Edición 50

Sobre la repetición del primer grado

Hacer repetir el grado a niños que todavía van de la mano a la escuela no puede ser la solución a un problema que ellos no ocasionan

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Manuel Valdivia Rodríguez | EDUCACCIÓN

En el INFORME DE EDUCACIÓN (marzo, 2019) que puntualmente remite cada mes Hugo Díaz, se examina la Norma Técnica de Evaluación en la Educación Básica, aprobada por la resolución viceministerial Nº 025-2019-Minedu. En el párrafo final del informe, Díaz formula una pregunta importante que puede dar pie a un diálogo oportuno: “¿La promoción automática en primer grado de primaria sigue siendo conveniente y hasta prudente?, ¿no debería revisarse la norma a la luz de la experiencia acumulada?”.

Al respecto, conviene decir que en el tercer ciclo de EBR (1° y 2° de Primaria) se debe alcanzar un aprendizaje básico en dos campos muy complejos: la lectura y la escritura. Hablamos de un aprendizaje básico porque las capacidades de lectura y escritura conseguidas en este ciclo deben ser desarrolladas en los ciclos siguientes de la EBR.

Las capacidades que los niños deben formar para comenzar a leer y escribir son tan complejas que se requiere de un tiempo extenso, dos años escolares por lo menos, para que sean logradas en un grado suficiente. Un año no basta que sean adquiridas.

Si se cree leer es descifrar un texto breve y decirlo en voz alta, algunos meses pueden bastar; pero eso no es leer. La lectura en un nivel inicial incluye por lo menos (i) eficiencia en el desciframiento de un texto, (ii) fluidez y entonación adecuada en la lectura oral, y (iii), principalmente, comprensión literal. Eso es lo básico, y se necesita varios semestres escolares para llegar al punto en que leer puede comenzar a ser un instrumento de información y de aprendizaje.

Igualmente, si se cree que escribir es trazar las grafías de las palabras y copiar frases en base a una muestra, eso tal vez puede ser conseguido en un año escolar; pero no es escribir.  Escribir para un niño todavía aprendiz es (i) codificar palabras de su vocabulario, (ii) construir textos breves (propios o dictados) demostrando un manejo autónomo de la escritura, sin necesidad de modelos al frente; (iii) escribir con soltura, sin crispaciones ni presión excesiva del lápiz. Este nivel de escritura, aun siendo elemental, necesita de más tiempo que un año escolar. Y con mayor razón, porque la madurez para la motricidad fina recién comienza a ser alcanzada hacia los siete años.

El primer grado no es suficiente para sentar las bases de estos dos procesos, que además van conjuntos y simultáneos. Por mucho que se quiera insistir en la ejercitación, el avance tiene sus límites porque depende de las condiciones de los niños, principalmente de su lenguaje, pero también de otros aspectos (motricidad fina, atención, etc.). Por ello, es prudente extender la etapa de aprendizaje a dos grados, como se hace en nuestro sistema educativo.

Vistas las cosas de esta manera, la repetición del primer grado se produciría cuando los niños están a medio camino en su aprendizaje. Al repetir el grado, volverían a andar lo andado y eso no significa un avance. Además, los niños enfrentarían un agravante de carácter emocional, pues tendrían que acomodarse a un nuevo grupo de compañeros y ver que sus amigos del grado anterior ya no están con ellos.

Desde donde se mire, la repetición de grado es una sanción.

¿Y por qué se sancionaría a niños de siete años? Es difícil pensar que niños de esa edad fracasan porque son despreocupados, flojos, irresponsables, y que por eso merecen una sanción. Pero no es así. Si un niño de primer grado no consigue los aprendizajes esperados no es por su causa sino porque operan otros factores.

Puede ser que el niño padece de alguna deficiencia intelectual o física (el complejo funcional que ocasiona la dislexia, por ejemplo); o talvez ha tenido dificultades de orden familiar (su alimentación fue deficiente, tenía perturbado el descanso, el ambiente emocional del hogar era tenso, etc.); quizás su asistencia a clases fue irregular, etc., etc. Y de todo esto un niño de seis años no puede ser considerado responsable.

Puede ser también que las causas del mal rendimiento se alberguen en la escuela: la metodología empleada por el docente no fue adecuada; no se logró establecer un clima de aprendizaje; los materiales que se usó eran imperfectos, etc. Estos son factores negativos que pueden ocasionar un aprendizaje deficiente del cual el niño tampoco es responsable.

Hacer repetir el grado a niños que todavía van de la mano a la escuela no puede ser la solución a un problema que ellos no ocasionan.

Lima, 30 de marzo de 2019

 

Manuel Valdivia Rodriguez
Docente, graduado en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta. Se desempeña actualmente como asesor pedagógico. Ha trabajado en proyectos educativos para organismos internacionales en Perú, Bolivia, Ecuador, Guatemala. Responsable de la Diplomatura en Didáctica de la lectura y producción de textos funcionales en la educación primaria en la PUCP. Especialista en temas de pedagogía general y pedagogía del lenguaje, currículo, educación bilingue, educación rural. Tiene un blog: Gaceta de Educación y Pedagogía.