Edición 95

Hacia el concepto de la comprensión en lectura

Se puede ir consolidando una metodología que ayude a superar los problemas que padecemos hoy

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Muchas son las definiciones de lectura existentes en la bibliografía especializada. No conviene buscar cuál puede ser la más certera porque, si se mira bien, cada definición incide sobre algún aspecto de la lectura, que es un proceso multifacético difícil de asir en su integridad. Y destacando alguno de los aspectos, las definiciones aciertan, pero no abarcan ese misterioso universo de operaciones que es la lectura.

No obstante, disponemos hoy de un concepto que nos conviene para varios efectos. Aunque se pueda decir que se refiere solo a una parte de la verdad, resulta ser en extremo productivo: La lectura es un proceso intelectual de construcción de significados a partir de un texto.

Este concepto de lectura reconoce la presencia activa del lector, que no se limita a recibir el contenido de un texto como si su mente fuera un recipiente dispuesto a recibir lo que se vierte en él. El lector pone en obra su actividad. Él construye lo que ha de guardar en su memoria, aunando lo que halla en el texto con el saber que ya posee (aunque no es solo saber -un saber del mundo y de la lengua- pues intervienen sus emociones, intereses, expectativas, hasta prejuicios o conceptos imprecisos).

Lo aceptamos sin reparos: Aquello que queda en la mente luego de la lectura es un significado distinto de lo que exponía el texto y diferente de lo que ya sabíamos.

Pero ¿qué es eso de “construcción de significados”? La explicación puede ser hallada a la luz de las explicaciones de Teum va Dijk y de Walter Kintsch, dos de los mayores investigadores en el campo de la gramática textual. Ellos sostuvieron que el lector, a medida que lee, construye, una representación mental del texto (circa 1978); después, profundizando en su exploración, ambos investigadores concluyeron (circa 1983) que el lector construye también y al mismo tiempo, un modelo mental de la situación mentada por el texto (1). Naturalmente, estos productos, representación del texto (RT) y modelo de la situación (MS), son resultado de múltiples operaciones cognitivas y pueden ser el comienzo de otras.

Cuando el lector consigue estas representaciones se puede considerar que ha comprendido el texto que tenía entre manos. Van Dijk lo dice en forma sumaria: “Si los usuarios del lenguaje pueden construir (o recuperar) un modelo satisfactorio del discurso, entonces decimos que han “comprendido” texto” (2).

Aun presentada en forma resumida, esta explicación del proceso de la comprensión es suficiente para mostrar que este modo de trabajar posee enormes proyecciones en el plano campo personal como en el de la enseñanza.

El lector necesita lograr las dos representaciones mencionadas, que son, necesariamente, sinérgicas (no se puede llegar a una sin haber logrado la otra) pero no persigue conseguirlas al mismo tiempo. Precisa descubrir la organización formal y temática del texto como base para el análisis, del cual se irá desprendiendo el modelo de situación. A partir de allí podrá avanzar en otras operaciones. Justamente he asumido esta posición al escribir mi libro “Cómo leer mejor”. Pero hay algo más: El esquema de lectura explicado por Van Dijk y Kintsch puede sustentar una metodología de enseñanza de la lectura, incluida la evaluación, cuyo empleo significaría un cambio rotundo en el trabajo de la educación escolar. Con una gran confianza en la solidez de esas bases, he tomado en cuenta este nuevo planteamiento en mi libro de próxima publicación “Didáctica de la lectura de estudio en la Educación Primaria”.

Es preciso decir que los asertos de Van Dijk y Kintsch no son producto de una iluminación, como el ¡Eureka! atribuido a Arquímedes. El concepto de ‘modelo’ comenzó su recorrido en la ciencia en 1943, con la publicación del libro “The nature of explanation” del sicólogo y filósofo escocés Kenneth Craik, que adelantó la idea de que la mente trabaja con modelos. Más cerca de nosotros, se hallan los trabajos de Frederick Bartlett, que hablan de los esquemas como recurso del conocimiento y de la memoria y ya en nuestros días.

Asistimos, pues, a un acercamiento prometedor para entender la lectura, que ya está elucidando puntos sobre los cuales, lo reitero, se puede ir consolidando una metodología para el aprendizaje y enseñanza de la lectura que ayudaría a superar problemas que padecemos hoy (no solo nosotros), al no conseguir que la población pueda aprovechar, mediante la lectura, el enorme legado cultural que recibimos desde antiguo por medio de la palabra escrita.

Notas

(1) Teum van Dijk y Walter Kintsch: Strategies of discourse comprehension. New York, Academic Press, 1983
(2) Teum van Dijk: “Modelos en la memoria. El papel de la representación de la situación en el procesamiento del discurso”. En: Revista latina de pensamiento y lenguaje. Vol 2, Nº 1, México, 19943-1994

Lima, diciembre de 2023

 

Manuel Valdivia Rodriguez
Docente, graduado en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta. Se desempeña actualmente como asesor pedagógico. Ha trabajado en proyectos educativos para organismos internacionales en Perú, Bolivia, Ecuador, Guatemala. Responsable de la Diplomatura en Didáctica de la lectura y producción de textos funcionales en la educación primaria en la PUCP. Especialista en temas de pedagogía general y pedagogía del lenguaje, currículo, educación bilingue, educación rural. Tiene un blog: Gaceta de Educación y Pedagogía.