Ricardo Bedoya / Páginas del diario de Satán
“Visiones extrañas” (Before I Wake)es una película atractiva, a pesar de todos sus problemas. Cuenta la historia de un niño que tiene el poder de convertir sus sueños en hechos tangibles y fatales.
Pero lo importante no es eso. Es un filme sobre el duelo y el vacío que deja la muerte de alguien muy querido. Por eso, los momentos de pesar se mezclan con los de miedo. Van juntos, se funden; son uno solo.
“Visiones extrañas” es sombría, de acciones lentas y personajes melancólicos. En ella se siente el estilo de un director, Mark Flanagan, que prefiere instalar un vago sentimiento de desolación en lo que pudo haber sido un show de efectos especiales.
Flanagan apuesta a lo atmosférico. Las imágenes de los pasillos de la casa, de tenue iluminación, resultan inquietantes. Lo mismo ocurre con los espacios familiares que se transforman en escenarios de representaciones placenteras o de pesadillas siniestras. Son los lugares donde se encuentran la pena con el terror.
Lástima que la película opte, en la parte final, por explicarlo todo. Las claves psicoanalíticas, y la apoteosis sentimental, terminan por anular la fantasía.
Fuente: Páginas del diario de Satán / Lima, 5 de octubre de 2016