Entrevista a Ricardo Zapata
Luis Guerrero Ortiz y Carol Alva Martínez | EDUCACCIÓN
Ya en el primer quinquenio de gobierno de Alberto Fujimori (1990-95), se invirtieron importantes fondos públicos en infraestructura escolar y en la instalación de computadoras en las escuelas. El año 2001, el gobierno del presidente Alejandro Toledo crea el Proyecto Huascarán, que también se propondría dotar a las escuelas más pobres de computadoras con conexión a Internet, videograbadoras, televisores y antena parabólica VSAT con capacidad retransmisora y receptora. El año 2007, el gobierno del presidente Alan García decidió la incorporación del país al programa Una laptop por niño (OLPC, por sus siglas en inglés), que contempló la entrega de computadoras portátiles XO a niños de las zonas más pobres del país.
A lo largo de 30 años se ha venido entregando equipos digitales a las escuelas públicas, sin que hasta ahora se vea el salto de educación escolar a la era digital. Desde diversos estudios y evaluaciones, a estos proyectos se les ha cuestionado indistintamente la ambigüedad de sus objetivos -¿equipar escuelas o mejorar la calidad de la educación con el apoyo de recursos tecnológicos?-, la carencia del soporte técnico necesario, así como de mecanismos de actualización, la ausencia de una planificación seria, basada en estudios pertinentes, la distribución inequitativa de las máquinas, la desactualización de sus contenidos y la falta de preparación de los docentes para utilizarlas pedagógicamente en función del currículo.
¿Qué hay de diferente en este proyecto? Conversamos sobre este tema con Ricardo Zapata De La Rosa, experto en educación y tecnologías digitales, y hasta hace poco director general de la Dirección de Innovación Tecnológica en Educación (DITE) del Ministerio de Educación. La entrevista fue muy extensa, pero compartimos aquí su respuesta a una sola pregunta: ¿Por qué deberíamos confiar en que este no va a ser otro proyecto fallido, un Deja Vu? Le cedemos la palabra.
Un Ecosistema Educativo Digital
Ricardo Zapata: La pregunta es interesantísima. He tenido la oportunidad de visitar algunos países viendo, justamente, qué es lo que se ha hecho en materia de dispositivos, fuera de entregarlos. Es conocida la frase «la tecnología es un medio, no el fin» y, sin embargo, muchas veces en muchos lugares se han hecho promesas que terminaban en la entrega de Tablets. He visto países que han entregado laptops vacías, solo para la foto, como si ahí acabara todo. Nosotros hicimos primero un benchmarking, ver qué ha hecho Colombia, Ecuador, Paraguay. En Chile, por ejemplo, Ricardo Lagos crea el proyecto Enlaces, en el 2002. Uruguay, México, diseñaron estrategias digitales nacionales. Lo que podemos sacar en claro es que un proyecto que solo entrega dispositivos, sin un ecosistema alrededor, tiende al fracaso.
Nosotros planteamos aquí un Ecosistema Educativo Digital, con varios componentes que, articulados entre sí, hagan que la Tablet sea menos importante que lo que está dentro de ella y lo que el maestro pueda hacer con esos contenidos. Lo enfocamos así porque sabíamos que, si solo llegaba una tableta a manos del maestro, luego no iba a saber qué hacer. El estudiante, el padre de familia, el maestro, sin competencias digitales, sin alfabetización digital, ¿Qué iba a hacer con la Tablet? Era probable que la guarden e iba a ser más de lo mismo.
El componente pedagógico
El ecosistema educativo digital que diseñamos tiene tres componentes importantes: El primero, el componente pedagógico, porque concebimos la tableta como un recurso educativo que tiene contenidos y aplicaciones validadas. Hicimos una exploración de aplicaciones para áreas priorizadas, matemáticas, ciencias, comunicación, pero también para el desarrollo de competencias, como el pensamiento computacional, entre otros. Hecho el análisis de un sinnúmero de aplicaciones, se aplicó una matriz de evaluación con criterios de calidad de su dimensión pedagógica y tecnológica. Eso se compartió después con las direcciones pedagógicas, y entre todos construimos el componente. Esa es otra historia, porque no fue fácil construir en conjunto un consenso sobre qué aplicaciones debería contener. Pero se logró.
Dicho sea de paso, se colocó por primera vez en las Tablets tres aplicaciones en lenguas originarias, un esfuerzo sin precedentes de la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural. Una de ellas es para aprender castellano como segunda lengua, otra para jugar en el espacio y otra para aprender programación, pero están en quechua, en Aymara, en Asháninka, Awajún.
Luego vino el gestor de contenidos, una aplicación que se llama Aprendo en Casa, donde el estudiante ingresa con un usuario y una contraseña personalizada. Ingresa y automáticamente aparece su grado y todo el contenido que le corresponde. Pero va a encontrar, además, contenidos contextualizados al ámbito andino, amazónico, urbano, rural, para estudiantes con necesidades educativas especiales, videos con lenguaje de señas, material multimedia con sus respectivas aplicaciones, contenidos para padres de familia, incluso un «Control Parental», con listas negras y listas blancas que se van a ir actualizando continuamente. Esto quiere decir que no se puede entrar a una página incorrecta, esto se pidió en las bases para proteger a nuestros estudiantes.
También hay herramientas de Google, con correos personalizados. También contenidos sobre temas de bienestar emocional, de salud mental, de alfabetización digital, además de programas de capacitación para maestros. Es decir, no es una tableta vacía y, además, está personalizada. Todo el contenido ha sido validado por las áreas pedagógicas, está alineado al currículo nacional, está orientado a desarrollar competencias en los estudiantes, eso fue lo primero que se pensó.
Ese gestor de contenidos tiene también herramientas de trazabilidad, todavía básicas porque el tiempo tampoco permitía más. Y esa es otra cuestión importante. Un proyecto de esta categoría supone, al menos, un año de trabajo como mínimo. Este proyecto, en cambio, se trabajó minuto a minuto, lo más rápido posible. A pesar de todo, tiene herramientas de trazabilidad, lo que quiere decir que yo puedo, desde el ministerio, ver una tableta activada en una zona con conectividad, ver dónde ha entrado el estudiante, si ha ingresado o no al gestor de contenidos y dónde ha ingresado exactamente. Estaba en los planes mejorar este gestor de contenidos para el 2021, fortalecer la trazabilidad, para que el ministro o cualquier director regional de educación mire en su pantalla, en tiempo real, y compruebe cuántos estudiantes y cuántos docentes están en línea en sus Tablets.
El componente tecnológico
El segundo componente es la infraestructura tecnológica. Naturalmente, no podíamos comprar cualquier dispositivo, necesitábamos hacer una evaluación, hicimos un cuadro comparativo de todas las que se compraban en América Latina en los últimos años para ver sus características, revisamos estudios, debíamos tener un dispositivo adecuado, para las diferentes zonas del país, con el tamaño adecuado, ¿por qué 8 pulgadas para primaria? Por la mano de los niños. Ver el tema de la luminosidad de la pantalla, para no perjudicar la vista, entre otras características más, porque estas tabletas en zona de sierra, se le puede caer al niño en una piedra, se puede mojar con la lluvia, se puede caer en el camino de tierra, porque la van a llevar a la chacra, se pensó en todo eso y se pidió incluso certificaciones contra polvo, que pueda resistir el agua y se han hecho pruebas. Tienen también una funda de goma que viene en tres colores y tienen un parante.
Pero no son Tablets diseñadas solo para resistir los diferentes contextos geográficos del país, sino también con una infraestructura tecnológica sostenible. Sabemos que la tecnología cambia. Si renovamos celulares cada cierto tiempo es porque se desfasan, su procesador y su sistema operativo son vigentes por unos pocos años. Nuestras tabletas tienen parches de seguridad, actualizaciones, entre otros. Los procesadores son de fabricación 2019 en adelante. Como todos sabemos, los procesadores se fabrican cada año, queríamos un procesador lo más actual posible, uno que sea rápido, además una capacidad suficiente para almacenar los contenidos.
A la vez, tampoco queríamos Tablets muy sofisticadas. Se analizó muchísimo la infraestructura tecnológica y se decidió por unas especificaciones técnicas que sean acordes a lo que queríamos, que era sostenibilidad.
El componente de la formación
El éxito de muchos proyectos ha dependido directamente del factor docente. En varios casos se trataba de entregar el dispositivo al maestro y dejar en sus manos lo que hacía con él. Aspectos como la integración curricular de las sesiones de aprendizaje, el uso de los recursos contenidos en el dispositivo o el de las estrategias metodológicas más recomendables para usar esa herramienta en el trabajo con los estudiantes, carecían de orientaciones. Si esto ocurría en modalidad presencial, ahora en la virtualidad, con más dificultades para la comunicación, el reto se vuelve más grande.
¿Cómo explotar el recurso? ¿Tienen los maestros las habilidades digitales necesarias? Para empezar, muchos maestros no saben encender los dispositivos, lo he visto, he capacitado en esto muchos años. Entonces, formar a los maestros y hacerlo de manera sostenible tenía que ser el tercer componente. Primero, alfabetizarlos digitalmente; luego, avanzar hacia las competencias digitales, las comunicacionales, la informacional. Desde el solo hecho de entrar a Google y saber cómo buscar información, esa es una de las competencias digitales básicas, buscar información, discriminarla, saber cuándo está validada antes de compartirla con el estudiante.
Si no hubiera pandemia habríamos salido a todas las regiones a ofrecer formación. En el 2016 se desarrolló un programa para alfabetizar profesores que nunca habían recibido capacitación en tecnologías digitales, eran 10,180 docentes, según la base del (sistema) NEXUS. Empezamos con ellos. Recuerdo que era muy difícil conectarlos, no tenían smartphones, había que usar mensaje de texto, nos apoyamos en el programa nacional de Tambos, que está en varios lugares del país, pues ahí había conectividad, ahí tenían los contenidos.
¿Qué hemos hecho ahora? Asegurar la conectividad del profesor, a sabiendas que no todas las zonas del país tienen acceso. Hemos ofrecido cursos a través de la plataforma de Perú Educa, hemos abordado la alfabetización digital, abrimos un canal de YouTube donde, desde junio del 2020, se ofrecen videoconferencias para maestros, sobre el uso y manejo de las Tablets y sobre los contenidos, las aplicaciones, la integración curricular en las sesiones, las competencias que se pueden desarrollar con los alumnos. Todo el componente de formación docente fue más allá de explicar para qué sirve la Tablet. Dentro de este dispositivo mismo hay videos orientativos para docentes, hay programas de capacitación en formato offline, para que el profesor que no haya podido ingresar a Perú Educa pueda verlo sin conexión.
Ahora bien, ¿cómo saber que los profesores beneficiarios de estos equipos ingresan a los programas? Es posible saberlo. Hay formularios, ingresan a YouTube, llenan los formularios y cotejamos, los que no entran se envía un documento a la UGEL para informar y solicitar que los apoyen.
El componente estudiantes y familias
El otro eje ha sido el estudiante y los padres de familia. Estamos en una situación sui generis y la tableta iba a llegar a la casa, ahí iban a estar los padres, por lo que podía ser más que un recurso educativo, podía ayudar a integrar a la familia. Por eso, se pensó también en agregar contenidos para padres de familia, contenidos orientadores, sobre salud mental, por ejemplo, porque los niños estuvieron y van a estar nuevamente en confinamiento; contenidos del Ministerio de Salud, del Ministerio de Cultura, del Ministerio de Agricultura, porque hay padres que se dedican al agro y hay aplicaciones para ellos.
Hay lineamientos de gestión de tabletas, si no sé qué hacer con ellas, hay lineamientos orientadores que fueron publicados y compartidos por las regiones. Formamos también una mesa de ayuda de Aprendo en Casa, un website [cierrebrechadigital.aprendoencasa.pe], con un chatbot que puede responder preguntas, hay documentos y videos.
También hay equipos que están monitoreando el sistema del gestor de contenidos, para ver si están ingresando, incluso se van a hacer capacitaciones itinerantes. Antes de retirarme del ministerio, un equipo viajó a Cajamarca, fue el primer lugar donde se distribuyeron las Tablets. En Chota se entregó, si no me equivoco, a mediados de octubre, y el equipo fue a finales de noviembre para entrevistar a los maestros, a los estudiantes y a los padres. Ahí están sus testimonios grabados, explicando cómo les cambió la vida, cómo las están usando.
Tenemos un centro de atención telefónica tecnológico y otro pedagógico. Queremos que el profesor, si tiene alguna duda nos llame y nuestros pedagogos les ayuden. Hablamos con las direcciones, nos pusieron personal para eso, el maestro, el padre de familia, incluso el estudiante, pueden llamar y preguntar. Pero no solo recibe, también llama y pregunta ¿Cómo le va con la Tablet? ¿Está funcionando bien? ¿Ha logrado integrar? ¿Se ha comunicado con el estudiante? Es bien completo. Debo también mencionar que en todas las regiones hay centros de atención y servicio, si se me malogra la Tablet, voy a un centro de atención y servicio, las empresas los han colocado, hay garantía y soporte por 18 meses, ahí les van a ayudar a reparar su equipo o a cambiarlo si hubiera una falla de fábrica.
Ahora bien, somos conscientes de que muchas familias no están alfabetizadas tecnológicamente, es posible que vean las Tablets como un objeto para niños o que sientan temor de malograrlas. Falta muchísimo por hacer. He tenido esa experiencia recogiendo testimonios de los padres en Cajamarca. Mi madre misma le tiene terror al celular o a una videollamada. Es entendible. Hay que trabajar mucho el componente de padres de familia.
El impacto social del proyecto es y puede ser muy grande. Nos esforzamos por eso en hacerlo sostenible con todos estos elementos, para que el maestro vea que no solo se le entregó una tableta, que hay un soporte, una mesa de ayuda, un pedagogo disponible que puede ayudarle a pesar de la distancia, aplicaciones variadas y contenidos que luego van a ser actualizados; además de saber que es un recurso con el que puede trabajar en casa, llevarlo y traerlo de la escuela cuando estas reabran. Queríamos evitar los males anteriores, que permanezcan guardadas, que no se usen nunca.
El factor conectividad
Aquí viene el tema de la conectividad. Sabemos que esta no existe en muchas zonas del país, donde Aprendo en casa no ha llegado, zonas rurales, muy alejadas. Mi equipo viajó a Cajamarca para la entrega de Tablets, fuimos a Chota, tomamos el avión, con todos los protocolos que implica ahora el poder volar, tomamos un bus, nos subimos a una combi, caminamos, subimos, para poder llegar a esa escuela. Yo me fui en un avión del ejército e incluso con toda esa logística, nos fue difícil llegar a esa escuela. El propio presidente de la República, que allí estaba, se sorprendió de su lejanía. Tuvimos incluso que cruzar un riachuelo. Este proyecto, que se llama precisamente Cierre de Brecha Digital, quiso por eso dar ese primer paso yendo a esa escuela.
Nos basamos en estadísticas de la prueba censal y de algunas otras, así como en diversos estudios, que mostraban la ausencia de equipamiento de estudiantes y maestros de esas zonas. El proyecto fue pensado para estudiantes de primero a quinto de secundaria de los quintiles extremos de pobreza, y de primero a quinto de secundaria en zonas rurales. Hemos trabajado para impactar a 27 837 instituciones educativas, de las cuales el 88.4% (27 081) son escuelas rurales y el 10% (756) son escuelas urbanas, pero de los quintiles 1 y 2 de pobreza. De este conglomerado de escuelas rurales, el 91.8% son EIB y el 92.1% son de secundaria rural. Suman 966 293, los estudiantes de cuarto de primaria y quinto de secundaria que atienden, de todos ellos el 53.8% van a tener conectividad, el resto no. Uno se preguntará ¿Qué pasa con la conectividad? ¿Qué se ha hecho al respecto? Porque el anuncio fue Tablet con conectividad.
Bien, hay zonas donde no hay electricidad, allí las Tablets van con un cargador solar, que les va a permitir cargarla en tres o cuatro horas. Hay también 53.8% de tabletas que va a ir con chip de datos, un chip de 6 gigas para estudiantes y 12 gigas para docentes y con internet vigente hasta junio del 2021. El siguiente gobierno tendrá que tomar la decisión de darle continuidad, porque tienen al menos hasta mediados del próximo año el internet garantizado. ¿Y por qué solo el 53% tienen conectividad? ¿Por qué no todas? Porque hay zonas donde no hay cobertura, nos hemos comunicado con todas las empresas de telecomunicaciones, varias veces, eso está documentado, para cotejar zona por zona. Ahí hemos visto dónde llega su señal y dónde no o llega, pero muy débilmente.
Entonces, sabemos cuáles son las zonas donde no hay conectividad, y en esos casos todo el contenido viene precargado, funciona offline, porque el objetivo central es que el contenido esté al alcance de todos. Por eso cuando la prensa dice que hay zonas donde las Tablets no funcionan, no informan con la verdad, en zonas donde no hay cobertura, todas las aplicaciones se pueden trabajar de manera offline, aunque lo ideal es que estén conectadas, no es un impedimento la falta de conectividad. Sí nos dificulta la trazabilidad, pues no le podemos seguir la pista a esas Tablets, esa es una limitante. Pero todas tienen wifi, eso quiere decir que pueden conectarse cuando encuentren señal. Tenemos entendido que hay iniciativas regionales y locales para proveer ese servicio, que están comprando o alquilando servicios de internet satelital. Si eso se habilita, ese estudiante puede conectarse. Si no, va a un Tambo y ahí hay wifi, puede ver alguna actualización de su Tablet y puede navegar con ella.
La sostenibilidad
En otros países hemos visto el esquema clásico de capacitación al profesor, que termina el curso y se olvidan de él. No hemos querido caer en ese error. Para los maestros que han ingresado, hubo un programa de formación en competencias digitales y este año va a continuar. Estamos hablando de una capacitación permanente a nuestros maestros. Por eso queremos que el actual gobierno de transición y el que venga pueda darle sostenibilidad y presupuesto al proyecto, y así poder ir mejorando el gestor de contenidos, llevando conectividad a las zonas que carecen de ella, capacitar a más maestros, y si se vuelve a una presencialidad, hacer capacitaciones a nivel de regiones y comprometer más a los Gobiernos Regionales con esta tarea para que le den continuidad.
La actualización permanente de los contenidos implica un trabajo muy fuerte de las direcciones pedagógicas, para que la Tablet sea un dispositivo constantemente actualizado, para que se pueda usar siempre, para que sea un recurso sostenible de Aprendo en casa, en el marco de un lineamiento de educación a distancia. El ministerio empezó con este millón cincuenta seis mil Tablets, pero al momento de dejar el cargo dejé firmado un documento, que ya se publicó en diciembre en El Peruano[1], para adquirir unas 300 000 más este 2021.
Hay una estrategia de focalización, la distribución no se ha hecho al azar, se trabajó bajo criterios que incluso fueron publicados en un Decreto Supremo. Ahí puede verse cuáles han sido los criterios para focalizar y priorizar escuelas. No todas las focalizadas fueron priorizadas, porque hubo un corte en la matrícula. Si un director en abril puso en el SIAGIE que había cinco alumnos matriculados, los cinco van a recibir Tablets, pero si en junio había diez, entonces hay un desfase de cinco. A estos que les falta, les tiene que llegar, y así poder cubrir a todos. Esperemos que este año siga este proceso -entiendo que hay un financiamiento- y se puedan comprar más.
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Lima, 1 de febrero de 2021