Patricia del Gallo / El Mundo
Antes de que le lanzaran la primera pregunta, habló él. El escritor estadounidenseRichard Ford agradeció en Oviedo la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras, que es, dijo, «una motivación». Luego, dispuesto a hablar de lo que sea (y Ford no es de los que se callan ni eluden temas), fue directo. Sí, «la economía determina lo que hacen los artistas y también la falta de lectores». Así es cómo recordó a una amiga escritora que en los 80 se marchó de Nueva York al ver morir de sida a varios colegas. «Su editor le dijo que no lo hiciera», recordó, «y no publicó más historias. Luego dejó de escribir».
Ocurre en todo el mundo, pero sobre todo en su país, los Estados Unidos. Un país de contrastes y personajes dispares que Ford ha sabido desgranar a través de los protagonistas de sus historias. Sobre la actual contienda electoral norteamericana nunca ha sido imparcial. El candidato a la Casa Blanca, Donald Trump, es para él «la encarnación fea y monstruosa» de la indiferencia de un país hacia el Gobierno.«Los estadounidenses son así, quieren que todo el mundo sea gobernado, menos ellos». Lo que realmente le preocupa, aseguró, ya que «Trump no va a ser elegido presidente, no hay duda de ello», es lo que pueda ocurrir luego, cuando llegue alguien más inteligente que se aproveche de esa falta de interés. «Porque quienes piensan que el candidato es estupendo no van a desaparecer».
Ford, ganador del Pulitzer y el Faulkner, ha sacado las entrañas de la sociedad americana a través de su personaje más famoso, el periodista deportivo y agente inmobiliario Frank Bascombe. Pero lo ha hecho siempre con hombres. Criado por su abuela en Arkansas y arropado siempre por su mujer, Kristina Hensley,reconoció que hasta ahora en sus novelas los personajes femeninos nunca son protagonistas. Y la verdad, dijo, no sabe «la razón», pero ante la pregunta aseguró «tomar nota». Porque «la diferencia entre un hombre y una mujer en una página, es un pronombre», sentenció.
Él, aquejado de dislexia, nunca pensó en ser escritor. Por eso, a quienes lo deseen, les animó a hacerlo cuanto antes. Porque «nadie conoce las reglas para escribir una novela. Nadie necesita estudiar para convertirse en escritor. Yo enseño a personas que quieren ser escritores, pero no a escribir, les enseño a leer».
Desde el éxito de El periodista deportivo, Ford está buscando la manera de ser el mejor escritor posible. Viajar por todo su país le ha servido, apuntó, como persona pero no tanto como novelista. Él y su mujer decidieron no tener hijos ni anclajes que mantener. La historia, reconoce, salió bien y le ha valido el Premio Princesa de Asturias de las Letras que le reconoció como el «gran cronista del mosaico de historias cruzadas que es la sociedad norteamericana», aunque para un escritor es «más fácil triunfar cuando se tiene una identidad regional. Es más fácil para los libreros clasificarte».
Sobre la concesión del Nobel de Literatura a su compatriota Bob Dylan no ve «ningún lado malo». El cantautor «hace lo que hace desde hace más de 60 años y, con lo que escribe, ha cambiado la situación de EEUU y del mundo. Si eso no es literatura, ¿qué es literatura?», se preguntó.
Richard Ford será uno de los premiados que pronunciará un discurso durante la ceremonia de entrega de los Princesa de Asturias, este viernes en Oviedo. También hablarán la actriz y directora de escena Núria Espert, Premio Princesa de Asturias de las Artes; la historiadora Mary Beard, Premio de Ciencias Sociales; y Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en representación del Premio de Cooperación Internacional concedido conjuntamente con el Acuerdo de París.
Fuente: El Mundo / España, 19 de octubre de 2016