Kimberly Alarcón Rojas | EDUCACCIÓN
Let everything happen to you: beauty and terror. Just keep going. No feeling is final.
[Deja que te pase todo: belleza y terror. Solo continúa. Ningún sentimiento es definitivo]
Rainer Maria Rilke
Estos últimos días han sido especialmente tensos en el país. El escenario político generó tal grado de polarización que era casi imposible no tener conversaciones difíciles con amistades, parientes o conocidos sobre nuestras preferencias electorales. Ya en un artículo anterior había abordado el tema de la percepción de la realidad de país y de la democracia que se pretendía defender según el punto de vista desde el que se observe, o, para el caso específico, del nivel socioeconómico en el que se encuentre. Ahora que la elección ya se produjo y que quedaron evidentes las preferencias y las apuestas que cada votante libremente manifestó, queda preguntarnos ¿Qué sigue? ¿Qué puede venir después de todo lo dicho y hecho, en muchos casos de manera hiriente, ahora que solo nos queda caminar hacia adelante?
La salida más sensata es hacer un espacio para que ingrese la calma y nos preparemos para tender nuevos puentes o reconstruirlos. No es una tarea fácil y de hecho requiere de por lo menos un requisito: hallarle sentido y concederle un margen de razón y sentido a quien ha opinado de manera diferente a la de uno mismo. Mientras más se descalifique o se invalide la opinión del otro mediante adjetivos como “ignorante”, “antipatriota”, “resentido” o demás etiquetas que se están viendo seguido últimamente, más difícil será poder hallar algún tipo de terreno común.
Es posible que en estos días se hayan dañado varias relaciones entre amistades y familiares debido a sus preferencias políticas, pero considero que más que la preferencia lo que ha causado tales daños ha sido el modo en el que estas eran defendidas. Caer en el racismo, la discriminación o la calumnia nunca son y nunca han sido medios adecuados para hacer válido un argumento, sino todo lo contrario, utilizarlos genera desconfianza y más bien fortalece el pensamiento de aquel que se está pretendiendo criticar o persuadir.
Si bien hasta cierto punto es comprensible que las personas puedan recurrir a tales técnicas impulsadas principalmente por la cólera o la desesperación, el uso sostenido, recurrente y poco reflexivo sobre sus consecuencias denota más una característica estructural que coyuntural de ese tipo de pensamiento. La poca apertura a la autocrítica y la poca tolerancia dificultan la comunicación y ante esta ausencia, es menos probable una reconciliación sincera. Digo menos probable porque no la considero imposible, así tenga solo una chance de 1%.
Estamos ahora en el momento justo para abrir paso al diálogo y para ellos va a ser necesario distinguir entre si estamos buscando la verdad o si estamos buscando tener razón, si estamos siendo seguros o seguras o si estamos siendo arrogantes con nuestra perspectiva de la realidad. Recientemente me topé con un video interesante que ilustra esta diferencia: Por qué crees que tienes razón incluso si estás equivocada y cuyas conclusiones comparto:
- Podemos tener mentalidad de soldado (protege sus creencias y busca vencer al enemigo) o mentalidad de explorador (busca entender e identificar posibles obstáculos, entender el campo por cómo es). Atención, ambos roles son importantes según el contexto.
- El pensamiento del soldado está basado en defender, el pensamiento del explorador se basa en la curiosidad, la apertura y la sensatez.
- Para mejorar nuestro juicio individual y como sociedad necesitamos tener mentalidad de explorador y aprender a sentirnos orgullosos en lugar de avergonzados cuando notamos que nos hemos equivocado en algo. Asimismo, necesitamos encontrar información que ponga a prueba nuestras creencias y contradiga nuestros prejuicios.
Quizás en los días previos al 06 de junio, o incluso hasta ahora también, hayamos estado fuertemente sujetados a nuestra mentalidad de soldado porque era lo que parecía pertinente para el contexto. Ahora, es sumamente necesario abrirle paso a la mentalidad de explorador para poder empezar a entendernos mejor, reestablecer los puentes que pudieron haber quedado quebrados en el camino y construir un país vivible para la mayor cantidad de personas posible.
Ojalá todos quienes se ha perdido contacto últimamente puedan tener la opción de reflexionar sobre lo que cerrar las puertas al diálogo implica. Pasar de la mentalidad de soldado a la de explorador va a poner a prueba nuestra madurez emocional. Superarla con éxito va a ser, de seguro, un gran regalo individual y social este 28 de julio de Bicentenario.
Lima, 10 de junio de 2021