Ricardo Bedoya / Páginas del diario de Satán
El mérito central de “En primera plana” es su modestia. El director Tom McCarthy se convierte en un periodista de investigación más, un colega del grupo Spotlight. Asimila el tratamiento cinematográfico a la lineal funcionalidad de la pesquisa periodística.
Nada hay de enfático, estentóreo o triunfalista en este relato sobre un grupo de profesionales que enfrentan a una institución poderosa e impune. Tampoco hallamos los infaltables acentos sentimentales en las películas de este tipo. A McCarthy no le interesa representar el pasado, ni dramatizar los abusos sexuales, ni mostrar el dolor de los niños o sus familias, ni incluir flashbacks que ilustren lo que pasó. O entrometerse en la vidas personales o familiares de sus protagonistas, esos seres que existen para cumplir con sus labores y no para rendir cuentas de sus afectos o desventuras.
Menos aún pretende cargar los efectos de estilo. Este no es un thriller de tensión creciente, plagado de sombras conspirativas o de acompañamiento musical apoyado. El estilo visual es opaco, casi neutro, y el montaje se pone al servicio de la claridad expositiva. Los actores, notables todos, mantienen el equilibrio del grupo, evitando lucimientos individuales.
Mimetizado en el asunto de la acción -esa pesquisa que se construye- el relato se desarrolla en un tiempo presente continuo. El tiempo de los hallazgos sucesivos y las revelaciones sorprendentes. Descubrimientos que no se obtienen con gestos heroicos, sino con ese empeño del grupo que la película destaca y al que rinde homenaje.
Una breve escena resume el tipo de acercamiento, mas bien escueto y de perfil bajo, que procura McCarthy: la reportera que encarna Rachel McAdams acompaña a su devota abuela, católica practicante. La anciana lee las informaciones que evidencian los crímenes cometidos por los curas. Sin cambiar de expresión, la mujer termina la lectura y pide a su nieta que le sirva un vaso de agua. Corte y a otra cosa. Acción a la que no sigue la reacción esperada o convenida.
Fuente: Páginas del diario de Satán / Lima, Febrero 26 de 2016