Edición 63

Tener un Trastorno Específico del Aprendizaje en el Perú

Necesitamos protocolos por los cuales los trastornos se detecten antes de que sean un problema. Necesitamos que la detección temprana sea la norma y no la excepción

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Priscilla Talavera | EDUCACCIÓN

“Miguel” es un niño de 9 años que habla poco, tiene una gran afición por el fútbol y sueña con ser parte de la selección nacional algún día. Su tutor no le permite salir al recreo – “hasta que te aprendas la tabla del 7 y el 8”- le dice. “Miguel” odia el colegio, llega diariamente a casa diciendo que es “burro” y que ya no quiere regresar. En casa, su papá le grita cuando regresa con una mala nota, sobre todo en matemáticas e inglés – “¡No gasto mi dinero en un colegio privado para que saques estas notas!” – Le amenaza con quitarle la pelota si es que recibe una queja más del profesor. Su mamá se preocupa porque cada que tiene un examen, “Miguel” se pone a llorar y tiembla, hace poco encontró hojas rotas del cuaderno de inglés en la mochila. Todas con anotaciones hechas por la profesora. Pocos meses después “Miguel” fue llevado a una evaluación psicopedagógica y fue diagnosticado con dislexia y discalculia.

La primera vez que el término “learning disabilites” (dificultades del aprendizaje) fue utilizado por Kirk y Bateman (1962) este fue relacionado con un desorden o retraso causado por algunos procesos implicados en uno o más cursos escolares. En la última versión del DSM V se describe a los trastornos específicos del aprendizaje como: “Desorden del neurodesarrollo que se manifiesta durante los primeros años de enseñanza escolar y se caracteriza por dificultades persistentes y perjudiciales para la adquisición de habilidades académicas básicas en lectura, escritura y/o matemáticas. El desempeño en aquellas habilidades afectadas se encuentra muy por debajo del promedio según la edad del individuo, o un desempeño aceptable es logrado solo con un esfuerzo extraordinario” (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013).

Otro concepto interesante es el que nos da la fundación ADANA que define a los trastornos del aprendizaje de la siguiente manera: “Una dificultad inesperada, específica y persistente para la adquisición de un aprendizaje pese a una instrucción convencional, nivel de inteligencia y oportunidades socioculturales adecuadas” (Fundación ADANA, 2020). Aquí la fundación ADANA expone un punto importante que vale la pena resaltar; si un niño presenta este diagnóstico no significa que sea menos inteligente que sus compañeros. De hecho, los manuales de diagnóstico utilizan como indicador de diagnóstico diferencial una inteligencia menor al promedio.

Antes de seguir, se deben aclarar la terminología que se está usando: Cuando hablamos de un “trastorno específico del aprendizaje” se trata del término medico usado para el diagnóstico formal; “dificultades del aprendizaje” es un término usado por educadores y sistemas legales alrededor del mundo. A pesar de no ser sinónimos, los niños con un diagnóstico formal son considerados dentro de los sistemas educativos como aptos para recibir adaptaciones y modificaciones curriculares.

Las estadísticas actuales nos dicen que hasta un 10% de niños tienen un Trastorno Específico del Aprendizaje (Butterworth & Kovas, 2013), esta frecuencia supera por mucho a otros trastornos del desarrollo que son más conocidos como el Trastorno del Espectro Autista o la Discapacidad Intelectual. Sus números se comparan, incluso, con diagnósticos pediátricos tan comunes como el asma con una frecuencia también del 10% (Moral Gil, Asensio de la Cruz, & Lozano Blasco, 2019).

Actualmente existen, de manera oficial, 3 tipos de Trastornos Específicos del Aprendizaje: dificultades en la lectura (comúnmente conocido como dislexia), dificultades en la expresión escrita (comúnmente conocido como disgrafía), dificultades en la matemática (comúnmente conocido como discalculia). Sin embargo, la problemática va mucho más allá de las aulas. Estudios revelan que si este tipo de trastornos no son atendidos en una etapa temprana, los estudiantes tienen riesgo de recurrir a mecanismos de protección para salvaguardar su autoestima, como lo es: dejar de ir al colegio. (Rimrodt & Lipkin, 2011)

Rimrodt y Lipkin describen dos etapas previas antes de llegar al fracaso escolar: Sobreesfuerzo para aprender y angustia escolar. Ellos hacen la similitud de los trastornos específicos del aprendizaje, con episodios respiratorios. Cuando un niño sufre de un paro respiratorio el medico está seguro de dos cosas:

  1. Una falla respiratoria es el resultado de un conjunto de condiciones previas, pero el diagnóstico final se verá a través de una historia enfocada.
  2. Cualquier intervención que comience en este punto, tiene muchas más probabilidades de funcionar si los signos de alarma se detectaron cuando existía una dificultad respiratoria (antes de convertirse en una falla).

De igual manera, cuando un niño que se encuentra experimentando fracaso escolar (Repetición de año, expulsión escolar o deserción) estamos seguros de dos cosas:

  1. El fracaso escolar es el resultado de un conjunto de problemas previos, pero el diagnóstico final se determina con una historia enfocada a trastornos del aprendizaje.
  2. Cualquier intervención en este punto, tiene muchas más probabilidades de funcionar si los signos de alarma se detectan cuando existe angustia escolar o sobreesfuerzo para aprender.

Es por esta razón que se debe resaltar el rol de los controles del desarrollo que los autores sugieren: a los 30 meses de edad se podría identificar problemas precoces a nivel preescolar, y a los 48 meses se pueden identificar problemas específicos con decodificación, escritura y asociación sonido-símbolo temprano.

Estos trastornos afectan a los niños no solo en el área académica, pero también de manera emocional y económica, a ellos y a sus familias. La baja autoestima, los problemas emocionales, los problemas de adaptación, problemas en la educación superior y el campo laboral son sólo unas cuantas vallas que estos niños van a tener que superar a lo largo de su vida si es que no son intervenidos tempranamente y de manera correcta.

Tan severo es el problema que existen numerosos estudios que relacionan los problemas y trastornos específicos del aprendizaje con la delincuencia juvenil: En Nueva Zelanda se encontró que en residencias post-sentencia para jóvenes, la incidencia de Trastornos del Aprendizaje fue del 91.7% (Ricklidge, McLean, & Bateup, 2013). Y yendo más lejos aún, en un estudio longitudinal de 5 años se encontró que los jóvenes con Trastornos Específicos del Aprendizaje eran 2.8 veces más propensos a entrar nuevamente a una correccional y era 2.2 veces menos probable que consiguieran trabajo o se inscriban al sistema educativo nuevamente dentro de los 6 meses posteriores a su liberación, comparados con sus pares que no tenían este diagnóstico. (Bullis, Yovanoff, Mueller, & Havel, 2002).

En Perú en el año 2018 se dictó la ley N°30797, en donde se promueve la educación Inclusiva. Sin embargo, aún no se tienen las disposiciones claras para niños con Trastornos específicos del Aprendizaje.

Nuestra realidad es la de un país multicultural, con distintos idiomas, cosmovisiones, religiones y/o razas. Pero también somos un país con muchos problemas en el sistema educativo. Volviendo al concepto de Trastornos Específicos del Aprendizaje por la fundación ADANA, donde mencionan las oportunidades socioculturales, vemos que un buen grupo de niños en el Perú sufren una gran desventaja con respecto a lo demás. Niños que son discriminados por su forma de hablar y por su forma de pensar, siendo estos factores que forman parte de su identidad. Niños que a la fecha de hoy no cuentan con internet, con recursos económicos, e incluso con algo tan esencial como agua en sus colegios. En el 2018 la Guía para Screening y Evaluación de Trastornos Específicos del Aprendizaje en países de bajos y medianos recursos, utiliza como parte de un cuestionario inicial los siguientes indicadores: “¿Es el contexto cultural del niño diferente a la cultura del colegio o la comunidad? Si es así, ¿Los materiales han sido adaptados para reflejar su cultura?” y “¿El lenguaje materno del estudiante es diferente al utilizado en el colegio? Si es así, ¿Se ha evaluado el conocimiento de la lengua de instrucción dentro del colegio? (Hayes, Dombrowski, Shefyck, & Bulat, 2018)

Pero, ¿qué tanto de esta problemática puede explicar los niveles de fracaso escolar en Perú? El año 2019 2.4% de los niños matriculados en primaria repitieron el año, mientras que el 2.9% de adolescentes matriculados en secundaria pasaron por la misma situación. Por otro lado, la tasa acumulada de adolescentes de 13 a 19 años con deserción escolar (secundaria incompleta) al 2018 fue de 5.6% y la tasa acumulada del mismo grupo etario con primaria incompleta fue de 9.3%. (Ministerio de Educación del Perú , 2020).

Estas cifras nos muestran que al menos 16 de cada 100 personas de hasta 19 años en el Perú no tiene una formación escolar completa. Lo cual es preocupante si relacionamos los niveles de violencia existentes en nuestro país y peor aún, los crímenes que son cometidos por jóvenes con estas cifras.

Como profesionales dentro de esta área debemos cambiar nuestro enfoque, se deben crear protocolos en los cuales estos trastornos se detecten antes de que sean un problema. Protocolos en los que la detección temprana sean la norma y no la excepción, y más allá de la detección se deben crear normas y figuras legales en las que protejamos a niños como “Miguel”. Debemos eliminar los estigmas y normalizar la neurodiversidad, para de esa manera poder pensar en un país en donde todos tengan las mismas oportunidades.

Lima, 7 de setiembre de 2020

REFERENCIAS

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Arlington: American Psychiatric Association Publishing.

Bullis, M., Yovanoff, P., Mueller, G., & Havel, E. (2002). Life on the “Outs”-Ecamination of the facility-to.community transition of incarcelated youth. Exceptional Children, 7-22.

Butterworth, B., & Kovas, Y. (2013). Understanding neurocognitive developmental disorders can improve education for all. Science, 340.

Fundación ADANA. (25 de mayo de 2020). Definicion y Tipos de Trastornos Del Aprendizaje. Obtenido de Fundación ADANA sitio web: https://www.fundacionadana.org/definicion-y-tipos-trastornos-del-aprendizaje/

Hayes, A. M., Dombrowski, E., Shefyck, A. H., & Bulat, J. (2018). Learning Disabilities Screening and Evaluation Guide for Low- and Middle-Income Countries . Research Triangle Park, NC: RTI Press.

Ministerio de Educación del Perú . (29 de mayo de 2020). Tendencias-Serie desde 2016. Obtenido de ESCALE: http://escale.minedu.gob.pe/ueetendencias2016

Moral Gil, L., Asensio de la Cruz, O., & Lozano Blasco, J. (2019). Asma: aspectos clínicos y diagnósticos. Protc diagn ter pediatr, 103-115.

Ricklidge, J., McLean, A., & Bateup, P. (2013). Criminal offending and learning disabilities in New Zealand youth: Does reading comprehension predict recidivism? Crime & Delinquency, 1263-1286.

Rimrodt, S. L., & Lipkin, P. H. (2011). Learning Disabilities and School Failure. Pediatrics in Review, 315-323.

 

 

Priscilla Talavera
Licenciada en Psicología de la Universidad Continental. Estudiante de la Maestría en Psicología Educativa con mención en psicología escolar y problemas del aprendizaje de la Universidad Cayetano Heredia. Coordinadora del área de Psicología de la Asociación Compartir con experiencia de más de 03 años en Trastornos del Neurodesarrollo.