Edición 82

Salir de los márgenes o el recreo de las niñas

Una experiencia prepandemia para tiempos postpandémicos con las mismas malas costumbres

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El sonido de la pelota de fútbol golpea nuevamente la pared, pero esta vez muy cerca de las niñas más pequeñas de 1er grado de primaria. Gritan. Una de ellas se me acerca y se queja. “Miss, casi nos cae la pelota, ya no sabemos a dónde ir para que ya no nos caiga”. [1]

Veo sus ojos llenos de lágrimas de cólera y decido ir a ver qué sucedió. Me señalan el espacio en el que se han ubicado, que está casi debajo de la escalera, en una especie de cueva improvisada en medio de ese campo de batalla de pelotas. Observo con más cuidado y veo a las niñas en las esquinas o caminando rápidamente por ese espacio, cuidando su comida. Me doy cuenta que los niños han tomado posesión del espacio casi por completo.

Cuando nací las mujeres en mi país aún no podían votar y a mis 26 años, sin novio, ya era considerada casi “una solterona”. Crecí con ideas muy estrictas de lo que significaba ser mujer y, a pesar de que mi madre era la principal proveedora de la casa, teníamos que estar al servicio de los hombres de la familia: cocinar, limpiar, cuidar. Por supuesto, hoy en día se cuestiona este rol estereotipado, pero en esa época simplemente se hacía y de alguna manera me daba algo de poder sobre los demás (a costa, por supuesto, de mi tiempo). Mi rol como directora y como mamá me ha expuesto a diversas realidades y eso me ha permitido darme cuenta de algunas cosas. Algunas siento que no están en mis manos, pero otras, como este recreo, sí.

Decidí hacer algo simple pero que sentía que podía ser una palanca que movilizara el sistema. Hay dos recreos de 20 minutos y de la manera más salomónica, decidí dividirlos: uno sería para los niños y otro para las niñas. Las primeras resistencias las intuí rápidamente. Los niños se enojarían porque ya no podrían jugar fútbol a sus anchas, los profesores me cuestionarían la libertad de los estudiantes y los padres o madres cuestionarían el cambio. Una resistencia inmediata que no se me cruzó por la cabeza fue que las niñas no sabrían qué hacer con el espacio. No sabían jugar haciendo uso del patio, así que teníamos que enseñarles.

Los primeros días los profesores y profesoras acompañamos cada minuto del recreo de las niñas. Les enseñamos a jugar liga, salta soga, mundo, vóley y fútbol. Mientras los niños veían con recelo todo ese espacio “desperdiciado”. Luego de algún tiempo ellas ya no nos necesitaron y empezaron a traer sus propios juegos y bailes. Los niños se fueron uniendo al juego de las niñas, les pedían ser parte de algunos de sus juegos y les decían que en “su” recreo también las invitarían a jugar con ellos. No puedo decir que fue idílico, pero definitivamente fue un avance importante: las niñas sabían que ese espacio también les pertenecía y eso, por ahora al menos, para mí, era suficiente.

En el 2020 llegó la pandemia y ese proyecto quedó congelado, y hoy veo que tímidamente los estudiantes vuelven a tomar partido del espacio y las niñas vuelven a los márgenes, los recreos son distintos a los de antes, hay menos estudiantes y más espacios libres lo que convierte este reto en uno distinto, donde no puedo aplicar la misma solución salomónica. Sin embargo, el objetivo sigue siendo el mismo, brindar las mismas oportunidades a los niños y niñas desde diferentes flancos.

Lima, 18 de enero de 2022

NOTAS

[1] Experiencia narrada por Elizabeth Carmona Hurtado y redactada por Liz Pasco Carmona.

Lizbeth Pasco Carmona
Psicóloga especialista en diversidad, equidad e inclusión en espacios educativos y alumni de Enseña Perú. Actualmente coordina el Programa de Becas del Colegio Roosevelt. Trabajó diseñando estándares docentes en la Dirección de Formación Docente en Servicio, y en la Dirección de Evaluación Docente (MINEDU). Ha planificado, ejecutado y evaluado proyectos de acompañamiento, capacitación, clima y cultura para ONGs, empresas e instituciones públicas. Además, ha desarrollado proyectos de lectura, escritura y expresión oral para mejorar habilidades personales e interpersonales de adolescentes.