Edición 84

¿Y si los adultos aprendiéramos como los niños de inicial?

Si queremos sociedades más innovadoras y que estén mejor preparadas para los entornos rápidamente cambiantes, es clave cultivar la curiosidad

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Desde hace unos 3 meses todos mis días empiezan con la misma pregunta. Esa vocecita dulce, de 3 años y medio, me dice: “Mami, ¿Hoy voy a ir al nido?” A la respuesta positiva viene un: “yeeeee” cargado de emoción. Pero no les niego, que me atormenta pensar que llegue un día, en el que ya no ame más la idea de ir a la escuela.

En el marco de la Semana de la Educación Inicial, y a propósito del Día Internacional del Juego, se nos hace vital reflexionar sobre la importancia de atender y acompañar a los más pequeños en su proceso educativo. No solo porque en los primeros 5 años de vida el cerebro aprende a velocidades que jamás vuelve a alcanzar, sino también, porque todo lo que sembremos en esos años será fundamental para las habilidades que se desarrollaran más adelante en la niñez, la adolescencia y la adultez.

Hoy escribo desde mis grandes pasiones: la educación y la creatividad. Y es justo en la educación inicial donde hay un punto de encuentro inquebrantable entre ambas, pues a través de la gestión adecuada de esa curiosidad innata por descubrir el mundo que tienen los niños y niñas en esta etapa, se crean las bases para el pensamiento creativo que a futuro nos llevará a encontrar nuevas soluciones a los problemas que enfrentaremos.

Eso quiere decir que, si queremos sociedades más innovadoras y que estén mejor preparadas para los entornos rápidamente cambiantes, es clave cultivar la curiosidad y, sobre todo, es fundamental que podamos seguir aprendiendo a lo largo de nuestra vida como lo hicimos en esos primeros 5 años.

Según Mitchel Resnick, profesor investigador, líder de la comunidad de Aprendizaje Creativo del MIT Media Lab y autor del libro “Lifelong Kindergarten*” (Nido de infantes para toda la vida); el invento con mayor impacto de los últimos 1000 años lo hizo Friedrich Froebel, pedagogo alemán, cuando fundó el primer nido para infantes en 1837. Resnick describe la propuesta como una nueva aproximación, que es radicalmente diferente a la educación tradicional, y destaca que las características educativas planteadas por Froebel, son incluso apropiadas para el aprendizaje en el siglo XXI.

Al parecer Froebel estaba convencido de que el modelo tradicional que todos hemos experimentado (docentes frente a un salón transmitiendo información e instrucciones, con estudiantes sentados uno detrás de otro, tomando notas), no funcionaría con estudiantes de 5 años. Entonces planteó un concepto de aula donde todo fuera más interactivo. Diseñó y desarrolló materiales que permitan a niños y niñas aprender jugando y colaborando con otros para:

  • Comprender ideas y conceptos.
  • Experimentar la creación de estructuras y descubrir la estabilidad.
  • Explorar los colores y mezclarlos.
  • Y lo más importante: aprender del proceso creativo al experimentar ellos mismos cómo una idea puede convertirse en un proyecto.

El problema es que esta forma de aprender con mentalidad y actitud creativa acaba muy temprano en nuestras vidas. Recuerdo haber conversado algunos años atrás con Jimena Rodríguez que en ese momento era Profesional de Enseña Perú y maestra de primer grado. Estaba preocupada y buscando soluciones a los altos niveles de frustración en sus estudiantes. Para ella esto se debía a la transición desde una educación inicial centrada en el juego, a la primaria, donde se les pedía permanecer “sentados y atentos a la pizarra” la mayor parte del día. Ahora pensemos que el problema puede ser aún mayor si en vez de hacer más interactiva la educación primaria y secundaria, empezáramos a encontrar nidos que tiendan a parecerse cada vez más a las escuelas tradicionales.

Resnick, por su lado, y para enfrentar este desafío, nos propone 4 principios claves conocidos como “Las 4P” del aprendizaje creativo: Proyectos, Pasiones, Pares y Juego (Play en inglés). Inspirado en cómo los más pequeños viven estos procesos con éxito, nos invita a aprender a lo largo de nuestra vida a través de actividades que nos comprometan con proyectos. Estos deben estar basados en nuestras pasiones, permitirnos colaborar con nuestros equipos, y fomentar un espíritu de juego.

En estos días en los que conmemoramos el rol determinante de la educación inicial y la importancia del juego en nuestras vidas, es importante mencionar que la buena noticia es que tenemos diversas posibilidades para incorporar, a la edad que sea, estos principios. Podemos hacerlo a nivel personal, familiar y/o profesional, en nuestra forma de aprender y liderar; imaginamos una idea que solucione un problema de nuestro interés, la compartimos y desarrollamos con otros, la probamos, y vamos redefiniendo esa idea basándonos en la experiencia de lo que estamos probando.

Se trata entonces, de abrir nuestra mente a trabajar con otros y colaborar profundamente, de empujarnos a seguir nuestras pasiones y hacernos preguntas sobre los temas que más nos interesan, de convertir nuestras ideas en proyectos y de darnos permiso para jugar y disfrutar en el camino, y eso, es justamente, lo que más tenemos que aprender como adultos, de los más pequeños.

Ahora cuéntame, ¿Te animas a incorporar las 4P del Aprendizaje Creativo a tu vida diaria?

*El grupo Lifelong Kindergarten desarrolla tecnologías, actividades y comunidades para involucrar a los niños y niñas, de todos los orígenes, en experiencias de aprendizaje creativo, para que puedan desarrollar su pensamiento, sus voces y sus identidades.

Andrea Ospina
Certificada por el MIT en el Programa Liderazgo en la Innovación, y con Maestría en Emprendimiento Educativo en el Tecnológico de Monterrey. Se desempeña como Jefa de Marca y Acción Colectiva en Enseña Perú, además es fundadora Quaterni una consultora especializada en promover la creatividad para la innovación en el ámbito personal, profesional, social y corporativo. Especialista en Educación y Tecnología, en Liderazgo para la Innovación y en procesos creativos individuales y colaborativos.