexivamente y con autonomía los desafíos del complejo mundo que les ha tocado habitar, las consecuencias, en efecto, serán graves y a largo plazo, pero no solo para ellos sino para las aspiraciones de progreso, bienestar y justicia social de nuestros países.

Lima, 15 de abril de 2022
Comité Editorial

[1] ¿Dónde estamos en la recuperación de la educación? © United Nations Children’s Fund (UNICEF), 2022
[2] Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019: Resumen Ejecutivo