Roberto Barrientos | EDUCACCIÓN
La evaluación de cierre es uno de los procesos clave en el diseño de la escuela convencional. En la nueva escuela, la evaluación de proceso es igual o más importante. La evaluación de cierre o evaluación del aprendizaje es más visible y con consecuencias directas en la vida de los estudiantes a nivel emocional y a nivel social. A nivel emocional, porque si un joven lleva muchos “desaprobados” se genera un clima tenso en las familias; y a nivel social, porque si un joven desaprueba continuamente puede perder el año, abandonar los estudios y, al final, no puede trabajar en lo que desee. A su vez, la capacidad de evaluar es una de las facultades que recibe el docente al graduarse. Me refiero a la facultad de certificar, de dar fe de los aprendizajes logrados de los estudiantes. El docente además de ser formador es una suerte de notario del cumplimiento de los aprendizajes de los estudiantes. Esta investidura la tiene todo aquel que ejerce la docencia en una escuela, instituto o universidad.
Sin embargo, con el tiempo han surgido estas otras dimensiones de la evaluación. El foco ha estado siempre en la evaluación del aprendizaje que da respuesta a la pregunta “¿Lo logré o no?”, en cambio la evaluación como aprendizaje y la evaluación para aprender dan respuesta a la pregunta “¿Qué tan bien lo estoy haciendo?”. Esta última es un proceso no cerrado, por eso usamos la forma verbal de gerundio (“haciendo”) y es conocida como evaluación formativa y retroalimentación.
La pandemia abre un periodo doloroso, pero también es un tiempo de oportunidades, puesto que se puede aprovechar para romper viejos paradigmas, como la evaluación de contenidos e introducir la evaluación de competencias en los procedimientos y culturas escolares.
El presente escrito es fruto de la conversación con cuatro directores líderes de escuelas públicas sobre la evaluación formativa en este tiempo (Se puede acceder a la conversación completa aquí). Los directores son: César Reina, del colegio María Parado de Bellido, del nivel primaria; Lucy Álvarez, del Fe y Alegría 24, con los tres niveles; Yuly Oyanguren, del Gabriela Mistral, educación secundaria; y Nancy Riveros, del colegio San Marcos, con primaria y secundaria.
Dicha conversación deja ver que hay más luces que sombras en el camino. El marco de la discusión fue una reciente resolución del Ministerio de Educación del Perú sobre la evaluación de los aprendizajes (RVM 094-2020). El documento se complementa con otro, publicado previamente, en el que se norma las acciones pedagógicas de los docentes durante el tiempo de pandemia (RVM 097-2020).
Los objetivos de la conversación fueron comprender cómo la escuela está viviendo la evaluación formativa y recoger opiniones de los directores sobre si realizar una evaluación sumativa o evaluación de cierre a las 9 semanas de haber empezado las clases a distancia.
Si bien el foco estuvo en la evaluación de los aprendizajes en el marco de las nuevas normativas, las ideas surgidas en la conversación mostraron lo que está ocurriendo, una transformación más profunda al interno de las escuelas (ver Figura 1). Dicha transformación está abarcando dimensiones de la profesión docente como los tipos de colaboración docente, los nuevos roles de los administrativos, habilidades socioemocionales de los docentes y la alfabetización digital.
Nuevas maneras de realizar la evaluación formativa
Este contexto está dando pie a la innovación y creatividad docente que se expresa en desarrollo de nuevas estrategias para realizar la evaluación formativa. Por ejemplo, la creación de nuevos instrumentos de evaluación y no usar solo el registro auxiliar y el oficial. Algunas escuelas han creado una herramienta para hacer un seguimiento más personalizado al estudiante que llaman “ficha de seguimiento”. Ésta “es un instrumento muy valioso porque les permite sistematizar lo que están haciendo cada semana y lo van reportando, tienen su registro de auxiliares, están con sus evidencias” (Nancy).
Además, se han generado nuevas formas de evaluar y hacer seguimiento al estudiante. Desde utilizar mensajes de WhatsApp hasta un Tiktok para demostrar lo aprendido. El seguimiento personalizado a las familias mediante llamadas telefónicas por estudiante. Muchos docentes han adaptado la estrategia del gobierno Aprendo en Casa con pequeñas pastillas informativas, puesto que, en algunos casos es difícil de comprender para sus niños o los estudiantes no tienen megas suficientes para descargar toda la información.
Evaluación formativa colegiada
Las escuelas están generando algo inédito, como son la discusión sobre el rendimiento de los estudiantes de manera colegiada. Las discusiones colegiadas están mostrando las inconsistencias del sistema educativo. En dichas conversaciones se está evidenciando que no es necesario que un estudiante esté todas las horas obligatorias. Como se afirma en este comentario:
Yo no digo nada en las reuniones colegiadas que hemos tenido, pero los maestros decían, “este chico solo ha trabajado hasta ahora, se ha conectado intermitentemente y se ha conectado casi hacia el final ahora de abril, en la última semana de abril y en la primera de mayo”, pero en lo que ha presentado estas dos semanas están sus dos actividades; y mostraba a todos los demás maestros: “mira lo que ha hecho, esto, esto y lo otro” (Lucy)
Se está viendo, entonces, que algunos necesitan más otros menos, cada quien según sus necesidades, capacidades e intereses.
¿Evaluar o no evaluar el bimestre o trimestre?
Sobre la evaluación sumativa o evaluación de cierre surgieron ideas innovadoras sobre cómo realizarla. Si bien no hubo un acuerdo general. Las ideas para sí realizar una evaluación de cierre de bimestre o trimestre fueron:
1) El padre de familia tiene derecho a algún tipo de información sobre el avance de sus hijos. Afirman los directores: “creo que sí es importante mantener al padre de familia informado, informarle cómo va el avance de su hija, informarle cómo estamos haciendo la devolución y que lea también la devolución” (Yuly).
2) Realizar la evaluación si se realiza de manera colegiada. Es decir, en una conversación en equipo ven el esfuerzo de cada alumno, como las rondas médicas, donde los médicos discuten juntos un caso determinado. De la misma manera esta evaluación “lo haga el equipo del grado; y en el equipo del grado que la nota la registre el tutor del aula fruto de esa evaluación colegiada; o sea, creo que es una oportunidad rica para ellos” (Lucy).
3) Realizar una evaluación sumativa distinta a cómo se ha hecho hasta ahora realizando una Evaluación a las familias. Un tipo de informe de progreso a todos lo que han estado apoyando el esfuerzo de los chicos. Es por ello que “no solo sería una valoración para el estudiante, sería para la familia. Para esa mamá, ese papá, abuelita, tío, hermana, quien haya estado en esa casa en este tiempo antes de levantar y de volver todos a las diferentes actividades que tengamos que hacer”.
Ello implica “decirle al padre de familia, “mira, ha sido co-maestro conmigo, esta es la valoración que hay” (Lucy). En un espíritu y ambiente igualitario, el padre como co-maestro en tiempos de adversidad.
Son cambios puesto que:
no tenemos al patrón típico para poder evaluar como hemos estado acostumbrados antes, como docente, sino que la valoración inclusive ahora, dentro de la conversación de los maestros escuchaba, no creo que ningún alumno saque C porque no le vas a colocar C a un estudiante por no haber venido o por haber hecho una ficha o dos fichas, tampoco B (Lucy).
Son aportes e innovaciones que está generando esta nueva normalidad para las escuelas públicas.
En síntesis, las escuelas están repensando y rediseñando las maneras y tiempos para evaluar. Algunas características de este nuevo tipo de evaluación: Es abierta, igualitaria, colegiada, continua, integra nuevas herramientas y tecnologías, e involucra de nuevas maneras a las familias.
Lima, 8 de junio de 2020