Edición 89

Lo que nos cuesta no atender la alta capacidad

¿Cuánto le cuesta al Perú seguir desatendiendo el potencial de decenas de miles de estudiantes con altas capacidades?

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Desde el año 2015 conozco el Programa de Atención Educativa para Niños con Facultades Talentosas Sobresalientes – PAENFTS. Me acerqué para hacer una evaluación objetiva y académica, como parte de una tesis que evaluaría aspectos de gestión y gobernanza. Y me quedé enamorado de sus características y particularidades.

Conocí a un personal docente que, a pesar que cada año tiene que batallar para asegurar su renovación de contrato de forma extemporánea por dificultades en las normas de contratación o que sueña con un nombramiento que a menos que haya cambios estructurales no llegará, por el hecho de estar en un programa “raro” que nadie conoce, que no tiene normativas propias, etc., da lo mejor de sí y entrega todo por sus estudiantes.

También he conocido a padres de familia con un nivel de organización superlativo, que hace 35 años vienen realizando actividades pro-fondos, asumiendo costos y participando de faenas de limpieza para apoyar a este programa que, sin su apoyo, no hubiera podido resistir tantos años sin presupuesto propio. Padres muchos de ellos pobres, que tienen que recorrer toda la ciudad para llevar y traer a sus hijos al programa en un horario vespertino y complicado; que además de ello en casa tienen que lidiar con las demandas de niños con miles y miles de preguntas, dudas, reflexiones profundas sobre la vida, la filosofía, el universo.

Una necesidad

Gracias al PAENFTS también he conocido, cada año, a un par de cientos de chicas y chicos con altas capacidades, algunos pocos con superdotación, otros más con talentos específicos. Todos ellos con muchas ganas de aprender, de crecer, de surgir, de aprovechar esa capacidad que tienen. Pero también, gracias a la existencia de este programa pionero, he podido reflexionar sobre lo mucho que se necesitan otros servicios similares en todas y cada una de las latitudes del país.

En este espacio ya he abogado por la necesidad de atender las altas capacidades. También me he referido a las estimaciones de estudiantes con presuntas altas capacidades sobre los estudiantes matriculados en educación básica regular y alternativa, como por ejemplo que el 2% de matriculados serían superdotados según Mensa Internacional, el 10% tendrían algún talento según F. Gagné (2015) y el 15% podrían tener altas capacidades según Renzulli (2015, 2016).

Con estas estimaciones he llegado a la conclusión de que necesitamos programas PANETS [1] no solo en cada región del país, sino también en cada provincia y en varios lugares con mucha densidad poblacional hasta uno o más de uno en cada distrito, aunque por una cuestión organizativa y del sector educación tendríamos que basarnos en las jurisdicciones de UGEL.

Con esa meta en el horizonte, me he propuesto la tarea de llevar esta necesidad a cada uno de los rincones del país, y desde hace algunos años vengo capacitando y sensibilizando a los especialistas de educación básica especial, docentes, padres de familia y a cuanta persona quiera escucharme al respecto, sobre la necesidad de identificar, es decir detectar primero y evaluar después a estudiantes con presuntas altas capacidades, para poder darles una atención adecuada a sus intereses y necesidades educativas.

Una de las reflexiones que motivan este escrito es que muy seguido en mis disertaciones y charlas utilizo argumentos relacionados a las necesidades educativas de los estudiantes que podrían tener altas capacidades, a los beneficios que le traería a las escuelas tener profesores que aplique estrategias de enriquecimiento curricular que incrementarían los niveles de excelencia académica de dichas escuelas, a los beneficios que traería a una localidad, una provincia o una región que lograra atender las necesidades educativas de 100 o hasta 1000 estudiantes superdotados.

¿Una inversión imposible?

Les he pedido a todas aquellas personas que imaginen conmigo qué pasaría en un futuro con estos chicos una vez sean adultos y puedan devolver a su comunidad el tiempo, el cuidado y sobre todo la inversión educativa, pedagógica y didáctica, plasmada en ellos, y de cómo esta inversión se convertiría en oportunidades de desarrollo, innovaciones, inventos, aplicaciones puestas en práctica para levantar a sus comunidades de origen.

Algunos pragmáticos me han refutado desde el llano este sueño, calculando los costos del programa, preguntando, con calculadora en mano, cuántas plazas necesitaremos, cómo vamos a conseguir el terreno, de qué manera tendrían que ser los ambientes para ofrecer el servicio. Y claro, todavía no tenemos sistematizado todo ello, estamos en coordinaciones con diversas oficinas para ver cuestiones de infraestructura, plazas docentes, normativas, etc.

Es relativamente sencillo imaginar cuánto nos costaría atender a estos chicos en un programa como este. Podríamos calcular, por ejemplo, unas 5 aulas con computadoras para 15 estudiantes cada una, con mesas de trabajo y juegos de mesa y estrategia como Catán, Carcassone, ajedrez, cajas de rompecabezas 3D, rompecabezas de metal y otros ejercicios de estimulación cognitiva, otros salones específicos: de música con instrumentos de cámara, de artes visuales, plásticas, de danza y teatro, laboratorios de ciencias, de computación y de idiomas, cada uno con su profesor, por supuesto. Y todos ellos a nivel de cada provincia y región.

Pero podríamos también imaginar y cuantificar lo opuesto. ¿Cuánto nos costaría no atender a los estudiantes con altas capacidades? Diversos estudios mencionan consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, al corto plazo, los estudiantes con altas capacidades que no encuentran estimulantes y relevantes sus clases tienden a aburrirse, a distraerse en aquello que les llama la atención, hacer daydreaming (rendirse a su imaginación y desconectarse de la clase) y de esta manera cuestionar la autoridad de sus profesores.

Esto podría parecer poco, pero a mediano plazo, la relación con la autoridad se desgasta aún más, se da un mayor ausentismo en las clases, aumenta la ansiedad y el estrés y se abandonan las pretensiones académicas. A largo plazo, son frecuentes la repitencia y la deserción académica, el abuso de sustancias, las conductas de riesgo, la falta de ética o la propensión a delinquir e incluso el autoflagelo e ideación suicida en adultos con alta capacidad frustrados.

El costo de no invertir en el talento

Otra perspectiva para calcular el costo de no atender a estos estudiantes es desde la fuga de talentos, es decir ¿cuánto nos cuesta no hacer nada con esta población cada año en cada localidad donde no se implementan estos servicios? ¿Cuánto nos ha costado desde 1987 -en que se fundó el programa PAENFTS para 20 chicos en Lima- hasta ahora?, ¿Cuánto tiempo, cuánto talento, cuántas oportunidades hemos venido desperdiciando al no atender a los estudiantes talentosos y con altas capacidades desde hace tanto tiempo en todas las regiones del país?

Hoy celebramos al peruano Juan Diego Flórez, quizás el mejor tenor del mundo, que se ha dado el trabajo de promover el talento musical en el país a través de su fundación: Sinfonía Por el Perú. Pero ¿cuántos Juan Diegos, nacidos en provincias, de origen andino o afroperuano, podrían haber encantado con sus voces los públicos del mundo pero que no fueron detectados en su momento, y no tuvieron las mismas oportunidades para estudiar y desarrollar dicho talento?

¿Cuántos peruanos con talento matemático en la Sierra o en la Selva del Perú podrían estar resolviendo enigmas matemáticos como Harald Helfgott si hubieran recibido una atención educativa capaz de desarrollar sus potencialidades desde los 5 años?

¿Cuántos peruanos y peruanas con alta creatividad, innovación y compromiso con el país podrían haber salvado cientos de vidas en la pandemia, como Yanín Reyes Bermúdez, mercadóloga afroperuana, ganadora del Concurso 25 Mujeres en la Ciencia, organizado por 3M por diseñar un equipo de oxigenoterapia de alto flujo para pacientes de COVID-19?

¿Cuántos peruanos y peruanas podrían alcanzar sus metas como Vaneza Caycho Ñuflo, estudiante de la primera promoción del PAENFTS, que pudo ser arquitecta, carpintera, emprendedora, que reinventó la industria de los muebles en 3D en el Perú y que se ha vuelto una lideresa mundial en el negocio de la mueblería digital, los startups en general, y ahora también es profesora en CIDE PUCP? Vaneza ha reconocido que su formación en el programa fue gravitante en su desarrollo socioemocional y que valora mucho esa experiencia ahora en su vida profesional.

No es que esté mal preguntarnos cuánto nos cuesta implementar uno o más servicios PANETS. Es lógico y justo. Pero una pregunta más importante (más lógica y mucho más justa) sería cuánto le cuesta al Perú no invertir en ellos. ¿Cuánto le cuesta al Perú seguir desatendiendo el potencial de decenas de miles de superdotados y dejando que se fugue y se pierda el talento de cientos de miles de estudiantes con altas capacidades?

Lima, 2 de mayo de 2023

Notas

[1] Los PANETS son los Programas de Atención No Escolarizada al Talento y Superdotación, que es como se denomina la estrategia de Educación Básica Especial para un público de Educación Básica Regular y Alternativa, basada en el programa pionero en Lima (PAENFTS), de tal manera que el PAENFTS también es conocido como PANETS Lima.

Jose Manuel Delgado Taboada
Soy Magíster en Gerencia Social con mención en Gerencia de Proyectos y Programas Sociales por la Pontificia Universidad Católica del Perú, licenciado en Psicología con mención en Psicología Social por la PUCP. Cuento también un diplomado de Experto en Altas Capacidades por la UNIR. Gracias a mi tesis en Gerencia Social, que fue un estudio de caso del Programa PAENFTS, fui consultor y luego especialista en talento y superdotación en la Dirección de Educación Básica Especial del MINEDU por año y medio, tengo 10 años de experiencia en el sector de ONG en el desarrollo e implementación de proyectos sociales, y 7 años como docente en educación superior. Actualmente soy profesor de la Carrera de Psicología en la Universidad Científica del Sur.