Darío Ugarte Pareja
¿Ser destacado en la secundaria es un problema? Evidentemente no. Es más, todos los padres y madres queremos que nuestros hijos e hijas sobresalgan y, nos sentimos mucho más orgullosos si es en aquellos campos donde socialmente existe reconocimiento. Es ahí donde está la trampa.
Si la sociedad y el sistema educativo reconoce como más importante un tipo de capacidad, es ahí donde las familias y la sociedad esperan sean reconocidos o buscan que destaquen sus hijos o hijas, en desmedro de otras capacidades o potencialidades. El asunto es dónde ponemos el énfasis de lo que significa ser destacado en la secundaria: mejor desarrollo de capacidades cognitivas como en matemática, ciencias, comunicación, inglés; distinguirse por algún deporte o habilidad artística; o por su capacidad de liderazgo o de establecer relaciones de respeto y tolerancia a las diferencias culturales y sociales. Pareciera que esa premisa pedagógica básica que señala que todos en el aula y la escuela tienen algo bueno que ofrecer, se nos ha olvidado.
Si miramos lo que la actual gestión está promoviendo a partir de estos Colegios de Alto Rendimiento (COAR), que se están instalando en 14 regiones del país y, donde es muy probable que existan secundarias con un excelente desempeño (como la IIEE que vi en Tarapoto y que viene funcionando hace más de 60 años con muy buenos resultados), la propuesta del COAR apela, probablemente sin pretenderlo, a fortalecer esa necesidad de distinción que tenemos las y los peruanos.
Así es, en un país como el nuestro donde la necesidad de distinguirnos de los otros pasa por mecanismos de diferenciación para sentirnos superiores, los COAR refuerzan ello. Ya Gonzalo Portocarrero nos advierte de estos mecanismos de diferenciación que son signo de nuestra identidad nacional, que se han ido construyendo y afirmando históricamente, y que tienen como sustrato un sentimiento de superioridad que “construye una imagen de sí magnificada (…) en contraste con la imagen de otra gente que es representada como inferior o despreciable. Entonces los que están en el medio y aun abajo elaboran una visión de sí mismos identificándose con los que están arriba. Solo los que están muy abajo no tienen a quien ‘cholear’.” [1]
De alguna manera y sin intención, los COAR pueden ir reforzando ese sentimiento de superioridad en un país aún marcado por la desigualdad y la jerarquización. Entonces, ¿Es necesario segregar a estudiantes de “alto desempeño” con un servicio llamado de excelencia sólo para ellos mismos?
Pero además del significado que está detrás de esta selección de estudiantes con alto rendimiento y que coincide con la aspiración de las familias de que sus hijos e hijas sean reconocidos como destacados, la experiencia del Colegio Mayor Presidente de la República, nos da una alerta. En el proceso de admisión del 2013 donde cada región tenía una cuota de estudiantes para acceder a este servicio, la primera etapa de evaluación de habilidades cognitivas mostró un resultado revelador: los resultados eran de mucha disparidad, estudiantes de una región estaban con claridad en el tercio superior y estudiantes de otras regiones, en el tercio inferior. Esta clara brecha mostraba que los estudiantes de los primeros puestos en su IIEE y de su región no estaban en las mismas condiciones que estudiantes de otras regiones. Por ello el Colegio Mayor desarrolló una estrategia de refuerzo en el primer semestre para que todos los ingresantes estén en igualdad de oportunidades. Si esto lo miramos a nivel regional, las desigualdades también se harán manifiestas. ¿Es necesaria una secundaria VIP seleccionando un grupo de estudiantes o necesitamos diversificar la oferta del servicio de este nivel para que responda, con pertinencia y calidad, a las características de las y los adolescentes y su contexto?
En el Perú son 2 millones 400 mil los estudiantes que se matriculan a la secundaria, de ellos son un poco más 1 millón 800 mil, los que están en una secundaria de gestión pública, de este grupo el 85.6% se ubican en ámbitos urbanos y 14.4% en ámbitos rurales donde la dispersión y la diversidad cultural y lingüística son una realidad concreta [2].
Los COAR en funcionamiento atenderán, en el mejor de los casos, al 1% de estudiantes de tercero, cuarto y quinto de secundaria del país, con instalaciones nuevas o remodeladas, con un equipo de docentes y personal de apoyo para el internado, con un currículo ad hoc para las exigencias de una educación de excelencia, como es muy probable que lo requieran los estudiantes destacados. Según declaraciones del MINEDU el costo por cada COAR será de 30 millones [3] y el gasto por estudiante de 8 mil dólares anuales [4] frente a los 837 que se gastó por cada estudiante de secundaria en el 2013 [5]. Y ¿qué se les brinda a los más de 260 mil estudiantes de ámbitos rurales?
Entre el 2012 y el 2013, la gestión del MINEDU diseñó y puso en marcha formas de atención diversificada para secundaria, articulando las características de los estudiantes con las demandas del entorno. Así, se reafirmó como una de las formas de atención a los Centros Rurales de Formación en Alternancia como una alternativa viable y que ha mostrado resultados para la educación de adolescentes en ámbitos rurales. Desde el año pasado, ya se cuenta con los lineamientos para la educación secundaria de alternancia aprobados, lo cual facilita su desarrollo.
Además de esta alternativa, se diseñó la Secundaria Tutorial para adolescentes de ámbitos rurales y dispersos que dejaron de estudiar o donde es difícil el acceso a una secundaria, la cual se encuentra en el momento de desarrollo de la propuesta para su futura ampliación en su atención. Y, para zonas con alta dispersión, se recogió y sistematizó la experiencia llevada a cabo en la amazonía, llamada Hogares Interculturales, que son internados donde asisten adolescentes de 14 a 16 etnias y que cuentan con una gestión que los acoge y ofrece una formación integral y articulada al mundo productivo a través de los CETPRO.
Todas estas alternativas y otras más que podrían ponerse en marcha, muestran cómo la realidad define la política pública, haciéndola más pertinente y cumpliendo con su responsabilidad de atender a todos y todas. Sin embargo, actualmente es muy poco lo que se señala sobre la atención a la educación de adolescentes en ámbitos rurales, aunque es evidente que se requiere secundarias diversificadas antes que una secundaria VIP.
Además de ese giro en la perspectiva de mirar la política pública, primero para todos y segundo con una atención diferenciada, es importante señalar que el problema de fondo de la secundaria en el Perú es la definición de su sentido e identidad. Si bien representa el término de la trayectoria escolar de la educación básica, a su vez es el tránsito a la educación superior, el mundo del trabajo y el ejercicio pleno de la ciudadanía. Este carácter bisagra de la secundaria es vital comprenderlo frente las demandas de formación técnica que el Perú necesita, así como al ejercicio de la participación como característica intrínseca del desarrollo de la adolescencia y juventud. Ser alguien que aporta al mundo productivo y existir en la medida que le ofrecen espacios de participación real para sentirse parte de la vida local, nacional y mundial.
Avanzar hacia esta mirada supone romper con esa lógica de corto plazo que tiñe las decisiones de política educativa y que impide un desarrollo sostenido de la educación. Es en ese marco que se puede entender la decisión de lanzar la Jornada Escolar Completa en secundaria, es decir, como parte de una política de reforma de la secundaria que deberá trascender su nombre para constituirse en la plataforma común para todas las secundarias del país, donde la jornada escolar completa es una de las condiciones, junto con más tiempo laboral del docente, cambios curriculares y pedagógicos que conecten la vida con la escuela, una oferta formativa acorde con las demandas actuales y espacios de participación genuinos para los estudiantes. Si ese es el espíritu, se estaría iniciando un cambio importante y no sería una medida específica con un horizonte de corto plazo que corre el riesgo de la discontinuidad.
Pasar de una secundaria VIP a secundarias diversificadas con una plataforma común es un imperativo de la política pública, exige considerar al adolescente como el eje central del servicio y de la política educativa y a una educación secundaria visualizada como un abanico de ambientes de aprendizaje amplios, sólidos, flexibles y navegables, con ofertas educativas que facilitan oportunidades para aprender, que respetan y atienden las diversidades de grupos y personas.
Termino con una reflexión de Manuel Bello que expresa el desafío que aún tenemos por delante para la reforma de la educación secundaria que el país necesita:
“La única manera de eliminar la segregación escolar y revertir progresivamente la desigualdad educativa es fortaleciendo la escuela pública gratuita como opción preferente para los sectores medios y populares emergentes de áreas urbanas y rurales, como espacio de encuentro y de integración social y cultural de niños, niñas y adolescentes pertenecientes a diversos segmentos socioeconómicos, incluyendo a los más vulnerables en esos mismos espacios educativos. Esas escuelas tienen que ser atractivas, dotadas de los mejores docentes y recursos educativos y a la vez totalmente gratuitas, sin exigencias o prácticas que excluyan o discriminen a los más vulnerables o atenten contra la inclusión y la equidad.” [6]
Lima, 20 de enero de 2015
[Fotografía (c) Pedro Salvador/www.flickr.com]
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[1] Portocarrero, Gonzalo (2007). Racismo y mestizaje y otros ensayos. Fondo editorial del Congreso del Perú. Pag. 10
[2) MINEDU, ESCALE, Unidad de Estadísticas Educativas. Revisado el 17 de enero del 2015
[3] La República, 13 de julio de 2014.
[4] MINEDU, Sección Noticas del Portal de Ministerio de Educación, Revisado el 18 de enero del 2015. http://www.minedu.gob.pe/noticias/index.php?id=30229
[5] MINEDU, ESCALE. Unidad de Estadística Educativa. Gasto público en instituciones educativas por alumno, secundaria. Revisado el 17 de enero del 2015
[6] Manuel Bello, Blog de noticias Perú Inversión en la infancia. Edición 119. Revisado el 19 de enero del 2015 http://inversionenlainfancia.net/blog/entrada/opinion/209/0