Edición 88

¿Y por qué hay un día de la mujer?

Discurso de Patricia Salas O'Brien por el reconocimiento recibido de la Municipalidad de Arequipa en el día de la mujer

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En días como hoy, el Día Internacional de las Mujeres, no falta alguien que me pregunta ¿y por qué hay un “Día de la Mujer” si las mujeres pueden ser o hacer lo que quieran y ya tienen todos los derechos?

Es cierto, hoy tenemos muchos más derechos: Las mujeres podemos votar, educarnos, trabajar fuera del hogar…, pero… seamos sinceros, aunque tenemos importantes avances, tenemos aún grandes pendientes y, lo que es peor e indigna decirlo, estamos en tiempos de retrocesos.

Para nadie es novedad que nuestras leyes sólo se cumplen parcialmente o no se cumplen, pero como decíamos en estos días, están haciéndonos retroceder.

Lo cierto es que vivimos en una sociedad con un patriarcalismo fuertemente arraigado, donde las mujeres -la mitad de la población- es víctima de múltiples discriminaciones, desde las más grotescas hasta las más sutiles, pero es víctima también de muchas formas de violencia.

“Ya tienen todos los derechos”, nos dicen… pero estamos subrepresentadas: en la vida política, somos la mitad de la población, pero sólo 30% de congresistas son mujeres; peor aún sólo el 4% de alcaldes distritales, son mujeres.

Igualmente tenemos muy pocas rectoras de universidades y son invisibles las artistas, las científicas, las líderes sociales…

En el Perú, más del 30% de las mujeres no tienen un ingreso propio; entre las mujeres rurales, son el 42% y si hablamos de mujeres de la selva que hablan lenguas nativas, el porcentaje se eleva a 45%. Pero más llamativo aún 57%, más de la mitad de las mujeres unidas (casadas o convivientes) no tienen independencia económica… ¿De qué tipo de igualdad de derechos estamos hablando? ¿Qué posibilidades tienes todas ellas de tomar las decisiones sobre su cuerpo y su vida o, por lo menos, protejan su integridad como personas dignas libres de humillaciones y violencia?

Procurar que las mujeres sean económicamente solventes es una meta que debemos imponernos cada una de nosotras, cada familia. Y, por supuesto, es un deber de las diversas instancias del Estado.

Pero las mujeres SÍ trabajamos.

De acuerdo al INEI, las mujeres trabajan, en promedio, 75 horas por semana; y los hombres, 66. Es decir, las mujeres trabajamos 9 horas más que los varones. Sin embargo, de todas esas horas trabajadas, las mujeres dedican al trabajo en el hogar que NO es remunerado 39 horas a la semana y los hombres solo 15 horas (más o menos la tercera parte).

Como en el caso anterior la situación es más grave si las mujeres tienen menos educación o viven en áreas rurales; es decir, si son más pobres. Es decir, las mujeres sí trabajamos, pero no nos pagan. Recordemos que el 7.6% de las mujeres actualmente, son analfabetas, mientras que entre los varones el analfabetismo sólo llega al 2.7%.

Si esto no nos parece suficiente, “a las mujeres nos están matando”. Todavía son altas las cifras por muerte durante el parto y pos parto o en abortos clandestinos, pero más aún, en el 2021 el Ministerio de la mujer ha registrado 140,833 casos de mujeres víctimas de violencia familiar o sexual, más del triple de casos que el 2014. En Arequipa, la situación es más grave ya que la cifra se ha quintuplicado. De 2,094 a 12, 329 casos. El 2022 cerró con 113 casos de feminicidio y, en lo que va de este año, ya contamos con 8 presuntos casos, 2 de ellos, en Arequipa.

Con estos pocos ejemplos, alguien puede aún preguntar ¿para qué se necesita un Día de la Mujer? A la luz de estos datos, ¿alguien puede decirnos, en un día como hoy “Feliz día de la Mujer”…?

El 8 de marzo es el día de recordar que ésta es una sociedad patriarcal y capitalista. Es especialmente injusta para las mujeres, y que es más injusta aún si las mujeres son pobres o indígenas… El 8 de marzo es el día para recordar las tareas pendientes, y es obligación del Estado diseñar, ejecutar y financiar normas y acciones que reviertan esta situación.

Una tarea imprescindible es la implementación de servicio de apoyo a las labores de cuidado que recae, en gran parte, en los hombros de las mujeres. Mujeres que deben reducir sus horas de trabajo o estudio, postergando legítimas aspiraciones. Mujeres que tienen que llevar a sus hijo/as pequeñas a sus centros de trabajo o estudio, o a los actos de su ejercicio ciudadano; a las protestas, a riesgo que las acusen de “descuidar” sagradas obligaciones, o que un ministro insensato e insensible las juzgue, y se permita compararlas con animales… o afirmar que “alquilan a sus niños” …

¿Dónde están los servicios de guardería infantil, los centros de atención de adultos mayores o personas con discapacidad…? ¿Donde? En la responsabilidad de los hogares y, dentro del hogar, bajo la responsabilidad de las mujeres.

Es urgente tener sistemas de salud y educación que les permitan un ejercicio libre y sano de su sexualidad, con acceso a educación sexual integral, con suficiente cobertura y calidad en la atención del embarazo la maternidad y también para sus procesos de menstruación y menopausia y, por supuesto de herramientas para casos de violación y embarazos no deseados.

Es inaceptable que el congreso haya dado una ley que “prohíbe la educación sexual en los textos escolares” o que el tribunal constitucional esté considerando el retiro de la píldora del día siguiente… donde las más perjudicadas siempre serán las más pobres.

Es una tarea imprescindible e impostergable el trabajo en torno a una cultura de relaciones de género basadas en el respeto, el reconocimiento mutuo y la responsabilidad compartida en el hogar y en la ciudad.

Las municipalidades, la organización estatal más cercana al ciudadano/a, tiene condiciones privilegiadas para trabajar con las familias; para generar espacios públicos y medios de transporte amables y seguros, libres de acoso; para propiciar medidas que posibiliten que medios de comunicación y gestores culturales tengan prácticas encaminadas a mejorar las relaciones de género, con atención especial a los sectores en situación de pobreza o de condición indígena.

No ser discriminadas de ninguna manera,
vivir en una sociedad justa,
tener derecho a iguales oportunidades,
tener derecho a nuestra dignidad…
es nuestro derecho.

Y cada 8 de marzo tiene que ser un hito en esta lucha iniciada por esas obreras declaradas en huelga a principios… esta lucha que todavía no ha terminado y que requiere organización y consecuencia.

Arequipa, 8 de marzo de 2023

 

 

Patricia Salas O'brien
Licenciada en sociología de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), con maestría en Estrategias de Desarrollo y Políticas Sociales en la misma Universidad. Concluyó un doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. Ha sido Ministra de Educación (2011-2013) y es docente principal en la Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Sociología de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa (1989-). Ha sido docente principal e investigadora del Instituto de Investigación y Políticas Educativas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (2010-2011). Fue presidenta del Consejo Nacional de Educación (2005 a 2008), y participó en el diseño del actual Proyecto Educativo Nacional.